Cacerolazo eclesiástico

10 Noviembre 2012

Guillermo Villarreal - Columnista de DyN

BUENOS AIRES.- Diálogo y convivencia son los ejes de un documento sobre la realidad socio-política del país que la Iglesia postergó para hacer una evaluación sin presiones de la multitudinaria protesta nacional del jueves contra "el modelo" de gestión de la presidenta, Cristina Fernández.

La idea de pronunciarse surgió el lunes al abrir la asamblea plenaria del Episcopado con un intercambio pastoral, aunque la mayoría de los obispos coincidió en que era prudente esperar hasta después de la manifestación con cacerolas, conocida como 8N, para hacerlo.

Un primer borrador estuvo listo el miércoles, pero no consiguió el consenso necesario del centenar de prelados que participó del plenario en Pilar para darlo a conocer este viernes al cabo de las deliberaciones. "Le faltaba fuerza, era demasiado lavado", reconoció una fuente eclesiástica.

Fue entonces cuando primó la postura de imprimirle un cariz más duro al documento y posponer su difusión hasta la semana próxima, a fin de darle mayor "neutralidad" y "despegarlo" del masivo cacerolazo para reclamar más seguridad, el combate de la inflación y la liberación de las restricciones cambiarias, además de rechazar una reforma de la Constitución que permita la reelección indefinida.

Los cambios y ejes temáticos fueron propuestos por el presidente del Episcopado, monseñor José María Arancedo, quien el domingo en Luján recordó que "la sabiduría del diálogo no es un lujo sino una necesidad" y pidió a los gobernantes "recrear juntos la voluntad de ser Nación".

El texto congelado por unos días -a cuyo borrador DyN tuvo acceso- se apoya en documentos eclesiásticos anteriores y parte del concepto de que en diversos niveles de la sociedad argentina persiste un clima de crispación y falta de diálogo preocupante que conducen a "lamentables" desencuentros, enfrentamientos, odios, rencores y divisiones.

También hace hincapié en tres ideas fuerza repetidas hasta el hartazgo por los obispos católicos:

1)- Valorar y construir con empeño perseverante la amistad social entre todos los habitantes de a Patria.

2)- Favorecer y cultivar la disposición al diálogo genuino en la verdad y el respeto entre personas y sectores, como camino indispensable en la búsqueda del bien común.

3)- Afianzar las instituciones democráticas de la República y el federalismo, respetando la Constitución nacional, garantía para todos de una convivencia pacífica e incluyente.

Párrafo este último que revela que la Iglesia sigue con atención la movida kirchnerista para instalar la idea de una reforma constitucional que habilite la re-reelección presidencial, aunque ya aclaró que hablará sobre este punto recién cuando el oficialismo explicite su intención de hacerlo en procura de perpetuarse en el poder.

El tema no figuro en el temario oficial, pero sobrevoló el plenario episcopal, sobre todo por las opiniones vertidas a un medio provincial por el obispo José Conejero Gallego, de Formosa, que fueron motivo del comentario de sus pares.

"Un poder único, concentrado, persistente en el tiempo, sin posibles alternancias, desgasta. Y la permanencia en el poder a toda costa, modificando incluso la Constitución, genera a la larga males; aunque no se quiera, da lugar al clientelismo, el asistencialismo, excesivo enriquecimiento de algunos; no se ve clara la independencia de los poderes, etc. Pareciera que sólo existe un único modelo posible", sentenció el prelado formoseño en esa declaración.

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