Los abusadores tienden a estar en lugares donde acuden niños, como escuelas y clubes

Especialistas coinciden en que es difícil hacer un identikit de los pedófilos, aunque lograron distinguir algunas características comunes. Suelen ser tímidos y de bajo perfil. Aparentemente son correctos. En muchos casos son familiares o conocidos de la víctima

07 Abril 2013
Hace una semana, la Justicia dictó cadena perpetua al culpable del homicidio de una niña de 4 años. El era su padrastro y luego de la investigación resultó la sospecha de que también abusaba sexualmente de la nena. En el orden nacional, fue resonante el caso del profesor de Educación Física que se hacía pasar por una niña de 10 años con el objetivo de engañar por Facebook a niñas de esa edad y abusar de ellas. En los primeros 15 días de enero, en la Fiscalía de octava nominación, a cargo de Adriana Giannoni, los delitos sexuales -incluidos el caso de dos hermanos que fueron violados por un adolescente, y el de un padre que abusaba de sus dos hijos- fueron los más denunciados. Estos hechos, repudiados por la sociedad porque se trata de niños ultrajados psíquica y físicamente, interrogan acerca de qué hacer y cómo reconocer a los abusadores de niños que, dicho sea de paso, por lo general forman parte del contexto familiar y social donde actúa la víctima.

LA GACETA consultó a psicólogos y psiquiatras acerca de si existen características comunes en estas personalidades.¿Son psicópatas? ¿Perversos? ¿Muestran algunos indicios o rasgos que podrían ser reconocidos?

No hay un identikit determinado, aunque algunos profesionales se valen de sus propias experiencia de la clínica para aunar criterios de identificación general. Para el médico legista Enrique Bernabé Pino, miembro del Consejo de Maestros de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Tucumán, no existe un perfil de personalidad definido de un violador o abusador de niños.

Dice que el abusador puede ser soltero o casado, y tener hijos, pero alguna situación los descompensa: desentendimiento sexual con su esposa, novia o pareja. "El abuso sexual de niños para un autor clásico como Benigno Di Tullio, es una forma de criminalidad donde se ejerce la violencia. "Antes se consideraba un delito, propio de los medios rurales (sin luz eléctrica, caminos desiertos), pero ahora no es así. Existen determinadas circunstancias que estimulan las agresiones sexuales, como el alcohol que impide poner freno a los impulsos", aseguró Pino. Dice el psiquiatra que algunas veces existen violaciones sádicas, con golpes, y hasta con muerte de la víctima. "Cuando se trata de niños, el violador mata a su víctima para no ser denunciado".

Existen, en cambio, desde el psicoanálisis, otras teorías. Según la psicóloga Carolina Moreno, directora del Programa de Sexualidad Integral, de la UNT, "el abusador difícilmente llega a la violación; más bien tiene placer por acariciar, y tocar; su 'amor' por el niño le impide hacerle daño físico; si hay violación estamos frente a un psicópata. Por eso el pedófilo no pide ayuda, porque cree que lo que está haciendo está bien", opinó.

Desde la psicología social, Viviana Salinas, presidenta del Equipo de Prevención del Abuso Sexual Infantil (Epasi) aporta otras características: "un rasgo determinante del abusador o pedófilo es que no se lleva bien con sus pares de edad; sus amigos son mucho más jóvenes que él; busca profesiones o actividades que le permitan estar en contacto con niños o cerca de ellos (escuelas, clubes deportivos). Suelen ser expertos en computación porque eso les permite acceder a programas de pedofilia, son aceptados socialmente, son aparentemente correctos; tienen un perfil bajo y escurridizo. El 80% de los pedófilos ha sido víctima de abuso sexual en su infancia", agregó. Opinó que el perfil de un abusador es el de un adicto; "la adicción -explica- tiende a ir en aumento, y puede llegar a provocar deseos intensos; de ahí que exista el peligro de la violación seguida de muerte", añadió. Explicó que para que el niño permita acceder a su cuerpo, el pedófilo inicia un proceso de seducción que va desde lo emocional o verbal -cuando manifiesta con palabras lo que va a hacer- pasando por las caricias y la masturbación, hasta llegar a la penetración.

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