Por el calor, las plazas se convirtieron en improvisadas villas veraniegas

Los paseos públicos más lindos de la ciudad se ven colmados para descansar del tórrido calor. La tarde, ahora se vive de noche.

CARNAVAL TODA LA VIDA. Una multitud de chicas y chicos se apuran para jugar con las columnas de agua del monumento a Manuel Belgrano -que parece un balneario en plena costa- porque a las 23 deja de funcionar. la gaceta / fotos de Antonio Ferroni CARNAVAL TODA LA VIDA. Una multitud de chicas y chicos se apuran para jugar con las columnas de agua del monumento a Manuel Belgrano -que parece un balneario en plena costa- porque a las 23 deja de funcionar. la gaceta / fotos de Antonio Ferroni
12 Enero 2014
“Salimos a vivir de noche”. Como el argumento de una película de ciencia ficción. Hasta ese punto ha distorsionado el calor la vida de los tucumanos. Es que, ante las tórridas temperaturas, las calles se vacían por la siesta y la gente va asomando lentamente hacia la noche desde las casas -eternamente caldeadas- para invadir las plazas céntricas. El objetivo es descansar, aunque sea un poco, del calor del día en estos oasis nocturnos. Algunos paseos de la ciudad se han convertido en auténticas micro villas veraniegas.

Esto es precisamente lo que fueron a hacer Roberto Mechán y Solana Jaksic junto a sus tres nenes: Santino, Ambar y Chloe, en la plaza San Martín. “La verdad es que acá en Tucumán se vive mejor de noche que de día en esta época del año. Como es imposible hacer algo durante la tarde, salimos a vivir de noche”, explicó Mechán mientras sus hijos jugaban con sus bicicletas. “Venimos acá sobre todo para que los chicos disfruten del aire libre sin el sol, que está muy fuerte y hace mucho daño. Lo que comúnmente haríamos a las 18 o 19, por el calor y por el sol, se termina haciendo a las 21 o a las 22”, agregó Roberto, mientras Santino miraba con ojos grandes al lente del camarógrafo. A esta salida, según contaron, la programan dos o tres veces por semana, “para no tener a los chicos encerrados todo el día”. ¿Hasta qué hora se quedan? “Hasta que se acaben las baterías, pero de los padres, porque si fuera por ellos creo que no paran de jugar nunca”, explicó.

Este cambio en el movimiento no pasó inadvertido por los funcionarios de la Dirección de Espacios Verdes del municipio. Jorge Boggiato, director del área, indicó que en el último mes, y a raíz del calor, la afluencia a las plazas entre las 20 y hasta pasada la medianoche se triplicó. “La gente lógicamente busca alivio al calor y los espacios verdes permiten una temperatura menor, más agradable. El uso de los paseos públicos se triplicó en este horario, sobre todo en el Parque Avellaneda y las plazas de la Fundación, Urquiza, San Martín y Belgrano”, consignó Boggiato.

La gente acude a estos puntos de la ciudad para hacer actividades deportivas, andar en patines, pasear a sus mascotas o simplemente matear y pasar unas horas en el verde, agregó.

El movimiento incesante comienza desde las 20 y no da tregua hasta las 2 de la madrugada. En el medio, los paseos públicos se convierten en pequeñas villas turísticas por unas pocas horas.

La plaza San Martín, plagada de amantes del picnic, es la plaza más tranquila del turismo placero. Este paseo público es, además, el punto elegido por un enorme grupo de personas que salen para hacer deportes, correr o simplemente caminar un poco, porque -como es lógico- en otro horario hacer desarrollar estas actividades puede provocar un desagradable golpe de calor o directamente, una insolación.

La plaza Belgrano, en cambio, simula ser un balneario repleto de niños, pese a tener como playa al cemento que rodea las fuentes que enmarcan la estatua de Belgrano. Aquí pareciera que es carnaval todo el verano, aunque sólo hasta las 23. A esa hora el sistema se apaga y el mar se seca. Entonces, la multitud de niños que correteaba entre las columnas de agua busca a sus padres para secarse y pasar a la cena. Tanto es el alivio de las fuentes, que no sólo acuden a esta plaza los vecinos que viven a pocas cuadras de allí, sino también de barrios de toda la ciudad para aprovechar este nuevo uso del paseo.

Cambio de aire
Eso pasó con la familia Valdéz, que se vino completa para cambiar de aire desde avenida Roca al 3.300. “Venimos a pasar la tarde, pero de noche. Como no hay muchas opciones, por eso es que tanta gente se concentra en las plazas del centro. Debería haber más plazas así, con estas fuentes que les gustan a los chicos”, dijo David Sebastián Valdéz, mientras sus hijos Lucas, Francisco y Giuliano volvían de mojarse en la fuente.

Marta Casares, arquitecta y docente en la UNT, justificó que este uso incesante de personas -muchas de barrios distantes- de estos de paseos públicos responde no sólo al cuidado y a las mejores condiciones en que se encuentran, sino a un marco simbólico que tienen estos espacios y al que las personas desean acceder. “Los que viven en barrios alejados, con carencias de urbanismo, buscan estos puntos de la ciudad porque están reclamando sus derechos de poder hacer uso de esta ciudad mejor equipada, mejor urbanizada, más funcional y plagada de simbolismo”, explicó. “Creo que en esa búsqueda de pertenecer a una ciudad con calidad, es donde la democracia se ejerce”, agregó la integrante del Observatorio de Fenómenos Urbanos y Territoriales de la FAU.

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