Por Federico Diego van Mameren
10 Septiembre 2013
El fuego fue cambiando el ritmo de trabajo y, al mismo tiempo, transformando las páginas del diario. En las primeras horas de la tarde fue el alerta por un incendio que ponía en tensión a los pobladores de los Ralos. Más de un centenar terminó fuera de su casa. Con el correr de las horas el llamado de atención llegó desde el aeropuerto, cuando se supo que los aviones dejaban de aterrizar en nuestras tierras y los que estaban en el aire esquivaban la aeroestación como si esta estuviese apestada. LA GACETA.com fue contando minuto a minuto lo que padecían pasajeros y trabajadores. Las imágenes que llegaban de los propios viajeros eran sorprendentes: no parecían de este siglo. Finalmente, el aeropuerto quedó vacío y todos salieron lo más rápido posible, pero sólo unos metros porque, antes de salir, tenían que pagar el estacionamiento. Todo este revuelo y las imágenes de fuego coparon la tapa.
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