Los vecinos piden que comience cuanto antes la obra en la ex “Villa Piolín”

El espacio se convierte rápidamente en un basural. Los carreros corren más rápido que las máquinas que limpian. El proyecto.

UNA FISONOMÍA DIFERENTE. Sólo árboles han quedado en pie en el predio que antes ocupaban los vecinos del barrio Ángela Riera, que a fines del año pasado fueron reubicados en viviendas construidas en El Manantial Sur. UNA FISONOMÍA DIFERENTE. Sólo árboles han quedado en pie en el predio que antes ocupaban los vecinos del barrio Ángela Riera, que a fines del año pasado fueron reubicados en viviendas construidas en El Manantial Sur.
14 Enero 2015
La tranquilidad y la esperanza de vivir en un barrio más apacible no ha durado mucho en la zona de la ex Villa Piolín. El esperado traslado de las 150 familias que ocupaban un terreno de una manzana desde hacía décadas, ha virado en un nuevo padecimiento para los vecinos: si antes vivían encerrados por el temor a los asaltos o a las peleas, ahora permanecen con puertas y ventanas cerradas por el insoportable olor que llega desde el predio desocupado. Es que, desde que los habitantes de la villa fueron mudados a El Manantial, el lugar se ha convertido en un basural al aire libre. Nada nuevo bajo el sol: es exactamente lo mismo que sucedió luego del traslado de la villa conocida como “El Triangulito”, en La Ciudadela, situación que al menos por ahora parece estar controlada.

Mabel Aguirre todavía tiene impregnado en la memoria el olor nauseabundo que dejaron las dos semanas de las Fiestas. Cuando relata la situación tiene el impulso de llevarse una mano a la cara y taparse la nariz. “Son los carreros -se apresura en denunciar-; vienen y tiran de todo, desde escombros hasta animales muertos. Tenemos que vivir encerrados por la cantidad de moscas que hay. Y sí, vienen a limpiar los camiones, pero sólo cuando ya hay una montaña de basura”, asegura la vecina y se pregunta: “¿no era que iban a hacer una plaza? Una plaza de basura, será”.

Al igual que Mabel, Noelia (vive desde que nació, hace 32 años, en uno de los pasajes de la zona), asegura que ni ella ni su familia sufrieron nunca un robo o situación violenta con los habitantes del barrio Ángela Riera, el nombre real de “Villa Piolín”. Es más, recuerda que una vez, durante un incendio en su casa, algunas mujeres que vivían ahí fueron las primeras en ir a socorrerla a ella y a su hermana, cuando eran apenas unas niñas. Sin embargo, reconoce que sí se percibía una situación de tensión permanente y que algunos vecinos tuvieron problemas. “Pero ahora es peor. Desde que se fueron y llegó el basural, estamos llenos de moscas, arañas, cucarachas... El olor es insoportable y cuando vienen a limpiar, a los pocos días aparece la basura nuevamente”, señala.

Nadie se anima a ponerle un freno a quienes van al predio a depositar clandestinamente desperdicios que recogen en zonas cercanas. “Hace poco ví cómo un carro tirado por un caballo arrojaba basura en medio de la manzana. No me animé a decirle nada por miedo a que tomen represalias con mi casa o mi familia”, admitió.

Quejas por todas las vías
A partir de los últimos días del año pasado, a la Redacción de LA GACETA comenzó a llegar una incontable cantidad de mensajes de WhatsApp y llamados a la sección Caminando la Ciudad. Los vecinos, en general, se manifiestan preocupados por las demoras en iniciar las obras para construir un espacio verde público en el predio que pertenece a la Provincia. Incluso, una lectora denunció que por las noches se instalan personas a tomar alcohol entre medio de los yuyos y la basura durante largas horas.

En una Carta de Lectores publicada ayer, Carlos Pereyra advertía: “si las autoridades no comienzan con las obras, estaremos nuevamente repletos de las inmundicias que se arrojan”. Precisamente ayer se realizó una nueva limpieza del predio, pero nadie sabe cuánto durará.

La basura retorna más rápido que los camiones que vuelven a hacer de ese terreno un lugar al menos respirable. “Limpiamos el jueves, viernes, sábado y nuevamente hoy (por ayer)”, reconoció Carlos “Alito” Assán, secretario de Saneamiento y Mejoramiento de los Espacios Públicos, la secretaría creada por el Ejecutivo a mediados del años pasado. “Estamos trabajando en conjunto con la Dirección de Arquitectura y Urbanismo (DAU) y la máquinas de Vialidad. Hoy (por ayer) recibimos una visita del vicegobernador (Regino Amado) y le sugería que deberíamos vallar el predio durante el tiempo que dure la obra para hacer el paseo y él aceptó”, informó el legislador en uso de licencia.

Pero según el vicedirector de la DAU, Fernando Bernardo, un vallado no será suficiente para repeler a los carros que arrojan basura. “Se van a robar hasta los paneles que pongamos. Lo que tiene que haber es una consigna policial permanente, porque ni siquiera nuestros empleados pueden trabajar tranquilos”, advirtió. Según el segundo de la DAU, a cargo de la dirección por estos días, a partir de ayer se iban a disponer dos policías para custodiar la manzana durante las 24 horas del día. Y si bien todavía falta para comenzar la jerarquización del espacio, los trabajos preliminares ya están en marcha, informó.

Temas Regino Amado
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