Por Carlos Páez de la Torre H
19 Noviembre 2013
UNA ESQUINA, EN 1900. Las Heras (hoy San Martín) y Maipú. Sobre la derecha, se ven las ventanas enrejadas del local de la Municipalidad, en el solar donde hoy está el Banco de la Nación. LA GACETA / ARCHIVO
Ezequiel Díaz, en su ameno e interesante libro "Tucumán entre dos siglos" (1973), se detiene en los barrios tucumanos que conoció, o sobre los cuales oyó en su niñez. "En la calle Jujuy, segunda cuadra, acera oeste, existía un conventillo que llamaban 'El peligro'. Esto dio lugar a que en cuadras a la redonda lo llamaran 'Barrio del Peligro'. Muchas veces oímos la mención", escribe.
Pero no era un barrio sino sólo un punto de referencia. "Allí se alojaban algunos pendencieros, que por la circunstancia de encontrarse siempre en riñas, hacían arriesgado transitar por la acera 'del peligro', sobre todo en horas de la noche". Igual ocurría en el conocido como barrio "de las cañas": hacia el norte, pasando San Juan, "existía una casucha a mitad de cuadra donde emergían por sobre la pared cañas huecas. En cuanto a los 'espantos' y 'aparecidos' que se les asignaba a tal lugar, se podía colegir por la catadura de los vecinos, como en casos análogos".
Hacía notar Díaz que la gente solía llamar "barrios" a los que no eran sino "lugares accidentales de casos fortuitos". Así, los denominados "del Ahorcado", "de la Laguna", "del Tarco". En otros casos, la actividad de un punto daba el nombre a varias cuadras, como el barrio "de La Tablada", frente al Cementerio del Oeste.
Destacaba también la costumbre de que "la esquina" fuera no sólo punto de encuentro y de reunión, sino de referencia. Durante muchos años, tuvieron el nombre de algún personaje, o de un hecho. "Es fácil relatar algo que ocurrió en la esquina y no a mitad de cuadra. La esquina da realce a la descripción; en mitad de cuadra, pierde la mitad de su importancia".
Pero no era un barrio sino sólo un punto de referencia. "Allí se alojaban algunos pendencieros, que por la circunstancia de encontrarse siempre en riñas, hacían arriesgado transitar por la acera 'del peligro', sobre todo en horas de la noche". Igual ocurría en el conocido como barrio "de las cañas": hacia el norte, pasando San Juan, "existía una casucha a mitad de cuadra donde emergían por sobre la pared cañas huecas. En cuanto a los 'espantos' y 'aparecidos' que se les asignaba a tal lugar, se podía colegir por la catadura de los vecinos, como en casos análogos".
Hacía notar Díaz que la gente solía llamar "barrios" a los que no eran sino "lugares accidentales de casos fortuitos". Así, los denominados "del Ahorcado", "de la Laguna", "del Tarco". En otros casos, la actividad de un punto daba el nombre a varias cuadras, como el barrio "de La Tablada", frente al Cementerio del Oeste.
Destacaba también la costumbre de que "la esquina" fuera no sólo punto de encuentro y de reunión, sino de referencia. Durante muchos años, tuvieron el nombre de algún personaje, o de un hecho. "Es fácil relatar algo que ocurrió en la esquina y no a mitad de cuadra. La esquina da realce a la descripción; en mitad de cuadra, pierde la mitad de su importancia".
Lo más popular