La remodelación del Paseo de los Libertadores

15 Julio 2014
Caminar por un paseo público remozado, bien iluminado, con fuentes que funcionen y caminería nueva, provoca una sensación de placer en cualquier ciudadano. Ello sucede cuando se recorre el Paseo de los Libertadores de América, ubicado en la calle Lavalle, entre Ayacucho y Alberdi, cuyas obras de revalorización fueron inauguradas el 8 de julio pasado, en el marco de los actos del aniversario de los 198 años de la Declaración de la Independencia. Esta fue la única obra significativa que se inauguró en la reciente celebración.

El lugar rinde homenaje a esos americanos que lucharon por la libertad de la región, a través de bustos de Antonio José Sucre, José Gervasio Artigas, José Martí, Bernardo O’Higgins, Juana Azurduy, Tupac Amaru, Simón Bolívar y Francisco de Miranda, entre otros. Varios fueron restaurados y otros son nuevos.

En Ayacucho y Lavalle, se levantó un globo de hierro, que representa la Patria Grande y el peso que tiene Latinoamérica dentro del mundo, con imágenes de Manuel Belgrano y José de San Martín realizadas por el artista plástico Aníbal Fernández. Los bustos de la hasta hace pocos días llamada Avenida de los Próceres Latinoamericanos fueron inaugurados el 19 de agosto de 1986, durante la intendencia de Rubén Chebaia.

Estos trabajos, cuyo costo aproximado fue de $2.7 millones, forman parte del nuevo circuito que une las plazas Belgrano, San Martín y Los Decididos de Tucumán (ex Rivadavia); esta última se halla en proceso de remodelación, mientras que la San Martín tendrá que esperar.

También se integrará a este circuito el Boulevard Bernabé Aráoz, entre calles La Madrid y Crisóstomo Álvarez, y entre Bolívar y Rondeau. En las cinco cuadras, la Municipalidad está encarando la construcción de caminerías, y luego se instalará nuevo alumbrado y mobiliario para que el paseo desemboque en la plaza Belgrano y la Casa Belgraniana. En una primera etapa, en Bolívar y Bernabé Aráoz, se había instalado un busto en homenaje al prócer tucumano, que luchó junto a Belgrano en la Batalla de Tucumán y que fue el primer gobernador de nuestra provincia.

Es, por cierto, positiva la recuperación de una calle vertebrada por las vías del ferrocarril, que aún conserva, especialmente en su arteria oeste, algunas casas antiguas, una arboleda tupida, y escaso tránsito, lo cual le confiere una atmósfera de “barrio tranquilo del ayer”.

Nos parece positiva esta tarea del municipio capitalino de concretar este circuito histórico que contribuye no solo a embellecer la ciudad, sino que es un aporte a su rico pasado. Del mismo modo, sería interesante que se restauraran valiosas obras, tales como “Parábola”, escultura de Pompilio Villarrubia Norri (1886-1966), emplazada en la plazoleta Alfredo Gramajo Gutiérrez, frente al Cementerio del Norte, que estuvo emplazada en la plaza Independencia, entre el 7 de diciembre de 1911 y el 19 de julio de 1928. Se podría pensar en encontrarle un lugar, donde pueda ser mejor apreciada por los tucumanos. También sería positivo que con miras al bicentenario de nuestra Independencia, se hicieran bustos en homenaje a personalidades tucumanas de la cultura y de la ciencia, si se considera que no sólo son patriotas los que empuñan un arma y luchan en defensa de su pueblo, sino también aquellos que aportan a su construcción con sus creadores y además le dan prestigio.

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