16 Agosto 2013
La construcción impacta profundamente en el ambiente natural, en la economía, en la salud y en la productividad: es una de las mayores consumidoras de recursos naturales y una de las principales causantes de la contaminación atmosférica. Además, fabricar materiales de construcción y hacer funcionar los edificios son, indirectamente, una de las formas más intensivas de consumo energético. El desafío de la Arquitectura Sustentable es minimizar el impacto y crear ambientes más saludables.
El concepto de Arquitectura Sustentable es integrador; en él intervienen muchos factores. Desde el punto de vista tecnológico, se debe tener en cuenta la correcta elección de los materiales (naturales o artificiales, reciclados, biodegradables), se debe, también, minimizar el gasto energético desde su fabricación hasta la puesta en obra, y procurar su reutilización, además de la aplicación de las técnicas más adecuadas para su uso.
Además es indispensable pensar en la planificación general, el mínimo impacto en el terreno, los tiempos de ejecución, la contratación de mano de obra local, los procesos constructivos más adecuados según el caso. Y también la posibilidad de reciclar los componentes una vez terminada la vida útil del edificio. Todos estos indicadores -y no solo los financieros- deben tenerse en cuenta a la hora de diseñar y construir.
La arquitectura sustentable, por eso mismo, implica cambios paradigmáticos en la profesión y en la educación, y exige redefinir el papel del arquitecto en su relación con el medio y con la sociedad.
El concepto de Arquitectura Sustentable es integrador; en él intervienen muchos factores. Desde el punto de vista tecnológico, se debe tener en cuenta la correcta elección de los materiales (naturales o artificiales, reciclados, biodegradables), se debe, también, minimizar el gasto energético desde su fabricación hasta la puesta en obra, y procurar su reutilización, además de la aplicación de las técnicas más adecuadas para su uso.
Además es indispensable pensar en la planificación general, el mínimo impacto en el terreno, los tiempos de ejecución, la contratación de mano de obra local, los procesos constructivos más adecuados según el caso. Y también la posibilidad de reciclar los componentes una vez terminada la vida útil del edificio. Todos estos indicadores -y no solo los financieros- deben tenerse en cuenta a la hora de diseñar y construir.
La arquitectura sustentable, por eso mismo, implica cambios paradigmáticos en la profesión y en la educación, y exige redefinir el papel del arquitecto en su relación con el medio y con la sociedad.
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