27 Abril 2014
Ediles invitan a Toledo a convertirse en opositor
Los concejales opositores salieron al cruce del convite del jefe municipal de incorporarse al gobierno, como lo hizo Dora Bianco Albornoz Piossek dijo que el intendente no respeta la división de poderes, mientras que Campero señaló que jamás iría al gabinete municipal
ARCHIVO LA GACETA
- ¿Ya pidió licencia, concejal?
Pedro voltea y se vuelve a verlo, con el diario entre las manos. Esboza una sonrisa, levanta los hombros y sigue su camino. Ese es el primero de los comentarios que, durante el resto del día, va a oír el macrista Pedro Albornoz Piossek. Lo oye en la puerta de su casa, de la boca de un vecino, temprano en la mañana.
“Rechazo la invitación del señor intendente. Lamentablemente, él está acostumbrado a no respetar la división de poderes”, responde el edil, un rato después, en referencia a los dichos del intendente de Yerba Buena, Daniel Toledo, quien el viernes invitó a los concejales de la oposición a formar parte de su gabinete.
“Más que aceptar su invitación, le redoblo la apuesta. Lo invito a que venga a formar parte de mi equipo. Le enseñaremos a hacer política, pero con respeto por las leyes. Quiero recordarle a él, que se define como un peronista recalcitrante, una frase de Perón: dentro de la ley, todo. Fuera de la ley, nada”, dice Albornoz Piossek.
“Se olvida que los concejales fuimos electos para legislar y para controlar al Ejecutivo municipal. Esa tarea, incluso, no nos resulta fácil, debido a la constante negativa a brindarnos información. Esto es avalado por un decreto inconstitucional”, prosigue, en referencia a la resolución 134, que establece que los pedidos de informes elevados al intendente y a los funcionarios deben ser autorizados por el presidente del Concejo Deliberante, el oficialista Antonio Caferro.
Cimbronazo de Marianela
Al mediodía, el bar es un hervidero. Las voces se elevan por encima del chisporroteo de la cafetera. Los mozos van y vienen. La gente conversa. Hay quiénes discuten de fútbol y de negocios. Algunas mujeres hablan de compras. En una de esas mesas, en Tennessee, una cafetería situada en el corazón de la ciudad de Yerba Buena, dos hombres hablan de política.
“Toledo es un hipócrita”, le dice el radical Mariano Campero al abogado sentado frente suyo. “Bajo ningún punto de vista formaría parte de un Gobierno donde el manejo de la obra pública es oscuro. Se pagan sobreprecios por obras que se destruyen a los seis meses. Las calles que se pavimentaron durante esta gestión, por ejemplo, están destruidas”, dice el concejal, también en respuesta a la proclamación de Toledo de convidara los ediles de la oposición a sumarse a su gestión.
Luego argumenta que los ciudadanos lo votaron para cumplir un rol, y que no va a traicionar esos votos. “Somos los únicos controladores. La función del Concejo es monitorear los actos del Gobierno municipal. Por eso le hemos solicitado que haga pública la lista de empleados de la Municipalidad, contratados y permanentes”, continúa, en alusión al pedido efectuado de forma conjunta con otros opositores, Albornoz Piossek y Javier Jantus, luego de que se supiera que el oficialista Luciano Villegas había designado a la madre y al hermano de Marianela Mirra en esa Municipalidad.
“¡Cómo va a dar a conocer la nómina, si tiene a toda su familia nombrada! -exclama-. Ha convertido a la intendencia en una empresa familiar, manejada por una banda. Su cuñado, Mario Castillo, es jefe de Transporte, y su hermano, Rolando Toledo, ocupa la Tesorería Municipal”, acusa.
Finalmente, Campero dice que no va a acercarse al toledismo porque se convertiría en cómplice de situaciones irregulares.
En la edición de ayer se publicaron las declaraciones del jefe municipal, quien luego de la incorporación de dos nuevas funcionarias a su gabinete (la ex concejala opositora Dora Bianco y la hermana de la ex diputada nacional Stella Maris Córdoba, Cecilia Córdoba) invitó a los opositores Albornoz Piossek, Campero y Jantus a integrar su equipo.
Pedro voltea y se vuelve a verlo, con el diario entre las manos. Esboza una sonrisa, levanta los hombros y sigue su camino. Ese es el primero de los comentarios que, durante el resto del día, va a oír el macrista Pedro Albornoz Piossek. Lo oye en la puerta de su casa, de la boca de un vecino, temprano en la mañana.
“Rechazo la invitación del señor intendente. Lamentablemente, él está acostumbrado a no respetar la división de poderes”, responde el edil, un rato después, en referencia a los dichos del intendente de Yerba Buena, Daniel Toledo, quien el viernes invitó a los concejales de la oposición a formar parte de su gabinete.
“Más que aceptar su invitación, le redoblo la apuesta. Lo invito a que venga a formar parte de mi equipo. Le enseñaremos a hacer política, pero con respeto por las leyes. Quiero recordarle a él, que se define como un peronista recalcitrante, una frase de Perón: dentro de la ley, todo. Fuera de la ley, nada”, dice Albornoz Piossek.
“Se olvida que los concejales fuimos electos para legislar y para controlar al Ejecutivo municipal. Esa tarea, incluso, no nos resulta fácil, debido a la constante negativa a brindarnos información. Esto es avalado por un decreto inconstitucional”, prosigue, en referencia a la resolución 134, que establece que los pedidos de informes elevados al intendente y a los funcionarios deben ser autorizados por el presidente del Concejo Deliberante, el oficialista Antonio Caferro.
Cimbronazo de Marianela
Al mediodía, el bar es un hervidero. Las voces se elevan por encima del chisporroteo de la cafetera. Los mozos van y vienen. La gente conversa. Hay quiénes discuten de fútbol y de negocios. Algunas mujeres hablan de compras. En una de esas mesas, en Tennessee, una cafetería situada en el corazón de la ciudad de Yerba Buena, dos hombres hablan de política.
“Toledo es un hipócrita”, le dice el radical Mariano Campero al abogado sentado frente suyo. “Bajo ningún punto de vista formaría parte de un Gobierno donde el manejo de la obra pública es oscuro. Se pagan sobreprecios por obras que se destruyen a los seis meses. Las calles que se pavimentaron durante esta gestión, por ejemplo, están destruidas”, dice el concejal, también en respuesta a la proclamación de Toledo de convidara los ediles de la oposición a sumarse a su gestión.
Luego argumenta que los ciudadanos lo votaron para cumplir un rol, y que no va a traicionar esos votos. “Somos los únicos controladores. La función del Concejo es monitorear los actos del Gobierno municipal. Por eso le hemos solicitado que haga pública la lista de empleados de la Municipalidad, contratados y permanentes”, continúa, en alusión al pedido efectuado de forma conjunta con otros opositores, Albornoz Piossek y Javier Jantus, luego de que se supiera que el oficialista Luciano Villegas había designado a la madre y al hermano de Marianela Mirra en esa Municipalidad.
“¡Cómo va a dar a conocer la nómina, si tiene a toda su familia nombrada! -exclama-. Ha convertido a la intendencia en una empresa familiar, manejada por una banda. Su cuñado, Mario Castillo, es jefe de Transporte, y su hermano, Rolando Toledo, ocupa la Tesorería Municipal”, acusa.
Finalmente, Campero dice que no va a acercarse al toledismo porque se convertiría en cómplice de situaciones irregulares.
En la edición de ayer se publicaron las declaraciones del jefe municipal, quien luego de la incorporación de dos nuevas funcionarias a su gabinete (la ex concejala opositora Dora Bianco y la hermana de la ex diputada nacional Stella Maris Córdoba, Cecilia Córdoba) invitó a los opositores Albornoz Piossek, Campero y Jantus a integrar su equipo.