DOLOR. Barco se mostró contrariado por la forma en la que se dio su salida de Boca.
Valentín “Colo” Barco supo ser uno de los jugadores más queridos por el hincha de Boca, pero su despedida del club estuvo lejos de la liturgia reservada para los ídolos. No hubo vuelta olímpica ni foto final: fue abrupta, lateral, y dejó un ruido que todavía resuena. A casi dos años de aquel episodio, hoy instalado en Racing de Estrasburgo, el lateral zurdo volvió sobre ese capítulo y fue directo al hablar del vínculo roto con Juan Román Riquelme.
En enero de 2024, cuando Barco ejecutó la cláusula de rescisión y se marchó al Brighton por 10 millones de dólares, Riquelme (ya presidente del club) cuestionó públicamente la decisión. “A mí me vinieron a buscar muchos equipos y siempre dije que no. El que firma es el jugador. Lo que hizo, para mí, está muy mal”, dijo entonces el ídolo xeneize.
Ahora, Barco respondió sin rodeos. “No me generó nada lo que dijo. No esperaba otra cosa, así que no me sorprendió. En ese momento el hincha se dio cuenta de cómo fueron las cosas y siempre me bancó; por eso estoy agradecido”, explicó. El jugador ya había hablado del tema, pero esta vez apuntó al centro del conflicto.
La historia tuvo varios actos: un debut prometedor, partidos que lo mostraron como una joya en crecimiento, goles decisivos y, luego, el desgaste. Las diferencias contractuales, las ofertas que no prosperaron, las idas y vueltas y la amenaza de quedar marginado del plantel marcaron el tramo final. “En los últimos días llamé al Consejo de Fútbol y no me atendió nadie. El teléfono sonó y sonó. Ya se dieron cuenta de cómo fue todo”, contó en una charla con el youtuber Ezzequiel.
Barco disfruta de su presente en el Viejo Contintente
Barco aclaró que no estaba desesperado por irse a Europa. “Nuestra idea era seguir seis meses o un año más en Boca. Llamaba por eso. Pero ya pasó”, dijo. Hoy, con 21 años, disfruta su presente en Estrasburgo: suma 37 partidos, un gol y ocho asistencias, tras un inicio irregular en Inglaterra y un paso posterior por Sevilla.
Pese al desgaste, no clausura el regreso. “Me encantaría volver algún día. Estoy muy agradecido con la gente y me gustaría devolverles ese cariño”, cerró. El portazo fue ruidoso; la puerta, al menos para él, no está cerrada del todo.























