Por Leo Noli
10 Marzo 2013
Si Matías Ballini iba o no a ser el dueño de la frontera de Atlético era todo un misterio a inicios de temporada. Solo él, desconocido para la mayoría, podía desmontar la selva de dudas de cuanto hincha se preguntara por su currículum y el de tantos otros refuerzos llegados de la mano de Ricardo Rodríguez. Se fue el semestre con un "Bayo" titular. Llegó 2013 con el mismo hombre en el mismo lugar en la cancha y con una espalda ahora bien sustentada por la simpatía de aquel que ama los colores del "decano".
Ballini es figurita repetida en el corazón de varios. Sus quites, despliegue y corazón le hicieron ocupar uno de esos sitios que no muchos logran comprar en seis meses: estar en la cabeza de quien alienta semana a semana la ilusión de ver Atlético bien arriba.
El volante central enamoró al simpatizante con su fútbol. "No, no sé si es así", intenta bajarle un cambio a tanto dulce el de Campana. No puede. "La gente me hace sentir querido; en la calle a veces me saludan", dice con la timidez de una persona diferente al Ballini que raspa en el escenario de césped. Justo, en ese instante, una fan le arrebata el aliento.
"Matías, te felicito. Me has y nos has regalado la mejor alegría que me podían dar en el mundo. Así de grandes eran mis lagrimones (improvisa una mueca) después de ganar el clásico".
"A esta chica la mandaste vos, ja", ríe con la sorpresa de quien agarran con las manos en la masa. Ballini corre hacia el lugar de los ídolos. "Si logramos un título, lo serás", impone condiciones la groupie y se va tan feliz como si hubiese se hubiese topado con el amor de su vida. El fanatismo genera eso. Y ganarle a San Martín, ni hablar. "Ves, me pasan cosas así y es muy lindo", ahí sí se resigna de emoción, aunque no pierde el humor.
"La gente es muy pasional como en Rosario. Es muy lindo, aunque tiene su lado positivo y negativo. Tal vez si el resultado era otro, la chica pasaba y me metía un cachetazo en la nuca, ja, ja, ja. Cuando estás con los pies en la tierra, después de todo lo que pasó, tomar conciencia de que ganaste el clásico, es increíble", dice.
Y precisamente, lo asombroso de arruinarle el sueño al enemigo de La Ciudadela es que eso viene con un plus anímico que ningún otro rival puede darte. "Claro que sí, ahora debemos pensar en Aldosivi, en vencerlo. Eso es lo único que nos tiene que motivar: sumar de a tres porque después se vienen Gimnasia (LP) y Central y también tenemos que salir bien parados, así nos acercamos al pelotón. Hay que ganar, hay que ganar", insiste "Bayo". Y vuelve a la suya, a encontrarse con la pelota.
Ballini es figurita repetida en el corazón de varios. Sus quites, despliegue y corazón le hicieron ocupar uno de esos sitios que no muchos logran comprar en seis meses: estar en la cabeza de quien alienta semana a semana la ilusión de ver Atlético bien arriba.
El volante central enamoró al simpatizante con su fútbol. "No, no sé si es así", intenta bajarle un cambio a tanto dulce el de Campana. No puede. "La gente me hace sentir querido; en la calle a veces me saludan", dice con la timidez de una persona diferente al Ballini que raspa en el escenario de césped. Justo, en ese instante, una fan le arrebata el aliento.
"Matías, te felicito. Me has y nos has regalado la mejor alegría que me podían dar en el mundo. Así de grandes eran mis lagrimones (improvisa una mueca) después de ganar el clásico".
"A esta chica la mandaste vos, ja", ríe con la sorpresa de quien agarran con las manos en la masa. Ballini corre hacia el lugar de los ídolos. "Si logramos un título, lo serás", impone condiciones la groupie y se va tan feliz como si hubiese se hubiese topado con el amor de su vida. El fanatismo genera eso. Y ganarle a San Martín, ni hablar. "Ves, me pasan cosas así y es muy lindo", ahí sí se resigna de emoción, aunque no pierde el humor.
"La gente es muy pasional como en Rosario. Es muy lindo, aunque tiene su lado positivo y negativo. Tal vez si el resultado era otro, la chica pasaba y me metía un cachetazo en la nuca, ja, ja, ja. Cuando estás con los pies en la tierra, después de todo lo que pasó, tomar conciencia de que ganaste el clásico, es increíble", dice.
Y precisamente, lo asombroso de arruinarle el sueño al enemigo de La Ciudadela es que eso viene con un plus anímico que ningún otro rival puede darte. "Claro que sí, ahora debemos pensar en Aldosivi, en vencerlo. Eso es lo único que nos tiene que motivar: sumar de a tres porque después se vienen Gimnasia (LP) y Central y también tenemos que salir bien parados, así nos acercamos al pelotón. Hay que ganar, hay que ganar", insiste "Bayo". Y vuelve a la suya, a encontrarse con la pelota.
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