28 Abril 2011
Borges y Martínez seguirán presos hasta el juicio
Por pedido del fiscal Carlos Albaca, la jueza Ema de Nucci dictó la prisión preventiva contra la pareja, imputada de homicidio simple. El 21 de marzo, Pablo Aiziczon fue asesinado de un disparo por la espalda. Su cuerpo fue abandonado en el asiento trasero de su auto, en un pasaje del barrio Horco Molle.
Jorge Luis Borges y Linda Vanesa Martínez recorrieron, cada uno a su turno, el pasillo de la sede penal de Tribunales. Un policía los acompañó, cubriéndoles la cabeza con una campera negra, hasta el Juzgado de Instrucción Nº II. En esa oficina escucharon las palabras que más temían: estarán detenidos, bajo el régimen de prisión preventiva, hasta que se realice el juicio oral y público por el crimen del profesor de tenis, Pablo Alberto Aiziczon.
La jueza Ema de Nucci evaluó el requerimiento del fiscal de Instrucción, Carlos Albaca. El investigador, sobre la base de las pruebas que se recogieron en la causa, no tiene dudas de que Borges y Martínez asesinaron a Aiziczon.
El 21 de marzo, la víctima debía dar clases de tenis en Unidad Sionista. Jamás llegó. Su cuerpo fue hallado dos días después en el asiento trasero de su auto, en un pasaje de barrio Horco Molle. Personal de la División Homicidios, 72 horas más tarde, logró detener a la pareja.
El un primer momento, ambos se abstuvieron de declarar. Pero el martes 5 pidieron la palabra. Asesorado por el abogado Raúl Ernesto Paz, Borges dijo que él y su pareja estaban preocupados por la situación económica que atravesaban. "Y se nos ocurrió poner un aviso en el canal de chat ?mIRC? ofreciendo el servicio de masajista, sobre el cual Linda estaba aprendiendo (...). Recibimos varios interesados, pero los eliminamos a casi todos porque buscaban sexo y no masajes. Entonces hice contacto con tres personas, que al parecer eran educados. (...) Y se les aclaró que eran sólo masajes", dijo Borges. Y añadió que les dio un número de celular y la dirección de su casa a los "pacientes".
Después, según su versión, se fue a correr al parque Guillermina y regresó a las 15. "Entré a la casa y escuché que Vanesa decía: ?soltame?, y otras cosas que no recuerdo", dijo. Luego, dijo, abrió la puerta del dormitorio y vio que había un hombre, y que Martínez tenía marcas en su pecho. "Sentí algo dentro mío que nunca había sentido (...). Vanesa salió corriendo de la casa (...). El sujeto me hablaba, pero yo no escuchaba nada (...). Él me agarró de la remera, y yo en ese momento manoteo un arma de fuego que tenía arriba del ropero (...). Comenzamos a forcejear en la cama; el sujeto estaba encima mío (...) y se escuchó un disparo", relató Borges. Luego, dijo que se sintió muy mal, pero terminó quemando la mochila que había llevado Aiziczon y su ropa en el fondo de la casa. Y añadió que, sin ayuda, cubrió el cuerpo con unas telas, lo puso en el auto y manejó hasta donde se encontró el cadáver. Después, añadió, fue en taxi hasta su casa, y comenzó a limpiar la sangre. Según él, ni Martínez ni los dos hijos de esta sabían nada. Y añadió que al día siguiente trató de incendiar el auto.
Cuando le preguntaron cómo estaba vestida su pareja cuando ocurrió el crimen, Borges dijo: "tenía remera y una calza negra". Antes, había dicho que explotó cuando vio las marcas en el pecho de la mujer. Y el fiscal usó esta y otras contradicciones en su contra.
Tampoco le creyó a Martínez cuando dijo que, al ver el forcejeo entre Borges y Aiziczon, salió corriendo de la casa.
Así, además de todas las pruebas que recolectó la Policía durante la pesquisa, los imputados acabaron más complicados por sus versiones, en opinión de la Justicia. Ahora, salvo imprevistos, sólo saldrán de sus calabozos para ser llevados a la cárcel. Al menos, hasta que sea el juicio.
La jueza Ema de Nucci evaluó el requerimiento del fiscal de Instrucción, Carlos Albaca. El investigador, sobre la base de las pruebas que se recogieron en la causa, no tiene dudas de que Borges y Martínez asesinaron a Aiziczon.
El 21 de marzo, la víctima debía dar clases de tenis en Unidad Sionista. Jamás llegó. Su cuerpo fue hallado dos días después en el asiento trasero de su auto, en un pasaje de barrio Horco Molle. Personal de la División Homicidios, 72 horas más tarde, logró detener a la pareja.
El un primer momento, ambos se abstuvieron de declarar. Pero el martes 5 pidieron la palabra. Asesorado por el abogado Raúl Ernesto Paz, Borges dijo que él y su pareja estaban preocupados por la situación económica que atravesaban. "Y se nos ocurrió poner un aviso en el canal de chat ?mIRC? ofreciendo el servicio de masajista, sobre el cual Linda estaba aprendiendo (...). Recibimos varios interesados, pero los eliminamos a casi todos porque buscaban sexo y no masajes. Entonces hice contacto con tres personas, que al parecer eran educados. (...) Y se les aclaró que eran sólo masajes", dijo Borges. Y añadió que les dio un número de celular y la dirección de su casa a los "pacientes".
Después, según su versión, se fue a correr al parque Guillermina y regresó a las 15. "Entré a la casa y escuché que Vanesa decía: ?soltame?, y otras cosas que no recuerdo", dijo. Luego, dijo, abrió la puerta del dormitorio y vio que había un hombre, y que Martínez tenía marcas en su pecho. "Sentí algo dentro mío que nunca había sentido (...). Vanesa salió corriendo de la casa (...). El sujeto me hablaba, pero yo no escuchaba nada (...). Él me agarró de la remera, y yo en ese momento manoteo un arma de fuego que tenía arriba del ropero (...). Comenzamos a forcejear en la cama; el sujeto estaba encima mío (...) y se escuchó un disparo", relató Borges. Luego, dijo que se sintió muy mal, pero terminó quemando la mochila que había llevado Aiziczon y su ropa en el fondo de la casa. Y añadió que, sin ayuda, cubrió el cuerpo con unas telas, lo puso en el auto y manejó hasta donde se encontró el cadáver. Después, añadió, fue en taxi hasta su casa, y comenzó a limpiar la sangre. Según él, ni Martínez ni los dos hijos de esta sabían nada. Y añadió que al día siguiente trató de incendiar el auto.
Cuando le preguntaron cómo estaba vestida su pareja cuando ocurrió el crimen, Borges dijo: "tenía remera y una calza negra". Antes, había dicho que explotó cuando vio las marcas en el pecho de la mujer. Y el fiscal usó esta y otras contradicciones en su contra.
Tampoco le creyó a Martínez cuando dijo que, al ver el forcejeo entre Borges y Aiziczon, salió corriendo de la casa.
Así, además de todas las pruebas que recolectó la Policía durante la pesquisa, los imputados acabaron más complicados por sus versiones, en opinión de la Justicia. Ahora, salvo imprevistos, sólo saldrán de sus calabozos para ser llevados a la cárcel. Al menos, hasta que sea el juicio.
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