17 Noviembre 2013
GLADIADOR. Carlos Cáceres fue uno de los baluartes en la delantera tucumana, que socavó la resistencia de los "mayuatos".
Algún día tenía que llegar el huracán "naranja" que se esperaba desde hace dos semanas, cuando Alto Valle la sacó dentro de todo barata en su visita al Parque 9 de Julio. En aquélla oportunidad, el hambre inicial se satisfizo mucho antes de lo previsto y, pese a la holgura del triunfo, nadie se fue del todo conforme. Tampoco arreció el vendaval en Córdoba, donde el corazón debió compensar la falta de alternativas palpables y le evitó a Tucumán de tener que cargar hasta último momento con la incómoda incertidumbre de una clasificación en riesgo.
Algún día tenía que explotar el fuego "naranja" y menos mal que lo hizo ayer. No sólo porque enfrente estaba un seleccionado salteño con el ánimo por las nubes y hastiado de condición de aprendiz, sino porque en juego estaba la condición de local para semifinales. Se sabe que en el Argentino, jugar con el bullicio a favor, no tiene precio. Que lo diga Rosario sino, que en la "Chicago" argentina le cortó las alas a las "águilas" de Buenos Aires y las condenó a buscar su pase a la final en una "Caldera del Parque" donde hace rato nadie sale con el puño en alto.
Ya lo había anticipado Alejandro Molinuevo: al fuego se lo combate con más fuego. Y si Salta venía con hambre, Tucumán salió a comérselo vivo. Máximo Ledesma, una de las figuras, asestó el primer gancho a los dos minutos, completando una construcción de fases con una apilada personal que terminó abajo de la hache. Él mismo se encargó de convertir ése y el segundo try de Macario Villaluenga, que llegó cerca del final. El primero del imparable velocista de Huirapuca, asentado en el primer cuarto de hora, fue un duro golpe al ego "mayuato", agigantado por el cachetazo el "dogo" bicampeón y el paseo sobre Alto Valle.
Ese orgullo gaucho llevó a los hombres de Oscar Prado un poco más adelante en el campo en el complemento, para tratar de borrar el deshonor del 28-0 con el que se abrió el entretiempo. Se entregaron a la lucha con valentía y vergüenza, y hasta vieron al veloz Martín Núñez llegar dos veces al ingoal, pero no mucho más. Su voluntad se estrelló con la potencia de una "naranja" que, finalmente, se decidió a mostrar lo que es capaz de hacer.
Algún día tenía que explotar el fuego "naranja" y menos mal que lo hizo ayer. No sólo porque enfrente estaba un seleccionado salteño con el ánimo por las nubes y hastiado de condición de aprendiz, sino porque en juego estaba la condición de local para semifinales. Se sabe que en el Argentino, jugar con el bullicio a favor, no tiene precio. Que lo diga Rosario sino, que en la "Chicago" argentina le cortó las alas a las "águilas" de Buenos Aires y las condenó a buscar su pase a la final en una "Caldera del Parque" donde hace rato nadie sale con el puño en alto.
Ya lo había anticipado Alejandro Molinuevo: al fuego se lo combate con más fuego. Y si Salta venía con hambre, Tucumán salió a comérselo vivo. Máximo Ledesma, una de las figuras, asestó el primer gancho a los dos minutos, completando una construcción de fases con una apilada personal que terminó abajo de la hache. Él mismo se encargó de convertir ése y el segundo try de Macario Villaluenga, que llegó cerca del final. El primero del imparable velocista de Huirapuca, asentado en el primer cuarto de hora, fue un duro golpe al ego "mayuato", agigantado por el cachetazo el "dogo" bicampeón y el paseo sobre Alto Valle.
Ese orgullo gaucho llevó a los hombres de Oscar Prado un poco más adelante en el campo en el complemento, para tratar de borrar el deshonor del 28-0 con el que se abrió el entretiempo. Se entregaron a la lucha con valentía y vergüenza, y hasta vieron al veloz Martín Núñez llegar dos veces al ingoal, pero no mucho más. Su voluntad se estrelló con la potencia de una "naranja" que, finalmente, se decidió a mostrar lo que es capaz de hacer.
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