Por Jose Ariel Ibañez
17 Junio 2014
Uno jugado, uno ganado. Por ahora, nada del otro mundo. Con lo poco -poquito en realidad- que mostró la Selección en su debut mundialista le alcanzó para sumar tres puntos y convertirse en el único equipo que manda en su grupo sin compañía. Sí, aunque cueste creerlo, Argentina mira a los otros desde la cima y si el sábado le gana a Irán se asegurará el pasaje a octavos de final antes de enfrentar a Nigeria. ¿Por qué? Sus rivales protagonizaron el primer empate del torneo. El encuentro terminó sin goles y la imagen que dejaron fue tan pobre, que los seguidores de la Selección se sienten tranquilos. Más de uno habrá exclamado “¡qué bien juega Argentina!” después de quedarse dormido observando el 0 a 0. Ya no hay motivos para preocuparse. Sólo una tragedia impedirá la clasificación a octavos de final. Después, otra será la historia. Los rivales serán más duros, más exigentes. Ojalá que Alemania tome otra ruta camino a la final. Ayer aplastó a Portugal con una producción sin fisuras. Su juego provoca admiración y envidia. Es un candidato con todas las letras. Todos van querer evitarlo. Y si repasamos la historia reciente, Argentina tiene más de un motivo para no querer enfrentarlo antes del 13 de julio.