Las Malvinas y el colonialismo británico

20 Enero 2012
Forma de dominación entre países mediante la que un país o metrópoli mantiene bajo su poder político a otro ubicado fuera de sus fronteras, significa colonialismo, según una de las definiciones que proporciona el diccionario. A lo largo de la historia, los pueblos fuertes han sometido a los más débiles, es decir que se apoderaron de su territorio, de sus riquezas, destruyeron su cultura y les impusieron su lengua y su religión, que es la forma más eficaz de dominación. Durante varios siglos, Inglaterra, España, Francia y en menor escala, Portugal y Holanda, se repartieron una buena parte del mundo. En la segunda mitad del siglo XX, muchas colonias lograron su independencia y otras posesiones fueron devueltas a sus dueños, como ocurrió en 1997 con Hong Kong que volvió a pertenecer a China. El gobierno británico de estos territorios, ocupados por el Reino Unido en 1842, había comenzado en el siglo XIX después de la derrota china en la Guerra del Opio.

Desde hace 179 años, la Argentina viene reclamándole sistemáticamente a Gran Bretaña el reintegro de las Islas Malvinas que nos arrebató en 1833.

En los últimos días, el primer ministro británico, ante la Cámara de los Comunes de su país dijo: "Apoyamos el derecho de los habitantes de las Malvinas a la autodeterminación... Lo que los argentinos han estado diciendo recientemente es mucho más colonialismo porque lo que esta gente quiere es seguir siendo británica y los argentinos quieren que hagan otra cosa".

En contraposición a estas declaraciones, días antes, el periodista británico-estadounidense Simon Winchester expresó en una columna del periódico londinense The Times que el Reino Unido debería repetir el éxito de la entrega de Hong Kong y prepararse para darle las Malvinas a la Argentina. A su vez, el embajador de Irlanda en Buenos Aires afirmó que su país respalda una eventual negociación con Gran Bretaña por la soberanía de las Islas Malvinas. "Se puede llegar a un acuerdo satisfactorio", aseveró.

Nuestro canciller le respondió al primer ministro británico: "Llama la atención que Gran Bretaña acuse a un país como la Argentina que es víctima de una situación colonial como lo han expresado las Naciones Unidas al definir a Malvinas como una cuestión de soberanía y colonialismo. En lugar de convocar a su Consejo Nacional de Seguridad, Gran Bretaña debería llamar al secretario general de Naciones Unidas y responder que acepta las múltiples resoluciones de ese organismo instando al diálogo por la cuestión Malvinas para alcanzar una solución pacífica".

En los últimos meses, la Argentina ha aceitado su estrategia para que Londres acepte el diálogo, buscando el apoyo de las naciones latinoamericanas. En diciembre pasado, los miembros del Mercosur decidieron que los barcos que navegaran con la bandera de las islas Malvinas no pudieran atracar en ninguno de sus puertos, en solidaridad con la Argentina.

La posición inflexible y soberbia de Gran Bretaña es propia de los poderosos. Cuando les conviene, se erigen en estandartes de la libertad y cuando ven sus intereses en riesgo, esgrimen, como en este caso, la bandera de la autodeterminación de los pueblos para justificar su colonialismo. Se dan el lujo de ignorar las resoluciones de la ONU que la instan a dialogar. La Argentina debe seguir consolidando el apoyo de las naciones. Tarde o temprano y por la vía pacífica, las Malvinas volverán a ser argentinas.

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