La Corte puso el dedo en la llaga. Planteó que la "omnipotencia legislativa que se pretende fundar en una presunta voluntad de la mayoría del pueblo es insostenible dentro de un sistema de gobierno cuya esencia es la limitación de los poderes". También señaló que la "ley reescribía" indebidamente el artículo 114 de la Constitución referido a la elección y equilibrio de la composición del Consejo de la Magistratura (CM). En soledad y con metáforas marítimas, Zaffaroni trató de darle libertad para modificar el CM en un "momento de parálisis" y de "crisis".

La Justicia ha dictado sentencia y el poder político se retuerce sintiendo -y diciendo- que es un capricho corporativo porque todo el andamiaje de su acción se apoya en la mayoría legislativa y no en el libre juego de los poderes. Así son las reglas preestablecidas que le ponen quicio a las instituciones. Era absolutamente previsible este fallo. Por eso están demás las exageraciones de unos que lo tildan de histórico y los berrinches de otros que hablan de destituyente. Tranquilidad y respeto ayudan a la convivencia y esas cualidades están escaseando.

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