10 Junio 2013
FIGURA QUE SE AGIGANTA. Sebastian Vettel acelera su Red Bull en el muy prolijo trazado de Montreal. El alemán no hizo una carrera brillante, pero ganó. La potencia del bólido le simplificó las cosas.
Estaba escrito que la edición 2013 del GP de Canadá tendría como vencedor al alemán Sebastian Vettel con su Red Bull. No sólo por el dominio mostrado por el campeón en la clasificación, que se realizó con pista húmeda por la lluvia del sábado, sino porque ni sus propios errores en la carrera les permitieron a sus rivales hacerle sombra en una prueba que dominó de punta a punta.
Después de mantener la vanguardia en la largada, Vettel se dio el lujo de rozar el paredón de la salida de la novena curva en la 12ª vuelta y de despistarse 40 giros más tarde tras hacer su segunda y definitiva detención en boxes. Es que el auto diseñado por el ingeniero inglés Adrian Newey tuvo un ritmo demoledor en el circuito de Montreal, lo que le permitió a "Seb" recuperarse de sus equivocaciones y lograr el tan ansiado triunfo. El de Heppenheim tachó el casillero en su quinto intento después de lograr un segundo puesto (2011), dos cuartos (2010 y 2012) y un octavo (2008).
Por algo su alegría cuando, en una comunicación con su equipo no bien recibió la bandera de cuadros, dijo que amaba Canadá… "Fue una gran carrera, hice una buena largada y me escapé adelante", afirmó Vettel en el podio, donde el maestro de ceremonias fue el carismático ex team-manager irlandés Eddie Jordan.
Con Vettel afirmado en el primer lugar, la lucha estuvo a sus espaldas. Especialmente por el duelo que mantuvieron el español Fernando Alonso (Ferrari) y el inglés Lewis Hamilton (Mercedes) por el segundo lugar. La disputa se intensificó en los últimos giros con maniobras ajustadas gracias al DRS, el gran dispositivo que volvió la emoción de los sobrepasos a la máxima. La batalla la ganó Alonso.
La otra cara de la moneda fue Hamilton, que pensó más en el campeonato que en el segundo lugar al momento de defenderse del ataque de su ex compañero en McLaren.
Esta tercera victoria de la temporada le permite a Vettel seguir al frente del campeonato y tomar distancia. El que perdió terreno es el finlandés Kimi Räikkönen (Lotus), que no tuvo una buena competencia y llegó noveno.
Después de mantener la vanguardia en la largada, Vettel se dio el lujo de rozar el paredón de la salida de la novena curva en la 12ª vuelta y de despistarse 40 giros más tarde tras hacer su segunda y definitiva detención en boxes. Es que el auto diseñado por el ingeniero inglés Adrian Newey tuvo un ritmo demoledor en el circuito de Montreal, lo que le permitió a "Seb" recuperarse de sus equivocaciones y lograr el tan ansiado triunfo. El de Heppenheim tachó el casillero en su quinto intento después de lograr un segundo puesto (2011), dos cuartos (2010 y 2012) y un octavo (2008).
Por algo su alegría cuando, en una comunicación con su equipo no bien recibió la bandera de cuadros, dijo que amaba Canadá… "Fue una gran carrera, hice una buena largada y me escapé adelante", afirmó Vettel en el podio, donde el maestro de ceremonias fue el carismático ex team-manager irlandés Eddie Jordan.
Con Vettel afirmado en el primer lugar, la lucha estuvo a sus espaldas. Especialmente por el duelo que mantuvieron el español Fernando Alonso (Ferrari) y el inglés Lewis Hamilton (Mercedes) por el segundo lugar. La disputa se intensificó en los últimos giros con maniobras ajustadas gracias al DRS, el gran dispositivo que volvió la emoción de los sobrepasos a la máxima. La batalla la ganó Alonso.
La otra cara de la moneda fue Hamilton, que pensó más en el campeonato que en el segundo lugar al momento de defenderse del ataque de su ex compañero en McLaren.
Esta tercera victoria de la temporada le permite a Vettel seguir al frente del campeonato y tomar distancia. El que perdió terreno es el finlandés Kimi Räikkönen (Lotus), que no tuvo una buena competencia y llegó noveno.
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