Una crítica y una reivindicación a las raíces del cine de terror

Cinco amigos adolescentes viajan por un fin de semana a una cabaña recluida en el medio de un bosque. Cuando llegan, caen en la cuenta de que no hay vías de comunición con el mundo exterior y que la vieja construcción da cuenta de muchos años de abandono. Sin que ellos hagan nada, la puerta del sótano se abre repentinamente y, naturalmente, deciden entrar a explorar.

En el sótano encontrarán cientos de reliquias y curiosidades, pero la acción comenzará cuando una de ellas, Dana, se dé con un libro escrito a mano. Es la obra de una niña que relata todo tipo de atrocidades en el lugar, con zombies involucrados. Inesperadamente, los jóvenes descubren que todos sus movimientos están siendo vigilados, y las minivacaciones que habían decidido tomarse no terminarán como las habían soñado.

A casi un año de estrenarse en Estados Unidos y a un mes de estrenarse en Argentina, llega a Tucumán "La cabaña del terror", un thriller dirigido por Drew Goddard con claras referencias a otras películas de terror clásicas como "La momia" (1932), "Carrie" (1976), "El resplandor" (1980), "La llamada" (1998) y "Los extraños" (2008), entre varios otras.

Esas referencias hacen que el filme cabalgue entre lo más puro del género de terror y una sátira a los clichés de todos los tiempos, pero sin que esos guiños fácilmente identificables arranquen al espectador del clima de suspenso y tensión. Sin embargo, el ojo entrenado podrá predecir situaciones y anticipar reacciones, algo que la crítica no ha defenestrado, sino que ha señalado como una parodia que cuestiona antes el abuso que el uso de los elementos característicos. La película resulta entonces, una crítica y también una oda a la historia del suspenso, sin desestimar sus raíces fantásticas.