26 Diciembre 2012
SATISFECHOS. El equipo de chicos, profesores y padres que trabajaron para realizar "Detrás de un silencio". El film fue declarado de interés municipal. GENTILEZA EDUARDO NICOLáS NAVARRO
La violencia de género, pero abordada desde la experiencia de un hijo, es el tema de un cortometraje producido por alumnos y padres de la escuela French y Beruti, de Aguilares.
El film fue presentado en el centro cultural Ricardo Rojas, de esa ciudad, y recibió un amplio reconocimiento del público. Además, fue declarado de interés municipal.
Con esa presentación se lanzó el Primer Festival de Cine que se realizaría el próximo año en el marco del Julio Cultural Universitario.
El corto se denomina "Detrás de un silencio", y fue dirigido por Eduardo Navarro. El protagonista es Adriel Correa, de 11 años. Él y sus padres, Juan Correa y Cecilia Maza, encarnaron en la ficción a una familia que sufre el horror de la violencia de género. Juan interpreta a un padre violento que llega a golpear a su hijo.
"Tratamos de mostrar cómo repercute la violencia de género en los hijos, y cuál es el rol que ocupa la escuela en estos casos", explicó Navarro.
Proyecto institucional
El director es un cinéfilo de 19 años que asumió el compromiso de dirigir la obra por pedido de los docentes de la French y Beruti. Lo hizo en el marco de un proyecto institucional que toma el cine como herramienta pedagógica.
A principios de año los alumnos de la misma escuela realizaron un documental titulado "Nosotros también somos parte", que trata sobre la forma en que se instrumenta la educación en ese establecimiento.
"Quedamos muy sorprendidos y contentos por la respuesta de la gente a este corto. Me hizo sentir muy orgulloso haber formado parte de un equipo que trabajó con mucho esfuerzo para conseguir un producto de la calidad que se logró. Fue satisfactorio que los padres también se involucraran", agregó Navarro.
"Al principio no me gustaba la idea de actuar. No quería ni imaginarme ver a mi papá golpeando a mamá. No lo admitía ni en la ficción. Después, de a poco, me fueron convenciendo de hacer el papel, y al final terminé aceptando", confesó el pequeño protagonista.
"La cuestión era recrear una problemática muy dolorosa y que afecta a muchas familias, con el fin de hacer tomar conciencia de las consecuencias que tiene en los niños y que muchas veces deja secuelas irremediables. Por eso no dudé en colaborar en la película", apuntó Juan Correa. (C)
El film fue presentado en el centro cultural Ricardo Rojas, de esa ciudad, y recibió un amplio reconocimiento del público. Además, fue declarado de interés municipal.
Con esa presentación se lanzó el Primer Festival de Cine que se realizaría el próximo año en el marco del Julio Cultural Universitario.
El corto se denomina "Detrás de un silencio", y fue dirigido por Eduardo Navarro. El protagonista es Adriel Correa, de 11 años. Él y sus padres, Juan Correa y Cecilia Maza, encarnaron en la ficción a una familia que sufre el horror de la violencia de género. Juan interpreta a un padre violento que llega a golpear a su hijo.
"Tratamos de mostrar cómo repercute la violencia de género en los hijos, y cuál es el rol que ocupa la escuela en estos casos", explicó Navarro.
Proyecto institucional
El director es un cinéfilo de 19 años que asumió el compromiso de dirigir la obra por pedido de los docentes de la French y Beruti. Lo hizo en el marco de un proyecto institucional que toma el cine como herramienta pedagógica.
A principios de año los alumnos de la misma escuela realizaron un documental titulado "Nosotros también somos parte", que trata sobre la forma en que se instrumenta la educación en ese establecimiento.
"Quedamos muy sorprendidos y contentos por la respuesta de la gente a este corto. Me hizo sentir muy orgulloso haber formado parte de un equipo que trabajó con mucho esfuerzo para conseguir un producto de la calidad que se logró. Fue satisfactorio que los padres también se involucraran", agregó Navarro.
"Al principio no me gustaba la idea de actuar. No quería ni imaginarme ver a mi papá golpeando a mamá. No lo admitía ni en la ficción. Después, de a poco, me fueron convenciendo de hacer el papel, y al final terminé aceptando", confesó el pequeño protagonista.
"La cuestión era recrear una problemática muy dolorosa y que afecta a muchas familias, con el fin de hacer tomar conciencia de las consecuencias que tiene en los niños y que muchas veces deja secuelas irremediables. Por eso no dudé en colaborar en la película", apuntó Juan Correa. (C)