Por Carlos Páez de la Torre H
06 Julio 2013
UNA FÁBRICA HACIA 1870. El viejo ingenio El Paraíso, en una fotografía tomada por Angel Paganelli. LA GACETA / ARCHIVO
En el periódico "La Juventud", que se editaba en Tucumán en 1870, el joven César Mur dedicó un extenso artículo a la exposición de las actividades económicas que se desarrollaban en la provincia. Se detenía en el azúcar y el tabaco.
Expresaba que "la industria de caña-azúcar es hoy la más importante, la que requiere mayor capital y la que ocupa mayor número de operarios". Además, estaba a punto de "perfeccionar sus productos" y producir al empresario un tercio más de ganancia, por la próxima llegada del ferrocarril.
Explicaba que, actualmente, "un establecimiento de caña, que representa un capital invertido de 50 mil pesos en terreno, edificios, máquinas y toda clase de útiles", produce "25 mil pesos al año". Lo que significa "un 50 por ciento de beneficio sobre el capital invertido: basta acercarse a cualquiera de los establecimientos de ese ramo, para persuadirse de esta verdad".
En cuanto al tabaco, "cuesta a cada industrial, en estado de acondicionarlo, de 4 a 6 reales bolivianos la arroba, y se vende desde 12 reales hasta 20; término medio, 16 reales". Recordaba que se elaboraba en cuatro meses del año, dejando la tierra libre para "otros ramos que se producen según la estación".
Advertía que, en 1867, hubo un hecho que sorprendió a los productores. El tabaco "tomó tal incremento, que se vendió por el precio fabuloso de 4 pesos bolivianos la arroba, habiendo dejado fortunas establecidas en algunos productores y negociantes de segunda mano".
Expresaba que "la industria de caña-azúcar es hoy la más importante, la que requiere mayor capital y la que ocupa mayor número de operarios". Además, estaba a punto de "perfeccionar sus productos" y producir al empresario un tercio más de ganancia, por la próxima llegada del ferrocarril.
Explicaba que, actualmente, "un establecimiento de caña, que representa un capital invertido de 50 mil pesos en terreno, edificios, máquinas y toda clase de útiles", produce "25 mil pesos al año". Lo que significa "un 50 por ciento de beneficio sobre el capital invertido: basta acercarse a cualquiera de los establecimientos de ese ramo, para persuadirse de esta verdad".
En cuanto al tabaco, "cuesta a cada industrial, en estado de acondicionarlo, de 4 a 6 reales bolivianos la arroba, y se vende desde 12 reales hasta 20; término medio, 16 reales". Recordaba que se elaboraba en cuatro meses del año, dejando la tierra libre para "otros ramos que se producen según la estación".
Advertía que, en 1867, hubo un hecho que sorprendió a los productores. El tabaco "tomó tal incremento, que se vendió por el precio fabuloso de 4 pesos bolivianos la arroba, habiendo dejado fortunas establecidas en algunos productores y negociantes de segunda mano".
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