Por Teresita Carabajal
07 Julio 2012
Hace bien hablar de uno mismo
¿Acaso no queda mal hablar de uno mismo? ¿Qué es lo que hace que la mayoría de las personas utilicen gran parte de su alocución para hablar de sí mismas? Una investigación científica llegó a la conclusión de que compartir información sobre la vida de uno a otras personas es muy gratificante, y por ende es bueno para la salud emocional. Especialistas analizan el tema desde diferentes perspectivas.
Socialmente hablando, a la mayoría de las personas le causa cierto malestar escuchar a otra hablar de sí misma. Egocentrista, vanidosa, o vulgarmente "pesada", suelen ser los calificativos que se les impone.
Las redes sociales son la vía por la cual la gente se la pasa hablando de sí misma, contando lo que hace y deja de hacer, hasta se atreve a hacer públicas confidencias de su vida. Algunos expertos hablan de una exacerbada forma de exposición.
Los nuevos formatos hacen que lo "autorreferencial", se convierta en lugar común, en el que suelen caer, por ejemplo, muchos comunicadores -locutores y conductores de radio y TV- cuando hablan excesivamente de sí mismos. ¿A que se debe esta sobreexposición? ¿Por qué la gente utiliza gran porcentaje de su discurso para hablar de sí mismos?
En un estudio científico publicado recientemente por la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, los investigadores Diana Tamir y Jason Mitchel, del departamento de Psicología en la Universidad de Harvard, Massachusetts, concluyeron que el hablar de sí mismo es "intrínsecamente gratificante".
Explican que los humanos dedican del 30 al 40 % de sus conversaciones a hablar de sí mismos -casi el 80 % en las redes sociales- por la sencilla razón de que produce altos niveles de gratificación. En realidad, lo que querían saber es por qué, de manera constante, las personas divulgan información acerca de sí mismas en las conversaciones, por internet, con conocidos o desconocidos, y con quien quiera que les escuche, argumentaron en sus hipótesis.
Reactivación cerebral
"El hablar sobre sí mismos apareció firmemente asociado con una activación incrementada de las regiones del cerebro que forman el sistema mesolímbico de dopamina, incluido el nucleus accumbes y el área tegmental ventral", indica el artículo.
El equipo de Tamir y Mitchel puso a prueba las teorías recientes de que los individuos asignan un elevado valor subjetivo a las oportunidades de comunicar sus pensamientos y sentimientos a otras personas, y de que el hacerlo activa mecanismos neurales y cognitivos asociados con la gratificación.
Los investigadores consideraron cinco estudios, realizados con grupos de 20 y hasta 200 sujetos. Aunque otros primates, en general, no intentan comunicar a sus pares lo que saben -como por ejemplo señalando cosas interesantes o comportamientos para que otros los imiten- ya desde los nueve meses de edad, los humanos tratan de atraer la atención ajena a aspectos del ambiente que encuentran interesantes, señaló el artículo.
"Y los adultos en todas las sociedades hacen, de manera coherente, intentos de impartir sus conocimientos a otros", agregó Tamir. La especialista explicó que para el estudio se combinaron imágenes funcionales por resonancia magnética (fMRI) y métodos cognitivos.
Otras investigaciones anteriores han identificado las áreas del cerebro involucradas en la gratificación, y el equipo de Tamir empleó los fMRI al mismo tiempo que los individuos hablaban sobre sus creencias y opiniones o especulaban acerca de las opiniones y creencias de otra persona.
"El hablar de uno mismo te hace sentir bien. Nos gusta pensar acerca de nosotros mismos, nos gusta compartir información sobre nosotros mismos", es lo que concluye la investigación estadounidense, en cuyos resultados destaca, incluso, que si la gente no encuentra oportunidades para compartir información, sobre todo la emocional, "puede tener efectos negativos para la salud", concluye la investigación.
Las redes sociales son la vía por la cual la gente se la pasa hablando de sí misma, contando lo que hace y deja de hacer, hasta se atreve a hacer públicas confidencias de su vida. Algunos expertos hablan de una exacerbada forma de exposición.
Los nuevos formatos hacen que lo "autorreferencial", se convierta en lugar común, en el que suelen caer, por ejemplo, muchos comunicadores -locutores y conductores de radio y TV- cuando hablan excesivamente de sí mismos. ¿A que se debe esta sobreexposición? ¿Por qué la gente utiliza gran porcentaje de su discurso para hablar de sí mismos?
En un estudio científico publicado recientemente por la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, los investigadores Diana Tamir y Jason Mitchel, del departamento de Psicología en la Universidad de Harvard, Massachusetts, concluyeron que el hablar de sí mismo es "intrínsecamente gratificante".
Explican que los humanos dedican del 30 al 40 % de sus conversaciones a hablar de sí mismos -casi el 80 % en las redes sociales- por la sencilla razón de que produce altos niveles de gratificación. En realidad, lo que querían saber es por qué, de manera constante, las personas divulgan información acerca de sí mismas en las conversaciones, por internet, con conocidos o desconocidos, y con quien quiera que les escuche, argumentaron en sus hipótesis.
Reactivación cerebral
"El hablar sobre sí mismos apareció firmemente asociado con una activación incrementada de las regiones del cerebro que forman el sistema mesolímbico de dopamina, incluido el nucleus accumbes y el área tegmental ventral", indica el artículo.
El equipo de Tamir y Mitchel puso a prueba las teorías recientes de que los individuos asignan un elevado valor subjetivo a las oportunidades de comunicar sus pensamientos y sentimientos a otras personas, y de que el hacerlo activa mecanismos neurales y cognitivos asociados con la gratificación.
Los investigadores consideraron cinco estudios, realizados con grupos de 20 y hasta 200 sujetos. Aunque otros primates, en general, no intentan comunicar a sus pares lo que saben -como por ejemplo señalando cosas interesantes o comportamientos para que otros los imiten- ya desde los nueve meses de edad, los humanos tratan de atraer la atención ajena a aspectos del ambiente que encuentran interesantes, señaló el artículo.
"Y los adultos en todas las sociedades hacen, de manera coherente, intentos de impartir sus conocimientos a otros", agregó Tamir. La especialista explicó que para el estudio se combinaron imágenes funcionales por resonancia magnética (fMRI) y métodos cognitivos.
Otras investigaciones anteriores han identificado las áreas del cerebro involucradas en la gratificación, y el equipo de Tamir empleó los fMRI al mismo tiempo que los individuos hablaban sobre sus creencias y opiniones o especulaban acerca de las opiniones y creencias de otra persona.
"El hablar de uno mismo te hace sentir bien. Nos gusta pensar acerca de nosotros mismos, nos gusta compartir información sobre nosotros mismos", es lo que concluye la investigación estadounidense, en cuyos resultados destaca, incluso, que si la gente no encuentra oportunidades para compartir información, sobre todo la emocional, "puede tener efectos negativos para la salud", concluye la investigación.
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