La "Barbie" rugbier

Antonella Slame, una rugbier de 12 años que juega en Natación, club en el que, paradójicamente, no hay división de rugby femenino.

ANTO ES PARTE DEL EQUIPO. Sus compañeros la aceptaron como uno de ellos. "ANTO" ES PARTE DEL EQUIPO. Sus compañeros la aceptaron como uno de ellos.
27 Agosto 2013

Veterinaria, modelo, superstar, maestra, ama de casa, bailarina y cirujana son solo algunas profesiones ejercidas por Barbie en sus más de 50 años de vida. Pero si hay algo que la muñeca no hizo en todo este tiempo fue jugar al rugby. No importa, para llenar ese vacío está su versión de carne y hueso: Antonella Slame, una rugbier de 12 años que juega en Natación, club en el que, paradójicamente, no hay división de rugby femenino.

¿Y entonces? Así, delicada como se la ve, "Anto" juega con los varones. Y no tiene drama en embarrarse para tacklear y mandar al suelo a cualquiera, sin importar la contextura física.

Hoy ya no es la única. Este año, varias chicas se animaron a seguir el camino que ella abrió en abril del año pasado, cuando se plantó en que la dejaran unirse a la división M11, donde jugaba su hermano Nicolás. Así, se convirtió en la primera jugadora de rugby del club "blanco".

"Al principio mi mamá me miró con cara de vos estás loca. Pero un día le pidió a los entrenadores que me dejaran probar, para ver si me gustaba, y ellos aceptaron. Tres días después vine a un entrenamiento y al siguiente jugué mi primer partido", cuenta la joven pionera.

Al que no le hizo ninguna gracia fue a su papá. "No quería que me golpeara, y me dijo que si jugaba me iba a castigar. Pero no le hice caso. Cuando le conté que ya jugaba, me dijo que mientras no me lastimara, estaba bien. Pero un día me golpeé fuerte y me largué a llorar, no porque me doliera, sino porque pensé que no me iban a dejar jugar nunca más", recuerda Antonella. No sería la única vez que el rugby la haría llorar...

Una líder

"Al principio fue una revolución", coinciden Ricardo Orellana y Martín Barros, entrenadores de aquélla M11 que recibió a Antonella. "Era difícil. Estábamos acostumbrados a tratar con varones, y de repente teníamos a una chica en el grupo. Al principio, cuando la veían venir con la pelota, los rivales iban despacio, pero ella los dejaba sembrados en el piso. Y cuando hay que defender, tiene mucha decisión para tacklear. Ahora ya la conocen, y saben que si no largan la pelota, se van a comer una envasada terrible", grafica Barros.

"A pesar de eso, nunca perdió la femineidad. Juega al rugby, pero sigue siendo una chica como cualquiera. Lo que sí, tiene una personalidad increíble. Se integró muy rápido, y contagia mucho a sus compañeros", la describe Orellana. Lo confirmaron en la gira a Mendoza que realizaron las infantiles del club en mayo. "La quisieron bautizar y ella los agarró a chirlos. No les quedaron ganas. Y después, en un partido que íbamos perdiendo, ella comenzó a llorar de la impotencia y le gritaba a sus compañeros que no se quedaran parados y que salieran a tacklear", relata "Richie". Lo que se dice, una líder.

Encrucijada


La madurez de Antonella es llamativa. Mientras otros chicas de su edad solo sueñan con conocer a Justin Bieber, ella la tiene clarísima: quiere estudiar Administración de Empresas. "A mí me enseñaron que te puede gustar mucho un deporte, pero el estudio siempre está primero. Sino, es difícil que algún día llegues a ser alguien. Siempre vas a tener oportunidad de hacer deporte, pero de estudiar no. Podés hacerlo si sos más grande, pero ya no será lo mismo.", asegura.

Por sus condiciones y su personalidad, la ascendieron a la M13. El problema es que, por reglamento, la M14 será la última división en la que pueda jugar entre varones. Pese a que el grado de desarrollo de destrezas que exhibe casi le asegura un futuro en Las Pumas, la alternativa de jugar en un equipo femenino no la seduce. Y menos en otro club: "yo soy de Natación. Mientras me dejen, yo quiero seguir jugando con los chicos. El día que no, me dedicaré al hockey. No me gusta tanto como el rugby, pero...", anticipa, y agrega, para cerrar: "hasta entonces, disfrutaré de jugar con mis amigos".

PUNTO DE VISTA: Por Noemí Iñigo (mamá de Antonella)

Nunca se guarda nada

Antonella se maneja igual en la vida como en el rugby: no se guarda nada. Es muy extrovertida y muy curiosa. Todo quiere saber, siempre anda preguntando por qué esto, por qué aquello. Y la verdad, me parece bueno que haya querido jugar al rugby. Me gusta que mis hijos ocupen su tiempo en cosas sanas, en hacer deporte. Yo misma corría cuando era más joven, y ahora juego al básquet en Belgrano. Ella también jugaba al básquet y hacía atletismo antes, pero lo que más le gusta y para lo que mejores aptitudes tiene es para el rugby. Aparte, ya no le daban los tiempos. Se pasa la mitad del día en el colegio, donde también hace natación, y la otra mitad en el club. A la casa viene a dormir nomás.

Ella es muy chica todavía, y creo que no se da cuenta de las condiciones que tiene. Ella sabe perfectamente que tiene que estudiar, pero creo que así y todo seguirá jugando.

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