Largos aplausos y loas para el célebre sabio anglosajón Arnold Joseph Toynbee

PÁGINA INTERIOR DEL 25/9/1966. LA GACETA se propone (y consigue) explicar a los lectores la relevancia de Arnold Joseph Toynbee, que ese día ofrece una conferencia abierta en el salón de la Caja Popular.  PÁGINA INTERIOR DEL 25/9/1966. LA GACETA se propone (y consigue) explicar a los lectores la relevancia de Arnold Joseph Toynbee, que ese día ofrece una conferencia abierta en el salón de la Caja Popular.
04 Noviembre 2012
Las páginas amarillentas del diario todavía exudan el entusiasmo con que Tucumán recibió en septiembre de 1966 al británico Arnold Joseph Toynbee (Londres, 1889-1975). El prestigioso filósofo de la historia, que entonces tenía 77 años, pasó un día y una noche en la capital durante un viaje de varias semanas por Argentina. Se trataba de una parada corta, pero fue bien aprovechada mediante una disertación en la Caja Popular titulada "Por qué estudiar la historia"; una conferencia de prensa; una excursión a la Casa Histórica y al Ingenio San Pablo, y dos almuerzos con miembros del Gobierno del general Fernando Aliaga García.

"Arnold Joseph Toynbee es, sin duda, el más grande filósofo de la historia vivo", define la primera línea del copete de la edición de aquel 25 de septiembre. "Su obra máxima, 'Estudio de la historia', ha llegado a ser comparada con 'Ciudad de Dios', de San Agustín, pues, al igual que el obispo de Hipona, su perspectiva de la historia humana no se agota ni en la simple crónica de hechos, situaciones y estudios; ni aún en 'el estudio de todas las civilizaciones que han existido a fin de descubrir las leyes que determinan su surgimiento y su decadencia, y las perspectivas de la civilización en el futuro'. Más allá de todo eso, campea en su obra la intención de hallar el sentido -de implicancias metafísicas y teológicas- de la historia de la humanidad considerada como una unidad en marcha hacia un destino metahistórico", relata el grandilocuente anticipo.

El texto recuerda que la filosofía de la historia del estudioso británico ha sido comparada con la contenida en "La decadencia de Occidente", de Oswald Spengler. "Pero, a diferencia de él, Toynbee transita el camino empírico-deductivo (va de los hechos a las teorías) y huye del determinismo al receptar el papel de la libertad humana", precisa la nota de LA GACETA.

Por la verdad misma
Toynbee trae su mundo a Tucumán. En ese universo conviven la probabilidad de una guerra atómica; el problema del hambre; la explosión democráfica y el control de la natalidad; la justicia social internacional; el futuro de China y la Unión Soviética, etcétera. "Es por eso que su llegada a la Argentina ha despertado el interés no sólo de los círculos científicos sino el de grandes sectores del público que han reconocido en la 'incisividad' y agudeza de sus pensamientos la presencia de un talento excepcional, capaz de colocar a los problemas que afligen al hombre de hoy en sus justos términos, lo que constituye el paso previo e indispensable para comenzar a buscar una solución", expone el diario.

Al día siguiente, dedica toda la página 5 a narrar minuciosamente la estancia del maestro, cuya fantástica teoría sobre el nacimiento, el desarrollo y la disolución de las civilizaciones fue luego recogida y divulgada ampliamente por Arturo Ponsati en "Historia de las instituciones". LA GACETA dice que una "crecida concurrencia" ha ido a escuchar y a aplaudir con frecuencia a Toynbee, y que este se dirige al público en inglés (los asistentes reciben un texto con la traducción en español). En ese encuentro, el intelectual expresa: "algunos, tratando de encontrar una solución práctica, sugieren que conociendo el pasado es posible predecir el futuro y planear en consecuencia (...). Pero el libre albedrío o, al menos, lo imprevisible de la conducta humana, nos impide predicciones exactas en lo que a la historia se refiere (…) De modo que la verdad histórica debe ser buscada por sí misma y no solamente con propósitos de utilidad práctica, sean de orden político o de cualquier otro, porque la curiosidad científica es una de las causas principales del progreso de las civilizaciones".

En la rueda de prensa, el catedrático destaca la celebración del Concilio Ecuménico de la Iglesia Romana; explica que la integración latinoamericana avanza lentamente por la fragmentación cultural y las distancias; critica el chauvinismo de la Francia de Charles de Gaulle y se pronuncia a favor del control de la natalidad. Todavía le alcanzan el tiempo y las energías para vaticinar el fracaso de la Guerra de Vietnam, y admitir que lo que más le impresiona de Argentina es el grado de desarrollo agropecuario de la zona central del país: Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba.

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