Se acerca la temporada vacacional y miles de argentinos ya buscan destinos como la playa, la montaña o las grandes ciudades del mundo para disfrutar de los últimos meses del año. Pero esta vez, las valijas viajan más livianas: el efectivo comienza a quedarse en casa.
De acuerdo con un estudio realizado por PYMNTS Intelligence el 74% de los viajeros considera que las billeteras digitales son imprescindibles para sus viajes.
Hoy, esta opción se consolida como el nuevo pasaporte financiero de los turistas, que eligen pagar en el exterior como están acostumbrados en casa. El fenómeno marca una transformación profunda en los hábitos financieros del turismo. Cada vez más argentinos eligen esta modalidad por su practicidad, transparencia y seguridad. Al pagar con billeteras digitales, el usuario accede a la conversión instantánea, evitando los recargos que aplican bancos o casas de cambio.
“El riesgo de robo o pérdida de dinero se reduce al mínimo, ya que todo el capital se resguarda digitalmente y puede recuperarse incluso si se extravía el dispositivo. Las billeteras digitales también ofrecen una visión en tiempo real del consumo, permitiendo monitorear movimientos, enviar fondos a otros viajeros o dividir gastos entre amigos en cuestión de segundos. La transparencia de tasas y conversiones, sumada a la rapidez de las operaciones, refuerza la confianza del usuario y elimina las sorpresas del resumen de tarjeta.” señaló Sebastián Siseles, CEO de Vesseo.
Este cambio de paradigma no solo responde a la comodidad, sino a una nueva generación que entiende el dinero como un activo digital. Las fintech, están impulsando una experiencia financiera sin fronteras, donde pagar en cualquier país ya no implica depender de un banco. Gracias a la tecnología blockchain y a la estabilidad de monedas digitales como USDC y USDT, los viajeros pueden moverse entre economías distintas sin fricciones.
El impacto de esta transformación es también cultural. Los jóvenes viajeros adoptaron con naturalidad el uso de billeteras digitales y lideran un cambio que ya alcanza a otras generaciones. La confianza en la tecnología, la búsqueda de mejores tipos de cambio y la necesidad de inmediatez son los motores de esta evolución.
El fin del efectivo en los viajes ya no es una tendencia en desarrollo: es una realidad que se acelera con cada temporada. “Las billeteras digitales están redefiniendo la relación entre turismo y finanzas, convirtiendo la practicidad en un nuevo estándar global. Vesseo forma parte de este movimiento que transforma la manera en que los turistas pagan, ahorran y disfrutan del mundo. Viajar con dinero físico ya no es una necesidad: es, cada vez más, una historia del pasado.” concluyeron desde Vesseo.
Hoy, más del 80% de las transacciones en los países desarrollados se realizan a través de medios digitales. La Argentina no es una excepción y el avance de los medios digitales no tiene pausa en los últimos años. Según el Banco Central, en 2024, la cantidad de pagos electrónicos creció un 45% frente al año anterior, superando las 28,3 transacciones por adulto, promedio por mes. La digitalización del sistema financiero avanza con fuerza, aportando eficiencia, agilidad y nuevas herramientas de gestión. Sin embargo, este crecimiento también expone vulnerabilidades: en los últimos años, diversas entidades bancarias enfrentaron reclamos significativos por fraudes en plataformas digitales, lo que evidencia la necesidad de reforzar protocolos de seguridad, continuidad operativa y gestión de riesgos.
Los recientes episodios de fallos en telecomunicaciones, cortes de energía o ciberataques en distintas partes del mundo demostraron que los entornos digitales pueden verse interrumpidos de manera repentina. En esos momentos, ciudadanos, comercios e instituciones se enfrentan a restricciones operativas, indica un reciente informe de Prosegur. Allí el efectivo no “vuelve”, porque nunca se fue: permanece disponible, inmediato y funcional para sostener la actividad económica sin depender de infraestructuras tecnológicas.
El efectivo no requiere conectividad, energía ni dispositivos. Es ágil, accesible y está al alcance de toda la población. Su presencia en el sistema financiero garantiza que los servicios esenciales, los comercios y los consumidores puedan operar en cualquier circunstancia, fortaleciendo la resiliencia económica y social.

























