El lujo es lo de menos

Jugosas historias de los que invadieron los campings de la ciudad

UNA AVENTURA EN DOS RUEDAS. Un trío de amigos unió Santiago de Chile con Termas de Río Hondo. “Nos dolerán todos los huesos”, dijeron. LA GACETA / FOTOS DE MARIANA APUD UNA AVENTURA EN DOS RUEDAS. Un trío de amigos unió Santiago de Chile con Termas de Río Hondo. “Nos dolerán todos los huesos”, dijeron. LA GACETA / FOTOS DE MARIANA APUD
TERMAS, (De nuestra enviada especial, Mariana Apud).- La capacidad hotelera en Termas de Río Hondo está colmada, así que los campings irrumpieron como segunda opción para muchos, pero para otros fue la primera. Pese a que las comodidades no son las mismas que en un hotel, algunos tienen como opción pasar los días del MotoGP en un camping.

Por ejemplo, José y su hijo Andrés, llegaron desde Córdoba en una minicasarodante. Sí, el término es raro. Ya de por sí una casa rodante pone en la mente la imagen de una morada temporal de dimensiones no muy grandes. El mini, obviamente, reduce aún más en la imaginación las medidas. “Tiene unos 2,40 de largo”, indican.

A José se lo escucha más seguro cuando dice que la medida es la reglamentaria de una placa de fenólico. A juzgar por su tamaño y el de su hijo, la comodidad aparentemente no es un privilegio en la minicasarodante. “¡¿Cómo que no”! Es muy cómoda”, sostienen.

Padre e hijo ya hicieron varios viajes en la artesanía que hicieron durante un fin de semana en el garaje de casa. Utilizaron un aislante entre las placas de fenólico para combatir frío o calor. Fanáticos de los deportes motores, José y Andrés podrían haber disfrutado de algún hotel termense con aguas termales, pero no. “Preferimos esta vida más comunitaria y conocer gente. Como los chilenos”, explicó José.

También LG Deportiva fue a conocer a los trasandinos que, pese a haber recorrido 1.500 kilómetros desde Santiago, no pierden el entusiasmo y eso que el viaje lo hicieron en moto y durmieron en carpas. Los tres amigos refugiaron sus hogares de tela bajo la sombra de un árbol, con más tronco que ramas y hojas, y sus máquinas a la par. “La de Manuel es una Harley Davidson 1.200, un poco más deportiva que la mía, y la de Javier es una Duactti”, explicó Giancarlo Gearlasch. No son motos específicamente acondicionadas para largas travesías, pero al chileno no le importa. “No están preparadas, pero sí me preparo psicológicamente”, dice el piloto aéreo.

Su método para enfrentar el viaje no es complejo. “Me van a doler los huesos y los músculos, pero dale, vamos igual”, relata.

La recompensa es segura para Giancarlo y sus amigos, haya muchos o pocos kilómetros en el camino. “Se disfruta, sino vendríamos en avión. En la moto vamos eligiendo la ruta, parando en lugares, comiendo y tomando algo”, agregó.

De a dos, de a tres y de a ¡15! también se puede llegar hasta el Moto GP. “Venimos en un Scania 112 adaptado para motorhome”, explicó José Luis Bustos, el conductor del enorme ómnibus negro. El imponente vehículo trasladó a todos desde Ceres, Santa Fe, hasta Termas de Río Hondo. “Se lo compramos a un grupo de amigos para seguir el TC 4000”, comentó sobre el origen del hogar móvil. La unidad forma parte del JM Racing que asiste a Martín Ferreyra, uno de los 15 que disfruta las comodidades del rodado que cuenta con ocho camas, baño, aire acondicionado, televisor y el espacio adecuado para trasladar el auto de carrera.

Los brasileños ofrecieron un contraste entre la minicasarodante y el vetusto ómnibus santafesino. Desde Chapecó, Santa Catarina, seis hombres llegaron en un moderno motorhome Volkswagen. “Tardamos 24 horas sin parar para recorrer los 1.500 kilómetros”, afirmó Jorginho Gambato. No hay lugar para el aburrimiento en el vehículo, según dice el joven carioca. “Es muy bueno viajar en el motorhome porque tenemos DVD, play station y una buena sala de estar”, describió Jorginho.

El hincha de Marc Márquez, dice que es una adquisición familiar y que esta vez las damas de las familias no se sintieron atraídas por el Moto GP.

Galería 27 fotos
Comentarios