El cambio de austeridad a crecimiento en UE es más que nada semántico

02 Junio 2013

Paul Taylor - Reuters

PARÍS.- Escuchando a algunos líderes europeos, especialmente en Francia, uno pensaría que la era de la austeridad terminó y la zona euro avanza a toda velocidad hacia la recuperación económica. En un sorprendente cambió de tono, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso (foto), dijo el mes pasado que la austeridad -la reducción del endeudamiento público mediante recortes de gastos y aumentos de impuestos- llegó a los límites de lo aceptable por el público. Pero el cambio es más en el discurso, que en los hechos. En la práctica no ha habido un giro de 180 grados en las políticas.

La Comisión Europea está ampliando el plazo para que los gobiernos reduzcan sus déficits presupuestales a los niveles exigidos por el bloque. El énfasis de la UE está ahora en reducir los "déficits estructurales", además de reformar los mercados laborales y sistemas de pensiones, abriendo más sectores a la competencia y aflojando las regulaciones para mejorar el potencial de crecimiento de las naciones.

En medio de una gran fanfarria, fueron tomadas pequeñas iniciativas para combatir la explosión del desempleo entre los jóvenes, que amenaza con dejar una generación perdida en el sur de Europa. El BCE trata de facilitar los préstamos a pequeñas empresas en los países de la periferia de la zona euro, los más golpeados por la crisis. Y aunque los bancos continúan teniendo acceso a liquidez, no tienen intención de seguir los pasos de Gran Bretaña y Japón de imprimir enormes cantidades de dinero para fomentar el crecimiento. Los funcionarios y banqueros centrales de la UE dicen que por muchos años los países con fuertes niveles de endeudamiento no tendrán más alternativa que reducir el gasto público y el tamaño del Estado, por más impopular que sea.

El reconocimiento de Barroso sobre los límites políticos de la austeridad recordó los comentarios de su predecesor Romano Prodi en 2002 de que las reglas presupuestarias de la UE eran "estúpidas" porque eran demasiado rígidas. "Aunque creo que esta política es correcta, creo que ha llegado a sus límites", dijo Barroso el 22 de abril. "Para ser exitosa, debe tener un mínimo de apoyo político y social", indicó. Para algunos eso sonó un poco como si el Papa cuestionara la existencia de Dios. Los comentarios dispararon una ola de titulares sobre el fin de la austeridad en países como Irlanda que sufrieron duros recortes.

En Bruselas, afirman que Barroso se había expresado mal y no había alternativa a la austeridad, incluso si esa palabra fuera abolida del discurso.

La canciller alemana, Angela Merkel, dejó claro que la austeridad y el crecimiento no eran contradictorios y que los ahorros presupuestales deben continuar. En una crítica velada a su aliado Francia, que para reducir su brecha presupuesta subió sus ingresos en lugar de cortar el gasto público, Berlín dice que los gobiernos deben evitar aumentar el peso tributario porque daña el crecimiento.

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