Locura Monumental

Atlético se quedó con la copa y el premio por haber vendido más entradas.

EL PREMIO AL ESFUERZO. Mario Leito, presidente decano, le entrega la copa a Diego Barrado, capitán de los decanos. Segundos después, se desataron los festejos. LA GACETA / FOTO DE JORGE OLMOS SGROSSO EL PREMIO AL ESFUERZO. Mario Leito, presidente "decano", le entrega la copa a Diego Barrado, capitán de los "decanos". Segundos después, se desataron los festejos. LA GACETA / FOTO DE JORGE OLMOS SGROSSO
29 Julio 2013
En el campo y en las tribunas. Atlético, para felicidad de sus hinchas, triunfó en lo deportivo y en pasión. El "decano" levantó la Copa Pálpitos Deportivos por haber ganado la serie de clásicos de invierno (2 a 1 en el resultado global) y también recibió el premio por haber vendido más entradas en el duelo revancha. "Calculamos que fue un 50 % más que ellos", reconoció Luis Narchi, vicepresidente del club de 25 de Mayo y Chile.

Y el cheque los $ 25.000 que le entregaron por haber conseguido ese logro, fue más festejado por los hinchas que haber conseguido el trofeo y sumado idéntica cantidad de dinero por haber salido victorioso deportivamente. En total, además de la gloria, el "decano" embolsó los $ 50.000 que estuvieron en juego.

En el partido de ida, los "santos", según explicó el vicepresidente José Saab, se habían vendido más de 9.000 entradas a pesar de que el encuentro se disputó en una gélida tarde. "Nos trajeron el frío", bromeó el presidente Jorge Garber que se mostraba confiado que en el Monumental no habría esa cantidad de gente. Pero el efecto fue el contrario. Durante toda la semana, los simpatizantes le dieron muchísima importancia a la contienda. A través de las redes sociales pidieron reventar el Monumental para quedarse con el otro clásico de las entradas que había sido propuesto por Roberto Sagra, directivo de La Ciudadela.

Y cuando llegó el día de la revancha, desde muy temprano, los simpatizantes de Atlético se movían de un lado a otro buscando las entradas. Una hora antes de que comenzara el encuentro, todos miraban las tribunas queriendo contar a cada una de las personas que la ocupaban. Sumaban y sonreían. Presentían el triunfo.

En el entretiempo, durante el lunch de honor que se les ofreció, los directivos "santos" reconocieron la derrota. Después, en la zona de vestuarios visitante, Saab bromeaba: "pareciera que los palcos tenían un doble blíndex, porque no se escuchaba nada". Narchi le respondió: "no tienen que sorprenderse y, mucho menos, quejarse. Lo anticipé en la presentación que ganaríamos los dos premios y no me hicieron caso. Lo más importante es que todo salió bien".

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