06 Abril 2014
La eficiente respuesta de la presidenta Michelle Bachelet al terremoto de esta semana en Chile dista mucho del errático manejo que tuvo frente al sismo que devastó al país hace cuatro años, un cambio que según analistas y ciudadanos la fortalece a ella y a su plan de reformas. Los servicios de emergencia y fuerzas de seguridad actuaron rápidamente para limitar los daños de un terremoto de magnitud 8,2 que azotó el norte de Chile en la noche del martes. Las prontas órdenes de evacuación, y una serie de simulacros de emergencia en la zona durante las últimas semanas, ayudaron a que el número de muertos fuera de sólo seis. La reacción marcó un fuerte contraste con el pobre manejo de Bachelet en el terremoto de magnitud 8,8 que azotó el centro-sur de Chile en el 2010 y que provocó un devastador tsunami.
En esa ocasión, la líder socialista instruyó a la población a regresar a sus casas cuando gigantescas olas estaban a punto de golpear las costas. Más de 500 personas murieron en ese desastre.
Bachelet, luego dudó sobre si enviar al Ejército a las calles para restablecer el orden. Los saqueos se propagaron y la ayuda apenas llegó. Fue el punto más bajo de un mandato mayormente exitoso. La gestión del Gobierno en ese sismo fue tan mala que algunos familiares de las víctimas intentaron llevar a juicio a Bachelet por las muertes.
Pero la líder del bloque de centro-izquierda Nueva Mayoría regresó al poder el mes pasado y su manejo hábil de la emergencia reciente está impulsando su popularidad, dejándola en una posición más fuerte para empujar por aumentos de los impuestos, una reforma a la educación y una nueva Constitución que buscan combatir la desigualdad de ingresos. “Con el terremoto, tiene un mayor apoyo ciudadano y una mayor capacidad de negociación en el Congreso”, dijo el analista político Guillermo Holzmann. Ahora, Bachelet dejó que los bien equipados servicios de emergencia y su ministro del Interior ocuparan un lugar central en la organización de las evacuaciones, mientras ella daba órdenes detrás de escena. “No sintió la necesidad de estar presente delante de las cámaras como la vez pasada, permitió que otros representantes de su Gobierno lo hicieran”, dijo un experto en opinión pública de la Universidad de Chile, Robert Funk. “El liderazgo de Bachelet es creíble ahora”, dijo Pablo Chandía, un comerciante de Santiago. En el 2010, “se improvisó mucho, no hubo seriedad. Esta vez estaba más preparada”, insistió.
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