21 Noviembre 2013
La vida sería impensable sin él y aunque el hombre lo sabe, se ocupa de ensuciarlo y de dañar la salud de sus congéneres. Por esa razón, hace 36 años, sospechando el futuro poco amable que se avecinaba, la Organización Mundial de la Salud (OMS) decidió que el Día Mundial del Aire Puro se celebrara el tercer jueves de noviembre. Advertía en ese entonces que algunos de los factores contaminantes eran el smog provocado por los vehículos y las industrias, así como la quema de basura y plásticos.
La contaminación atmosférica constituye un riesgo medioambiental para la salud y se estima que causa alrededor de dos millones de muertes prematuras al año en todo el mundo. Cuanto menor sea la contaminación atmosférica de una ciudad, mejor será la salud respiratoria (a corto y largo plazo) y cardiovascular de su población, según la OMS.
El organismo mundial estima que la contaminación del aire de interiores causa aproximadamente 2 millones de muertes prematuras, la mayoría en los países en desarrollo. Casi la mitad de esas muertes se deben a neumonías en menores de 5 años. Se calcula que la contaminación atmosférica urbana causa en todo en mundo 1,3 millón de decesos por año, que afectan de forma desproporcionada a quienes viven en países de ingresos medios.
Hace menos de un mes, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer, de la OMS, divulgó un estudio que señala que el aire que respiramos contiene sustancias que provocan cáncer. Se indicó que las 223.000 muertes ocurridas en 2010 en el mundo por cáncer de pulmón se produjeron como consecuencia de la polución del aire. En oportunidades anteriores, se habían clasificado como cancerígenos el humo de los caños de escape de automóviles y los solventes y metales, pero esta era la primera vez que se afirma que la contaminación del aire es vehículo del cáncer, no solo de pulmón, sino que también podría serlo de vejiga.
A diario, los tucumanos también estamos expuestos a la polución ambiental, a través del humo de los escapes de ómnibus y otros vehículos, de las chimeneas de las fábricas y durante los meses que dura la zafra azucarera. El equipo de neumonología del Hospital Padilla comprobó que en invierno, la contaminación atmosférica puede superar el nivel de 700 puntos por la quema de cañaverales y de pastizales, y por la sequía, cuando el límite para considerar saludable el aire es de 250, según la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos. "Los pacientes que sufren la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) tienen mayores probabilidades de desarrollar cáncer", sostuvo la neumonóloga que dirige ese equipo.
Todos los tucumanos deberíamos bregar por respirar un aire puro -debería ser un derecho- y obligar a nuestros representantes a que apliquen con rigor las leyes vigentes que castigan a los que contaminan y dañan el medio ambiente. La educación es una herramienta esencial para lograr la concientización, comenzando por los niños en la escuela. Si la contaminación del aire provoca cáncer, significa que nuestros gobernantes no deben seguir mirando a otro lado.
"Así también veo las muertes que están entre nosotros desde ahora, y respiro en el aire la ceniza y lo destruido, el largo, solitario espacio que me rodea para siempre...", bien pudo haber escrito Pablo Neruda estos versos de su "Tango del viudo", soportando la lluvia de hollín y el polvo del invierno tucumano.
La contaminación atmosférica constituye un riesgo medioambiental para la salud y se estima que causa alrededor de dos millones de muertes prematuras al año en todo el mundo. Cuanto menor sea la contaminación atmosférica de una ciudad, mejor será la salud respiratoria (a corto y largo plazo) y cardiovascular de su población, según la OMS.
El organismo mundial estima que la contaminación del aire de interiores causa aproximadamente 2 millones de muertes prematuras, la mayoría en los países en desarrollo. Casi la mitad de esas muertes se deben a neumonías en menores de 5 años. Se calcula que la contaminación atmosférica urbana causa en todo en mundo 1,3 millón de decesos por año, que afectan de forma desproporcionada a quienes viven en países de ingresos medios.
Hace menos de un mes, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer, de la OMS, divulgó un estudio que señala que el aire que respiramos contiene sustancias que provocan cáncer. Se indicó que las 223.000 muertes ocurridas en 2010 en el mundo por cáncer de pulmón se produjeron como consecuencia de la polución del aire. En oportunidades anteriores, se habían clasificado como cancerígenos el humo de los caños de escape de automóviles y los solventes y metales, pero esta era la primera vez que se afirma que la contaminación del aire es vehículo del cáncer, no solo de pulmón, sino que también podría serlo de vejiga.
A diario, los tucumanos también estamos expuestos a la polución ambiental, a través del humo de los escapes de ómnibus y otros vehículos, de las chimeneas de las fábricas y durante los meses que dura la zafra azucarera. El equipo de neumonología del Hospital Padilla comprobó que en invierno, la contaminación atmosférica puede superar el nivel de 700 puntos por la quema de cañaverales y de pastizales, y por la sequía, cuando el límite para considerar saludable el aire es de 250, según la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos. "Los pacientes que sufren la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) tienen mayores probabilidades de desarrollar cáncer", sostuvo la neumonóloga que dirige ese equipo.
Todos los tucumanos deberíamos bregar por respirar un aire puro -debería ser un derecho- y obligar a nuestros representantes a que apliquen con rigor las leyes vigentes que castigan a los que contaminan y dañan el medio ambiente. La educación es una herramienta esencial para lograr la concientización, comenzando por los niños en la escuela. Si la contaminación del aire provoca cáncer, significa que nuestros gobernantes no deben seguir mirando a otro lado.
"Así también veo las muertes que están entre nosotros desde ahora, y respiro en el aire la ceniza y lo destruido, el largo, solitario espacio que me rodea para siempre...", bien pudo haber escrito Pablo Neruda estos versos de su "Tango del viudo", soportando la lluvia de hollín y el polvo del invierno tucumano.