23 Enero 2013
SIN INTERVALOS. "Tenemos el fin de semana libre pero seguiremos entrenando porque nos queremos caernos", dijo "Pepito".
Hubo que esperar hasta las últimas horas del domingo para saber qué tan fructífero había sido el viaje de Talleres por el noreste del país. La flecha apuntó para el lado positivo: la trabajosa victoria sobre Sarmiento de Formosa (87-86) sirvió para anular los efectos mentales de la también ajustadísima caída en manos de los chaqueños de UNCAus (88-86), ocurrida dos días antes. La llave del triunfo giró dos veces gracias a la jerarquía de José Muruaga, que con sus 27 puntos fue el gran responsable del festejo tucumano.
"Sabíamos que este fin de semana iba a ser muy duro. Enfrentábamos a dos equipos muy fuertes de local. Tuvimos un desgaste físico y mental muy grande, porque ambos se definieron en el suplementario. El viernes se nos escapó el partido por poco, pero creo que el arbitraje estuvo un poco filoso para nosotros", se quejó el escolta de los "leones".
Por eso no duda en señalar al encuentro del domingo como una revancha. Más allá del sabor propio de ganar con el último aliento, el condimento extra fue quitarle el invicto de local a Sarmiento.
"El equipo de ellos es muy bueno. De hecho, creo que si estaban invictos de local no era sólo por el apoyo de la gente, sino porque juegan muy bien. Son de talla grande y tienen experiencia. Los equipos que vayan para ahí no se les va a hacer tan fácil. Haber perdido los dos partidos hubiese sido duro por el viaje que es largo, son como mil kilómetros y volver sin nada hubiese sido difícil en lo mental", dijo con alivio.
La cuestión psicológica cobrará aún más relevancia a partir de que las zonas se unan y los viajes se hagan más largos. "Por suerte somos un grupo consolidado, y a veces nos acompañan hinchas, dirigentes y periodistas. Es placentero viajar con amigos", afirmó "Pepito", quien asegura llevar una vida diferentes a la de antes.
"Cambié mis prioridades, y entre ellas ya no está el básquet. Entreno como un profesional y todo, pero lo hago por diversión. Volví a Tucumán por mi familia, y trabajar en otra cosa me cambió la vida. Sé que este trabajo me va a durar toda la vida, mientras el básquet es una carrera muy corta y siempre hay que tener un as bajo la manga", cerró.
"Sabíamos que este fin de semana iba a ser muy duro. Enfrentábamos a dos equipos muy fuertes de local. Tuvimos un desgaste físico y mental muy grande, porque ambos se definieron en el suplementario. El viernes se nos escapó el partido por poco, pero creo que el arbitraje estuvo un poco filoso para nosotros", se quejó el escolta de los "leones".
Por eso no duda en señalar al encuentro del domingo como una revancha. Más allá del sabor propio de ganar con el último aliento, el condimento extra fue quitarle el invicto de local a Sarmiento.
"El equipo de ellos es muy bueno. De hecho, creo que si estaban invictos de local no era sólo por el apoyo de la gente, sino porque juegan muy bien. Son de talla grande y tienen experiencia. Los equipos que vayan para ahí no se les va a hacer tan fácil. Haber perdido los dos partidos hubiese sido duro por el viaje que es largo, son como mil kilómetros y volver sin nada hubiese sido difícil en lo mental", dijo con alivio.
La cuestión psicológica cobrará aún más relevancia a partir de que las zonas se unan y los viajes se hagan más largos. "Por suerte somos un grupo consolidado, y a veces nos acompañan hinchas, dirigentes y periodistas. Es placentero viajar con amigos", afirmó "Pepito", quien asegura llevar una vida diferentes a la de antes.
"Cambié mis prioridades, y entre ellas ya no está el básquet. Entreno como un profesional y todo, pero lo hago por diversión. Volví a Tucumán por mi familia, y trabajar en otra cosa me cambió la vida. Sé que este trabajo me va a durar toda la vida, mientras el básquet es una carrera muy corta y siempre hay que tener un as bajo la manga", cerró.























