26 Abril 2013
NO LO CREE. Carolina tiene 36 años y es asesora del diputado nacional Felipe Solá. FOTO TOMADA DE LANACION.COM
BUENOS AIRES.- La historia de Carolina Ortega parece sacada de una película, pero es pura realidad. La mujer, asesora del diputado nacional Felipe Solá, hace casi 30 años que no sabía del paradero de su papá, que abandonó a la familia y desapareció cuando apenas tenía siete años.
Sin imaginar que eso pasaría, lo encontró por casualidad manejando un taxi y fue ella misma la que contó a través de su cuenta de Twitter, @comandocarolita, y ahora recibe cientos de comentarios. Además, su historia se convirtió en noticia nacional.
Carolina estaba en medio de la maratónica sesión de Diputados por la reforma judicial cuando supo que su madre había sido asaltada. Por eso, decidió irse en un taxi.
"Ante la noticia del robo a mi vieja, y en medio de la sesión en Diputados, salí corriendo, dando órdenes de último minuto. Al llegar a la esquina, me doy cuenta q no tenía plata encima. Paso x el banco, de los 6 cajeros, todos fuera de servicio”, contó en su cuenta.
“Decido (aunque perdía tiempo, pero bueh) tomar taxi a casa donde sí tenía algo de efectivo y de ahí rajar a Burzaco en remise. Paro taxi, subo, indico dire (cción) y llamo a comisaría de Burzaco para pedir q enviaran patrullero a lo de madre. Tachero escucha en silencio.
“Llego a casa y tachero dice 'conozco la zona donde va, la llevo'. Enloquecida, le digo q sí, q bajo a buscar algo y salimos de nuevo. Espera. Subo al taxi de nuevo, atiendo llamados, y en Lomas de Zamora (sí, íbamos a los pedos) se me ocurre mirar al tachero”.
“Lo vuelvo a mirar, no puedo creerlo. Hace 30 años q nos vimos por última vez. Leo el cartel con los datos que cuelga del asiento delantero. Es él. ¿Qué posibilidad hay de que en BA, en el día que salgo loca a ayudar a mamá, pare taxi y el que maneje sea mi viejo, al que no veo desde mis 7 años? Y que me dé cuenta 25 minutos después”.
Carolina contó que todo esto pasó a la noche y que en el momento se quedó helada, porque no sabía si su progenitor estaba vivo o muerto.
“No tenía idea si estaba vivo o muerto. Menos a qué se dedicaba. Viajamos en silencio. Se prendió un pucho y no dije nada (pobre, qué iba a decirle). El círculo cerró perfecto. Él se dio cuenta porque me trajo a la casa que dejó hace 30 años, lo vi en sus ojos por el espejo retrovisor. Mis ojos, somos muy parecidos”, twitteó. “Mi vieja no sabe, no podía agregarle algo +hoy. Le conté a @linearotativa x chat, en cuanto me di cuenta. Gracias x los mensajes. Le pagué, le di propina. Y lo perdoné".
"¿Qué hago", se preguntó en esos instantes. "Pensé en bajarme. Enseguida me dije que no, que si el destino nos había puesto ahí en ese momento era por algo", dice Carolina. "El faltó un montón de tiempo de mi vida, pero si mis viejos se hubieran separado bien seguramente lo hubiera llamado para contarle lo del robo de mi madre, para que me acompañara. Y ahí estaba. Necesitaba auxiliar a mi vieja y él me ayudó", narró.
Carolina cree que él no pudo no darse cuenta, pero que, como ella, no supo qué decir. Luego de eso, decidió contarles a su mamá y a su hermana lo que había vivido la noche del robo. "Mi hermana se emocionó; mi mamá dijo que sabía que tarde o temprano nos íbamos a cruzar con él", cerró. LA GACETA