Messi, Neymar, Robben y James Rodríguez brillan por sus gambetas, piques electrizantes y definiciones que provocan festejos y emociones por doquier. Pero luego del vendaval de goles de la primera ronda, los arqueros aparecieron en toda su dimensión en los octavos de final. Sus manos mágicas fueron el sostén de la esperanza tanto de los que quedaron eliminados como de los que avanzaron a los cuartos de final. Julio César, que dejó Sudáfrica llorando tras calcular mal un centro que terminó con el gol de Holanda y la eliminación de Brasil, tuvo su revancha al atajar los penales en octavos de final. El chileno Claudio Bravo transmitió seguridad en el arco de Chile; Colombia despliega su juega con la tranquilidad que genera David Ospina; el mexicano Guillermo Ocho tuvo un rendimiento parejo de principio a fin; Vicent Enyema fue figura de Nigeria pese al error en el primer gol de Francia; Sergio Romero le cerró la boca a muchos; el suizo Diego Benaglio mostró sus reflejos contra Argentina; Keilor Navas sorprendió tanto como Costa Rica; el alemán Nahuel Neuer mostró su capacidad para jugar de líbero y en Bélgica-Estados Unidos hubo un duelo de grandes intervenciones entre el Thibaut Courtois y Tim Howard. Goles por aquí, atajadas por allá. ¡Qué lindo está el Mundial!

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