22 Agosto 2013
Aparece en el momento menos pensado, en cualquier lugar. A la luz del día. En la nocturnidad. Está al acecho. Genera desconfianza. Temor. Desde hace tiempo, la inseguridad se ha convertido en una de las principales preocupaciones de los tucumanos. Hace unos días, se registró un episodio que convulsionó a la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Tucumán.
Una estudiante de la carrera de Trabajo Social, de 20 años, se dirigía caminando hacia la casa de estudios por la avenida Benjamín Aráoz, alrededor de las 15. Al llegar al arco de ingreso al Hipódromo, se detuvo un auto blanco con vidrios polarizados y la levantó. Según los testimonios, la joven fue abusada sexualmente y herida con un arma blanca en partes de su cuerpo. "Haya pasado algo o no, ella está lesionada físicamente. Esa herida seguramente va a sanar rápido, pero lo que no va a poder curar es su herida emocional... La impunidad es tan grande que la dejaron acá, a unos metros de la facultad, como diciendo que no les importa que los vean porque no les va a pasar nada. Es un mensaje muy crudo", dijo la directora de la carrera de Trabajo Social.
No se trata, por cierto, del primer caso de inseguridad en adyacencias universitarias. En julio pasado, como consecuencia de los constantes robos, los decanos de las Facultades de Psicología, Odontología y Filosofía y Letras acordaron que ante un eventual hecho de inseguridad que fuera percibido por cualquier miembro de la comunidad universitaria, se podía llamar al número de celular 0381-155128264 y tras la denuncia, personal de seguridad de Facultades y policías se presentarían en el lugar.
En julio, publicamos una extensa crónica sobre los permanentes arrebatos de celulares, mochilas y carteras a empleados, alumnos y docentes, que ahora salen en grupos cuando concluye su actividad (alrededor de las 22) para protegerse de los asaltos en la Quinta Agronómica. En esa oportunidad, el director general de Protección Universitaria confirmó la existencia de hechos delictivos y comentó que no solo la Quinta no era el único espacio universitario que padecía este flagelo, sino también el centro Prebisch, en el parque 9 de Julio. Agregó que se proyectaba instalar cámaras.
Por la escasa vigilancia, el parque 9 de Julio se ha caracterizado por ser inseguro cuando cae la noche y posiblemente, si no se toman los recaudos necesarios, la desprotección ciudadana se incrementará con el reordenamiento del tránsito implementado por la Municipalidad. Para mejorar la circulación por la avenida Avellaneda, seis líneas de ómnibus (4, 8, 100, 118, 123 y 131) comenzaron desde el lunes a transitar por la Soldati, que constituye el límite oeste del parque. Las personas -especialmente las mujeres- que tengan que aguardar el colectivo en las paradas de esa avenida quedarán expuestas a los malhechores, sino no se dispone una vigilancia permanente que incluya las calles Cuba, Jacques, Guatemala, Honduras y el pasaje García.
A pocas cuadras del centro Prebisch, en Benjamín Aráoz y Silvano Bores, se halla la comisaría 11°, pero a juzgar por los acontecimientos, los delincuentes no se amedrentan. Han transcurrido casi quince días del lamentable episodio, y no ha habido ninguna acción concreta del Estado para incrementar la vigilancia en nuestro principal paseo público. ¿Por qué esperar que los hechos se repitan para reaccionar cuando ya es tarde y nada puede remediarse?
Una estudiante de la carrera de Trabajo Social, de 20 años, se dirigía caminando hacia la casa de estudios por la avenida Benjamín Aráoz, alrededor de las 15. Al llegar al arco de ingreso al Hipódromo, se detuvo un auto blanco con vidrios polarizados y la levantó. Según los testimonios, la joven fue abusada sexualmente y herida con un arma blanca en partes de su cuerpo. "Haya pasado algo o no, ella está lesionada físicamente. Esa herida seguramente va a sanar rápido, pero lo que no va a poder curar es su herida emocional... La impunidad es tan grande que la dejaron acá, a unos metros de la facultad, como diciendo que no les importa que los vean porque no les va a pasar nada. Es un mensaje muy crudo", dijo la directora de la carrera de Trabajo Social.
No se trata, por cierto, del primer caso de inseguridad en adyacencias universitarias. En julio pasado, como consecuencia de los constantes robos, los decanos de las Facultades de Psicología, Odontología y Filosofía y Letras acordaron que ante un eventual hecho de inseguridad que fuera percibido por cualquier miembro de la comunidad universitaria, se podía llamar al número de celular 0381-155128264 y tras la denuncia, personal de seguridad de Facultades y policías se presentarían en el lugar.
En julio, publicamos una extensa crónica sobre los permanentes arrebatos de celulares, mochilas y carteras a empleados, alumnos y docentes, que ahora salen en grupos cuando concluye su actividad (alrededor de las 22) para protegerse de los asaltos en la Quinta Agronómica. En esa oportunidad, el director general de Protección Universitaria confirmó la existencia de hechos delictivos y comentó que no solo la Quinta no era el único espacio universitario que padecía este flagelo, sino también el centro Prebisch, en el parque 9 de Julio. Agregó que se proyectaba instalar cámaras.
Por la escasa vigilancia, el parque 9 de Julio se ha caracterizado por ser inseguro cuando cae la noche y posiblemente, si no se toman los recaudos necesarios, la desprotección ciudadana se incrementará con el reordenamiento del tránsito implementado por la Municipalidad. Para mejorar la circulación por la avenida Avellaneda, seis líneas de ómnibus (4, 8, 100, 118, 123 y 131) comenzaron desde el lunes a transitar por la Soldati, que constituye el límite oeste del parque. Las personas -especialmente las mujeres- que tengan que aguardar el colectivo en las paradas de esa avenida quedarán expuestas a los malhechores, sino no se dispone una vigilancia permanente que incluya las calles Cuba, Jacques, Guatemala, Honduras y el pasaje García.
A pocas cuadras del centro Prebisch, en Benjamín Aráoz y Silvano Bores, se halla la comisaría 11°, pero a juzgar por los acontecimientos, los delincuentes no se amedrentan. Han transcurrido casi quince días del lamentable episodio, y no ha habido ninguna acción concreta del Estado para incrementar la vigilancia en nuestro principal paseo público. ¿Por qué esperar que los hechos se repitan para reaccionar cuando ya es tarde y nada puede remediarse?