La advertencia de los expertos respecto a los satélites que colisionarían contra la Luna. Fuente: NASA
La Luna se enfrenta a un destino inesperado. En medio de una nueva carrera espacial que busca establecer bases permanentes y explotar recursos mineros, surge una pregunta que inquieta a la comunidad científica: ¿qué haremos con toda la chatarra que dejaremos allá arriba? Sin una atmósfera que desintegre los restos, el satélite corre el riesgo de transformarse en un depósito de hardware obsoleto.
El aumento de misiones está obligando a las agencias espaciales a pensar en "zonas de impacto controlado". A diferencia de la Tierra, donde los satélites se queman al reingresar, en la Luna cada dispositivo que cumple su vida útil termina, inevitablemente, estrellándose contra el suelo.
El riesgo de la basura espacial lunar
El problema no es menor. Se estima que en las próximas dos décadas habrá más de 400 misiones lunares. Esto implica una red de satélites de comunicación y navegación similar a la que rodea nuestro planeta. Cuando estos equipos agotan su combustible, el vacío lunar no ofrece piedad. "Esos satélites tendrán que estrellarse en la Luna, por lo que potencialmente se convertirá en un vertedero de basura", advirtió Fionagh Thomson, investigadora principal de la Universidad de Durham.
La preocupación radica en que estos impactos no son simples "caídas". Los objetos golpean la superficie a velocidades cercanas a los 1,9 kilómetros por segundo. Esto genera vibraciones sísmicas y nubes de polvo abrasivo que podrían arruinar telescopios de alta precisión o, peor aún, borrar sitios de valor histórico incalculable, como las huellas de las misiones Apolo.
Cementerios controlados y cráteres de descarte
Para evitar un caos de escombros, los expertos proponen crear "cementerios" específicos. Se trataría de regiones o cráteres designados donde los operadores puedan dirigir sus naves al final de su vida útil. "Establecer zonas de impacto en la Luna es la solución más práctica", afirmó Ben Hooper, director sénior del proyecto Lunar Pathfinder. Según el experto, esto limitaría la dispersión de desechos y protegería las áreas de interés científico.
Sin embargo, no todos ven estos impactos como un desperdicio total. Algunos investigadores creen que estos choques programados podrían aprovecharse para estudiar el corazón de la Luna. "Si se tiene un objeto de masa, geometría y velocidad conocidas, y se sabe prácticamente dónde impactó, se trata de un experimento fantástico en sismometría", concluyó John Zarnecki, profesor emérito de ciencias espaciales en la Open University.





















