“Tucumán tiene la peor droga del país y eso genera adictos muy afectados neurológicamente”

La casa que se encuentra en San Luis 1.635 es, tal vez, el claro ejemplo de cómo funcionan los quioscos de droga en la provincia. El sábado al mediodía la Policía allanó el domicilio de Daniel “Garra” Jalil por cuarta vez en menos de cuatro meses. Bagullos de marihuana, licuadoras que eran usadas para picar la droga, papel para armar cigarrillos y recortes de plásticos formaban parte de la decoración de la vivienda.

“Garra” está detenido desde el 1 de octubre del año pasado por orden del juez Federal Daniel Bejas, quien investiga una presunta banda dedicada a la venta de estupefacientes. En la casa de los Jalil, además, funcionaría una “cocina” de droga, según el auto de procesamiento del juzgado Federal.

Pese a la detención, el negocio continuaba bajo el mando de los hijos de “Garra”. Luego del allanamiento del sábado, la Justicia ordenó la captura de Diego Jalil, el principal sospechoso de mantener abierto el quiosco familiar.

Herencia
Que el hijo continúe con el negocio de la familia es una característica que se intensificó en los últimos años en la provincia. En 2013 hubo 173 operativos realizados por la Dirección General de Drogas Peligrosas (Digedrop), a cargo de los comisarios Fabián Salvatore, Miguel Juárez y Jorge Nacusse.

“Para evitar que se filtre la información de cómo actúan, prefieren que los socios sean los propios familiares. Hijos, esposas, padres, siguen con el negocio una vez que los vendedores de droga son detenidos. Por eso es que hay domicilios que allanamos varias veces”, explicó Salvatore.

El año pasado, la Digedrop secuestró 25 kilos de cocaína, 34 de marihuana, 100 plantas y 280 semillas de cannabis. La cantidad de droga incautada alcanzaba, según afirman los especialistas, para fabricar, al menos, 59.000 dosis. “En los allanamientos, en general, se encuentra mucha droga fraccionada. Con un kilo se puede fabricar, como mínimo, 1.000 dosis, pero muchas veces la cantidad de cocaína utilizada es menor, y se la estira con otros elementos, por lo que podrían obtenerse más dosis con cada kilo”, comentó Salvatore.

“Lo que no se nota en la marihuana es que haya estiramiento”, dijo el jefe de la Digedrop. Esta droga suele venderse en envoltorios plásticos circunferenciales, cuya cantidad es medida con una tapa de gaseosa y pesa entre dos y tres gramos. Esa dosis suele ser conocida como “bagullo”.

Mala calidad
La cocaína, en cambio, suele ser hallada en los allanamientos fraccionadas en “bochitas” o “ravioles”, contaron en la Digedrop. La primera de ellas es un envoltorio plástico, que a veces también llaman “lágrima” por la forma.

El “raviol” suele ser una dosis realizada con papel glasé en el que se envuelva la droga. Por eso es común hallar en las casas este material y tijeras. En los pasillos de “La Costanera” suelen verse los papeles brillosos desperdigados por el suelo.

“Luego de los allanamientos hacemos una prueba de campo orientativa, que poco después es corroborada por la que ordena la Justicia en los laboratorios. Lo que constatamos es que es de mala calidad”, aseveró Salvatore.

Para poder obtener más dosis, los dealers estiran la cocaína con cualquier sustancia blanca, como harina o maicena. Últimamente lo que más se usan son pastillas molidas, de distintos fármacos. “El vendedor de droga no quiere que se le muera el adicto. Por eso vemos siempre la gran adicción a la cocaína, por la poca droga que tiene el ‘raviol’, lo que los obliga a consumir más porque el efecto no es el mismo”, especificó el comisario.

“Tucumán tiene la peor droga del país. Aquí sólo se da que puedan vender porquería; por eso los chicos de sectores vulnerables ingresan al mercado de la cocaína, que en otros países es carísimo”, afirmó el médico Gustavo Marangoni, especialista en adicciones.

“Lo que se consume es mucho peor que la droga en sí. Está contaminado por ácido muriático, querosén, insecticidas”, aseguró el médico. Esto genera un doble problema: por un lado, el atinente a la adicción a la cocaína; por el otro, un alto grado de intoxicación por los ingredientes adicionados.

Por ello, dijo el especialista, el perfil de adicción en la provincia es de un daño potencial grave. “Todas esas sustancias, mezcladas, generan una toxicidad muchísimo mayor. Tenemos un perfil de adictos neurológicamente muy afectados”, sostuvo.

El residuo de la cocaína

El “Paco” también es consumido por adictos de clase media, según un especialista

“Cuando descubren que el residuo de la cocaína se podía vender, acá rápidamente se vio un comercio. En otros lugares del mundo el ‘paco’ no existe”, afirmó el médico Gustavo Marangoni. Por su bajo costo esta droga se vende en zonas vulnerables. Sin embargo, el especialista afirmó que en los últimos tiempos atendió adictos al “paco” que son de clase media. “En Tucumán hay un problema socio cultural que permite que de todo se saque provecho, como en la venta de esta basura”, afirmó el médico.

Modus Operandi

La ley agrava la pena de los que permiten que los adictos consuman en sus casas

El jefe de la Dirección General de Drogas Peligrosas, Fabián Salvatore, comentó que los vendedores de droga obligan a los adictos a consumir los estupefacientes apenas los compran, antes de salir a la calle. De esa manera, evitan que la Policía los detenga y los obligue a decir de dónde la obtuvieron. “Ese es un agravante en la ley. En varios juicios orales se agravó la pena porque facilitaron el lugar para que consuman”, afirmó el comisario.

Reincidencia

El 40% de los “transas” ya estuvieron detenidos por vender droga

Durante 2013 fueron detenidas 168 personas (90 varones y 78 mujeres). De ellas, alrededor de un 40% fue reincidente, comentaron fuentes policiales. Los que recuperan la libertad tras cumplir condena suelen seguir en el negocio. También se observó un incremento de mujeres vinculadas al narcotráfico. La Dirección General de Drogas Peligrosas informó que hace cinco años solían ser el 10% de las detenciones, en tanto que el año pasado casi llegaron a igualar a los hombres.