24 Marzo 2011
EL PEOR MOMENTO. El fiscal Carlos Albaca le transmite a los familiares de Aiziczon la noticia. LA GACETA / LUIS MARIA RUIZ
"Vengan rápido que acá esta el auto". El teléfono resonó en la casa de la familia de Pablo Aiziczon, donde todos los familiares estaban ansiosos por recibir una noticia. Pero el mensaje sepultaba la esperanza y le daba paso a la tragedia. El cuerpo del hombre que había desaparecido el lunes en Yerba Buena estaba en el asiento trasero de su Suzuki Swift, envuelto con una media sombra y con una colcha. Al profesor de tenis de 40 años lo habían desmayado con un fuerte golpe en la nuca y después lo remataron de dos disparos en el pecho. Los asesinos intentaron prenderle fuego adentro del auto, pero como el vehículo fue cerrado herméticamente, las llamas se extinguieron por la falta de oxígeno.
Sobre la base de los dichos de familiares y amigos, los investigadores, encabezados por el fiscal Carlos Albaca, manejan tres hipótesis: una venganza por haber mantenido una relación clandestina con una mujer, problemas de dinero a partir del negocio que había hecho con la cantina que manejó durante el recital de Joaquín Sabina, o un incidente con una joven que involucró a un allegado hace algunos días. De las tres, dijeron en la Policía, la más probable es la primera y ya tendrían el nombre de un sospechoso. Aparentemente a Aiziczon lo llevaron engañado hasta una casa, donde lo ultimaron. Se cree que una mujer fue la que actuó como "anzuelo" para que los asesinos lo atacaran. Y que fue un crimen por encargo, con un mensaje mafioso incluido: un tiro en la mano (eso no se toca). "Queremos saber qué pasó. A mi hermano no lo van a ensuciar porque era una excelente persona. Y no hay nada que justifique que lo hayan matado de esta manera. No vamos a descansar hasta tener justicia", aseguró Paola Aiziczon. El hombre será sepultado hoy en el cementerio Israelita.
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