Bordados y transparencias: el legado de Jorge Ibáñez

Las gasas, tules y brocatos destacaron la figura femenina en esta última colección “Desde el cielo”. La incertidumbre acerca del futuro de la marca

27 Junio 2014
El desfile póstumo del diseñador Jorge Ibáñez logró calmar la ansiedad por saber cómo sería esa última colección. Sin duda fue el tema de moda de la semana. Muy emocionados los invitados trataron de descifrar algo que hiciera suponer que el diseñador se despedía. ¿Sabía que sería el último? ¿Imaginó a una Virgen mientras dibujaba el vestido de novia? Miles de conjeturas sobrevolaron tanto en la previa como en los análisis posteriores al desfile. “Desde el cielo” fue como su mamá, Mabel, bautizó a esta última colección. Lo que ocurrirá de ahora en adelante con la marca no se sabe.

Cada pasada fue majestuosa, como lo que Ibáñez estaba acostumbrado a mostrar. El emblemático hotel Plaza de Buenos Aires le puso el marco a esta colección que destila lujo, brillos y suntuosidad.

Fueron 80 vestidos, de los cuales 45 ya estaban listos antes del fallecimiento del diseñador. El resto los había dejado separados con sus telas, diseño y bordados. El vestido de novia (al centro de la foto principal) despertó comentarios y suspicacias. Según manifestó la modelo Ingrid Grudke el mismo Ibáñez lo había dibujado durante un viaje a París y se lo había mostrado a su madre. Tenía capucha, algo que en su entorno había generado dudas. ¿Una novia con capucha? “Sí, así va a ser”, habría respondido el diseñador. Cuando lo vieron muchos se animaron a comparar ese vestido lleno de flores bordadas con el manto de la Virgen. ¿Una señal?

La colección se completó con tules, gasas, brocatos, sedas y mucho bordado. Un paleta de colores clásicos: rojos y negros se combinaron con el rosa Dior, el fucsia, el celeste (la primera vez que aparece este color en su colección), el violeta y el blanco.

Hubo muchas transparencias sin caer en lo grotesco. A Ibáñez le gustaba que la mujer estuviera radiante y se viera sexy. La líneas lánguidas de los vestidos resaltaban la cintura, los hombros y la espalda.

“He tenido varias clientas que también habían sido clientas de él y todas coinciden en que era un obrero. Participaba en cada vestido, se arrodillaba, marcaba el largo y estaba en cada detalle”, comentó Marisa Fretín diseñadora tucumana de vestidos de novia y alta costura. Sin duda la impronta de Ibáñez será difícil de imitar en el caso de que la marca continúe. “Nunca habrá un segundo como él, que tenga la misma creatividad. Pero sin duda su muerte le deja un valor agregado a la marca”, agregó.

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