"Queremos que los chicos aprendan a resolver conflictos"

El profesor de filosofía Franco Jimenez explica el valor que tienen los ejercicios de razonamientos y el desarrollo de la capacidad crítica desde la niñez.

JUGAR A PENSAR. También a través del juego se puede incentivar a los chicos a que resuelvan diferentes situaciones y desarrollen el ingenio. LA GACETA / ENRIQUE GALINDEZ JUGAR A PENSAR. También a través del juego se puede incentivar a los chicos a que resuelvan diferentes situaciones y desarrollen el ingenio. LA GACETA / ENRIQUE GALINDEZ
24 Febrero 2008
Un colegio tucumano instauró con éxito, desde hace un par de años, un proyecto de filosofía dirigido a alumnos de 4 a 18 años. A través de ejercicios de pensamiento lógico y de juegos los incentivan a resolver problemas y les enseñan conceptos filosóficos de una manera entretenida.
“El objetivo es que aprendan a razonar, que sepan resolver conflictos en el futuro, que se planteen preguntas. Lo hacemos porque creemos que es la mejor manera de enseñarles a vivir en el siglo XXI”, detalló el profesor Franco Jiménez.
La idea es que sean críticos con la realidad, que desarrollen esa capacidad. Y para ello, según especificó Jiménez, se aplican diferentes métodos. “En el caso de los chicos, a través de juegos, con cuentos, canciones o ejercicios prácticos (como los dramáticos) los inducimos a activar la inteligencia. Por ejemplo, a un pequeño de cuatro años les enseñamos a identificar colores, formas, números y otros símbolos”, detalló. La recepción de los chicos, según los docentes es positiva, es además de productiva una asignatura divertida.
“El desarrollo de esta capacidad se da sin que ellos lo perciban cuando son chicos y tocamos temas filosóficos adaptados para cada edad. En primer grado hablamos de la familia, de la libertad, de los amigos, de las virtudes o del entorno. Queremos que absorban los conceptos y los métodos (como el de deducción, asociación o construcción de conocimiento con lluvia de ideas) desde pequeños”, expresó el profesor.
No tienen bibliografía que guíe el dictado de la materia. No es una materia de manual. Usan libros como El Principito de Antoine Saint Exupery, textos de Albert Camus y algunos títulos de Sartre, analizan films y trabajan con clases muy participativas. “En la primaria les fomentamos que hagan preguntas o el profesor interroga sobre cuestiones puntuales. Implementamos muchas imágenes y trabajos prácticos, en la secundaria, la asignatura filosofía es la tradicional, la que se dicta en todas las escuelas como parte de la curricula oficial pero hacemos debates, utilizamos cuentos y videos”, describió.
Para el profesor, aprender a pensar es una herramienta útil para toda la vida. “Las normas, las pautas de conducta, el desarrollo de su capacidad  para resolver situaciones de la vida cotidiana... todo lo que se aprende en el campo reflexivo deja una huella para siempre”, sostiene.

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