17 Marzo 2014
BUENOS AIRES.- Pese a que la Constitución reformada en 1994 establece que los ministros deben dejar su puesto a los 75 años, el juez Carlos Fayt pudo conservar su puesto gracias a que el máximo tribunal de Justicia declaró (1999) la nulidad del artículo 99, inciso 4.
A los 96 años, el juez ratificó que seguirá en su cargo y, mientras prepara sus memorias, analizó también el transcurrir de la política nacional. “Necesitamos una juventud que arme un partido político. No lo arma. ¿Dónde está el partido grande que se tiene que formar? ¿Qué nuevo líder puede estremecer el corazón de los argentinos y llevarlos hacia adelante? ¿Cómo hacer para que se despierte el ansia de futuro? No es fácil”, evaluó.
Aunque evitó dar nombres propios e intente darle un tono general a sus consideraciones, sus palabras parecen tener muy claros sus destinatarios: el kirchnerismo, la agrupación juvenil “La Cámpora” e incluso la propia Cristina Fernández, máxima figura de la política nacional contemporánea.
El año pasado, la Presidenta se sumó a quienes cuestionan a Fayt al referirse en un discurso al “casi centenario miembro de la Corte”. “No le debo nada a ningún Presidente. Yo no conocía a Alfonsín cuando me designaron. Soy libre. ¿Qué más puedo querer luego de 30 años de estar ahí?”, advirtió Fayt durante la entrevista que concedió a “La Nación Revista”.
El magistrado continuó: “siempre quise con un amor profundo a mi patria. Quiero que su destino sea grande. Quiero una patria más amplia, más generosa, más fuerte. Hemos tenido grandes hombres, ¿por qué no los tenemos ahora?”. “No quisiera descalificarla (a la sociedad argentina) ni debo, porque soy un fruto de ella. Quisiera que mejore. Cuando tiene que luchar, sale a las calles y golpea. No hay que tener sino paciencia con ella. El futuro está en manos del pueblo, pero necesita grandes líderes. ¿Dónde están? ¿Dónde está un Lisandro de la Torre, un Juan B. Justo? ¿Dónde están los jóvenes? Yo les dejo mis libros a ellos”, analizó.
Fayt pertenece al grupo de jueces que prefiere emitir opinión a través de sus sentencias. Se excusa, por lo tanto, de responder acerca de las múltiples causas que tiene en su poder la Corte Suprema o incluso sobre las que ya ha fallado. “Mi palabra es de oro, pero mi silencio de diamante”, aclara cuando le consultan acerca de su voto en disidencia contra la declaración de constitucionalidad de la Ley de Medios. Acepta, en cambio, referirse al funcionamiento del máximo tribunal: “todo grupo humano genera rivalidades, pero esta Corte actual no. Tiene un brillo y una limpieza total”. (Infobae.com)
A los 96 años, el juez ratificó que seguirá en su cargo y, mientras prepara sus memorias, analizó también el transcurrir de la política nacional. “Necesitamos una juventud que arme un partido político. No lo arma. ¿Dónde está el partido grande que se tiene que formar? ¿Qué nuevo líder puede estremecer el corazón de los argentinos y llevarlos hacia adelante? ¿Cómo hacer para que se despierte el ansia de futuro? No es fácil”, evaluó.
Aunque evitó dar nombres propios e intente darle un tono general a sus consideraciones, sus palabras parecen tener muy claros sus destinatarios: el kirchnerismo, la agrupación juvenil “La Cámpora” e incluso la propia Cristina Fernández, máxima figura de la política nacional contemporánea.
El año pasado, la Presidenta se sumó a quienes cuestionan a Fayt al referirse en un discurso al “casi centenario miembro de la Corte”. “No le debo nada a ningún Presidente. Yo no conocía a Alfonsín cuando me designaron. Soy libre. ¿Qué más puedo querer luego de 30 años de estar ahí?”, advirtió Fayt durante la entrevista que concedió a “La Nación Revista”.
El magistrado continuó: “siempre quise con un amor profundo a mi patria. Quiero que su destino sea grande. Quiero una patria más amplia, más generosa, más fuerte. Hemos tenido grandes hombres, ¿por qué no los tenemos ahora?”. “No quisiera descalificarla (a la sociedad argentina) ni debo, porque soy un fruto de ella. Quisiera que mejore. Cuando tiene que luchar, sale a las calles y golpea. No hay que tener sino paciencia con ella. El futuro está en manos del pueblo, pero necesita grandes líderes. ¿Dónde están? ¿Dónde está un Lisandro de la Torre, un Juan B. Justo? ¿Dónde están los jóvenes? Yo les dejo mis libros a ellos”, analizó.
Fayt pertenece al grupo de jueces que prefiere emitir opinión a través de sus sentencias. Se excusa, por lo tanto, de responder acerca de las múltiples causas que tiene en su poder la Corte Suprema o incluso sobre las que ya ha fallado. “Mi palabra es de oro, pero mi silencio de diamante”, aclara cuando le consultan acerca de su voto en disidencia contra la declaración de constitucionalidad de la Ley de Medios. Acepta, en cambio, referirse al funcionamiento del máximo tribunal: “todo grupo humano genera rivalidades, pero esta Corte actual no. Tiene un brillo y una limpieza total”. (Infobae.com)