José María, el amuleto gaucho

El wing volvió a ser campeón con "huira" tras 10 años.

ASÍ EMPEZÓ. José María festeja el primer título de Huirapuca, en 1999. ASÍ EMPEZÓ. José María festeja el primer título de Huirapuca, en 1999.
04 Septiembre 2013

Una legión de quiromantes podrían intentar develar el futuro de José María Núñez Piossek leyendo las líneas de sus manos, pero sería inútil. El wing parece haber aprendido a disfrutar del hoy y a esperar que el mañana lo sorprenda. Para comprobarlo, basta con remontarse a mediados de 2010, cuando en una entrevista aseguró seguía totalmente fuera de la cancha y despojado de la tentación de ponerse los cortos. Sin embargo, nunca dejó de darse una vuelta por Huirapuca, y antes de que se diera cuenta, ya había saltado el siempreverde con los botines atados para jugar otro Regional con el "viento rojo". El desenlace fue el mismo que el de la última vez.

"Justo se dio que mi último año en el club fue 2003, cuando salimos campeones, y ahora que volví, levantamos la copa de nuevo", se sorprende José María.

- ¿Sos el amuleto del club?

- Parece que sí, ja ja. No, hablando en serio, se trata de una casualidad simplemente. Tratamos de estar pendientes de lo que pasaba en el equipo, ayudando y sumando en lo que podía. Fue un torneo largo y muy difícil, con momentos altos y otros bajos, pero siempre tratamos de dar lo mejor. De pensar en el grupo, de ponerlo antes que a nada. Esas cosas son las que al final te dan satisfacciones. No las individualidades.

Como todo concepcionense, José esperaba un final mejor. Y le costará olvidarse de aquel pase que no logró atenazar en la puerta del ingoal "purpurado", sobre el final del partido. "Me entristece haber jugado mal, lo que nos llevó a perder. Igual, creo que también se debió a la experiencia de ellos, que venían jugando varias finales, mientras que para nosotros era la primera en mucho tiempo. Por eso, aunque nos dolió esa derrota en nuestra cancha, me parece que es justo que ellos también hayan dado la vuelta olímpica, porque son un gran equipo que hizo una gran campaña", elogió el máximo tryman de Los Pumas.

No obstante, está convencido de que superar la frustración de compartir el oro que prometía ser exclusivo, es sólo cuestión de tiempo. "De a poco se nos va a ir pasando la bronca por haber perdido el último partido. Ahí le vamos a encontrar el verdadero sabor a este título", asegura.

Lo más probable es que no tenga mejor broche que este, pero no quiere que esa imagen gris sea la última. Una carrera como la suya no merece terminar con una derrota. De todos modos, como padre de familia, sabe que se avecinan varios viajes y la visa familiar debe ser tramitada. Dando por descontado el visto bueno de la patrona, ya se candidatea para lo que viene. "Voy a jugar el torneo del Interior y el Nacional de Clubes del año que viene. Ahí sí me retiro", avisa. Se lo nota seguro, aunque hace tres años afirmó que si le picaba el bichito de volver, lo aplastaba. Y hoy es campeón de nuevo.

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