La fiscala cree que Guerrero intentó abusar de Micaela

Juana Prieto de Sólimo ampliará la acusación contra el imputado. Considera que golpeó a la nena porque intentó resistirse.

CARA A CARA. Guerrero se sentará hoy frente a la madre de Micaela. LA GACETA / FRANCO VERA CARA A CARA. Guerrero se sentará hoy frente a la madre de Micaela. LA GACETA / FRANCO VERA
23 Marzo 2013
Los golpes que tenía Micaela en su cuerpo no fueron provocados en un solo día. Así lo dijeron los peritos que declararon en el juicio. Pero además, en sus uñas quedaron rastros de piel que luego se comprobarían que eran de su padrastro, Bruno Alberto Guerrero, y en la parte interna de los glúteos tenía una leve lesión, que se habría producido unos minutos antes del golpe mortal.

Con esas pruebas, la fiscala de Cámara Juana Prieto de Sólimo decidió ayer ampliar la acusación contra Guerrero, a quien le imputan homicidio agravado por alevosía, y ahora deberá defenderse también por amenazas coactivas y por tentativa de abuso sexual. El juicio fue suspendido hasta el lunes a las 9, para que el defensor Oficial Hernán Molina pueda estudiar la nueva acusación.

"Si bien no logró una penetración, sí quedaron rastros, huellas, de que (Guerrero) intentó abusar sexualmente de Micaela. Se aprovechó de que era menor, dada su superioridad física, y del temor que ella le tenía", explicó la fiscala al fundamentar su pedido.

Sin embargo la niña se resistió, según la acusación. "Surge de las células epiteliales (piel) encontradas en los lechos ungueales (debajo de las uñas) de la mano derecha de la víctima", agregó Prieto de Sólimo. Las pericias de ADN indican que las células pertenecían a Guerrero en un 99,9%, al igual que una ceja hallada en el cuerpo de Micaela.

A esas pruebas, la representante del Ministerio Público le agregó la descripción que hizo el médico de la Policía Hugo López, de una lesión de un centímetro en la región del glúteo izquierdo, al nivel del interglúteo. También tuvo en cuenta que Lucila, la madre de la víctima, mencionó que al retirarse estaba vestida con una remera y una bombacha, en tanto que la enfermera Susana Medrano (que la recibió en el CAPS) dijo que tenía un vestido verde.

Maltrato infantil

Micaela murió el 6 de febrero de 2011. Cuatro días antes su padrastro la llevó al CAPS porque tenía un fuerte golpe en la cabeza. En ese momento dijo que un ladrón la había golpeado con la culata en la frente. Durante el juicio, admitió que él tuvo responsabilidad en su muerte, diciendo que la empujó y que la pequeña cayó al piso.

Para la fiscala, las situaciones de maltrato infantil se venían repitiendo desde noviembre, cuando el acusado comenzó a vivir con la madre de la niña y con el bebé que ambos tuvieron. "La amenazó con hacerle daño a su madre y a su hermano para que tolerara y no denunciara los abusos físicos a los que era sometida", dijo.

A solas

Los maltratos se habrían producido, según la acusación, cuando la madre de los chicos se iba a trabajar y quedaba solo con ellos.

"Miguel Quinteros (un vecino) contó cómo la niña caminaba de puntas de pies porque no podía asentarlos, ni con ojotas ni descalza", expresó Prieto de Sólimo.

La situación de los presuntos abusos había sido discutida antes durante el careo que se realizó entre el acusado y Lucila. La mujer señaló que también fue víctima de los golpes de su ex pareja, situación que el imputado negó.

"Jamás te pegué. Sí discutíamos, eso no lo voy a negar", se defendió Guerrero. "¿Cómo podés decir que no me pegabas?", le respondió Lucila, quien enumeró las distintas situaciones de violencia de género.

"Mi hija siempre se golpeaba cuando vos la estabas cuidando", afirmó la mujer, sobre las lesiones de Micaela. "Si vos no la golpeabas, ¿quién lo hacía?", agregó. El acusado se mantuvo siempre firme en su postura, y al mantenerse las diferentes posiciones, el tribunal dio por terminado el careo.

Los jueces Carlos Caramuti, Analía Castillo de Ayusa y Dante Ibáñez fijaron el lunes para la continuación del debate oral. La intención de los jueces es que ese día se realicen los careos y decidir la suerte de Guerrero.

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