Navidad en Jesucristo

Por Pbro. Dr. Marcelo Barrionuevo.

22 Diciembre 2013
Amigos, estamos a pocos días de celebrar el misterio del Dios que se hace niño. Escandalo para la razón consuela desde la fe. Dios se hace hombre para que los hombre lleguemos aser hijos de Dios. Por ello la navidad es una fiesta eminentemente religiosa, donde se pone de relevancia el Misterio del Dios que se encarna para redimir al hombre.

En las lecturas se nos anuncia la inminente llegada del Salvador, “Dios con nosotros” (1ª lect), del linaje de David, Hijo de Dios (2ª lect). José, esposo de María, se siente turbado ante el embarazo de ella pero no queriendo difamarla piensa abandonarla en secreto. Un ángel, en sueños, le comunica el misterio (3ª lect).

En las lecturas se entrelaza una verdad fundamental: Dios se encarno en la historia y la cambió definitivamente. La historia es cristiana desde Jesús el Cristo. Pero algo profundo se nos da como opción, el principio de la Encarnación: Dios se hace uno de nosotros y se mete en la historia de cada ser humano y de su acontecer existencial. A partir de allí, nada humano le es indiferente a Dios, nada humano le puede ser indiferente al cristiano.

Dios está entre nosotros, en cada uno. Al encarnarse, su contacto con la humanidad no fue puramente circunstancial sino total, hipostático, lo llamaron los padres de nuestra fe. Dios ha hecho suya la causa del hombre y nos ha advertido que cualquier cosa que hacemos a alguno de sus hermanos más pequeños -que eso somos cada uno- a Él se lo hacemos. Cuando yo sonrío, hago un servicio, evito una palabra que puede herir, me intereso por los demás, estoy sonriendo, sirviendo, evitando herir e interesándome por Jesucristo.

El Principio de la Encarnación nos debe iluminar y hacer examinar el acontecimiento vividos en nuestra Argentina, en nuestro Tucumán. Son momentos de volver a sembrar el principio de la unidad y de la paz. La navidad nos encuentra en un momento social particular al cual no podemos ignorar. Los cristianos debemos aportar lo más propio de nuestra como es la capacidad de perdón y reconciliación. Las heridas sociales deben ser sanadas con el aceite de la caridad y el perdón.

Preguntémonos en el umbral de estos días navideños en que la familia se reúne y adornamos la casa, se sacan las mejores bebidas, las comidas más sabrosas: ¿Sacamos lo que de más cálido y mejor hay en nosotros para alegrar la vida de quienes nos rodean? ¿Sabemos reprimir el genio, moderar el carácter, pasar por alto los pequeños roces propios de toda convivencia? ¿Alivio con mi generosidad a quienes no gozan de la abundancia que Dios me ha concedido?

Dios está entre nosotros, en el marido, la mujer, los hijos, los hermanos, los vecinos y compañeros de profesión, los enfermos, los menos favorecidos, los que están en prisión...Dios esta también en aquellos que han saqueados… en los han decidido defenderse hasta la muerte… en los vecinos que se han desencontrado… Dios nos pide que esta navidad nos perdonemos y saquemos la Argentina, Tucumán, nuestro Barrio de la oscuridad del egoísmo para dejarnos iluminar por la estrella de la Paz.

Dios bendiga a todos, Feliz Navidad.

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