No es provocador como José Mourinho. Tampoco tiene el carisma de “Pep” Guardiola. No es verborrágico como Felipe Scolari ni obsesivo como Marcelo Bielsa. José Pekerman difícilmente trascienda las fronteras del fútbol por algo que no sea su trabajo. Serio, medido, callado, respetuoso. En el campo de juego despliega todo su talento y conocimiento. En Colombia lo aman e idolatran. Razones tienen. Llevó a Colombia a jugar un Mundial después de 16 años. Pero hay más. Este es el primer seleccionado “cafetero” en la historia que gana dos partidos seguidos en la gran cita mundialista y se aseguró anticipadamente la clasificación. El mérito es mayor si se tiene en cuenta que llegó sin su máxima figura, Radamel Falcao, lesionado al igual que varios integrantes del plantel. Tuvo que rearmar el equipo y lo hizo sin que pierda la línea futbolística que mostró en las Eliminatorias, donde terminó segundo a dos puntos de Argentina. Pero sus éxitos no son de ahora. Fue el responsable de los grandes éxitos juveniles de Argentina; el que mostró veloces reflejos para evitar que Lionel Messi juegue para España y el que en Alemania 2006 estuvo cerca de poner a la Selección en semifinales. Algo tiene Pekerman. Lo suyo no es casualidad.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios