01 Febrero 2015
LLEGAR Y SENTIRSE COMO EN EL HOGAR. Cada vez más gente se anima a hospedarse en casas inscriptas en programas de intercambio. vidaen1segun2.blogspot.com
¿Le prestarías tu casa a un desconocido? Quizás la primera reacción sea pensar que no, pero después que leas esto todo podría cambiar. Hay decenas de webs que ofrecen intercambiar casas en todo el mundo. Una herramienta para viajeros a los que les gusta armar el viaje a medida y conocer cada ciudad como si fueran locales.
Isabel y Narciso Kestelman son un matrimonio de tucumanos que se inscribió hace unos años en la web www.intercambiodecasas.com. Por una membresía de 120 dólares anuales pueden acceder a la base de datos, mirar las ofertas y contactarse con sus dueños. “La primera experiencia fue con un viaje a Nueva York. Nosotros habíamos ofrecido un departamento que tenemos en Buenos Aires para intercambiar”, cuenta Isabel, de 63 años.
Lo que más le sorprendió al llegar es que su dueño los recibió, les indicó cómo se usaban y dónde estaban las cosas y les entregó la llave. En su placard dejó la ropa y en la heladera lo que estaba consumiendo. “También dejó una carpetita con lugares para conocer, dónde ir a hacer las compras y qué teléfono usar”, cuenta Isabel. La confianza y el respeto son las premisas que garantizan la continuidad de este mecanismo. Sin eso, imposible. “A los argentinos nos cuesta más porque somos desconfiados, pero en muchos países esto es muy normal”, reconoce Isabel.
El segundo viaje fue a París. Pararon en el distrito 16 en el departamento de una mujer que se dedicaba a redactar los subtitulados de las películas. “Me acuerdo que había dejado su computadora en la que estaba trabajando en los subtítulos de la película Julie & Julia”, cuenta Isabel. Mientras ellos estuvieron en París, la dueña se fue a su casa en Borgoña. Les dejó una parte del placard para que guardaran la ropa y hasta el pan del día.
“Siempre buscamos las ofertas de ‘segundas casas’, eso significa que el dueño tiene otro lugar donde vivir durante esos días y no necesita que el intercambio sea simultáneo”, comenta. En el primer caso, el neyorkino visitó primero Argentina y luego ellos fueron para Nueva York. “Luego también visitó el Norte y hasta se hospedó en nuestra casa”.
La experiencia le permite a Isabel trazar un perfil del usuario. Por lo general - explica- son jubilados, matrimonios adultos, profesionales de clase media, parejas gays y muchas personas solas. A todos les gusta viajar y esta forma resulta muy económica porque evitás pagar un hotel. “A veces no tenés pensado ir a un lugar, pero te llega a posibilidad de intercambio y comenzás a analizarlo”, reconoce Isabel que en estos días recibió un mail que le ofrece intercambiar Buenos Aires con Marruecos.
El usuario tiene la posibilidad de escribir en su perfil cuáles son sus gustos y preferencias. Por ejemplo si se puede fumar, llevar mascotas, etc. Como el intercambio es absoluto no es raro que los “inquilinos” deban regar las plantas o alimentar al gato.
Son tareas que pueden estar incluidas. En algunos casos también se puede disponer de la bicicleta o hasta del auto.
Hay para todos los gustos: desde gente que ofrece su yate hasta una casa ecológica en Tolouse, sin energía eléctrica ni servicios de telefonía o Wi Fi.
A veces no se concreta el intercambio, pero sí hay chances de viajar. “Queríamos ir a Londres, pero no conseguíamos nada. Finalmente, nos respondió una persona que tenía un departamento en Paddington y nos ofrecía alquilarlo a muy buen precio casi como un hostel”, relata. Los gestos y la solidaridad de los anfitriones no dejaban de sorprenderlos. “Se trataba de una mujer de origen indio que tenía un armario lleno de especias y que nos dijo que las usáramos para cocinar. Además nos dejó folletos turísticos con lugares dónde ir a pasear y los precios”, recuerda. Al momento de marcharse se recomienda dejarle un presente al dueño de casa.
Para Isabel y Narciso ésta es la mejor manera de viajar. Hay muchas páginas, pero en todas se comparte un código común: la confianza y las ganas infinitas de conocer otros destinos.
DATOS Y CONSEJOS PARA TENER EN CUENTA
Isabel y Narciso Kestelman son un matrimonio de tucumanos que se inscribió hace unos años en la web www.intercambiodecasas.com. Por una membresía de 120 dólares anuales pueden acceder a la base de datos, mirar las ofertas y contactarse con sus dueños. “La primera experiencia fue con un viaje a Nueva York. Nosotros habíamos ofrecido un departamento que tenemos en Buenos Aires para intercambiar”, cuenta Isabel, de 63 años.
Lo que más le sorprendió al llegar es que su dueño los recibió, les indicó cómo se usaban y dónde estaban las cosas y les entregó la llave. En su placard dejó la ropa y en la heladera lo que estaba consumiendo. “También dejó una carpetita con lugares para conocer, dónde ir a hacer las compras y qué teléfono usar”, cuenta Isabel. La confianza y el respeto son las premisas que garantizan la continuidad de este mecanismo. Sin eso, imposible. “A los argentinos nos cuesta más porque somos desconfiados, pero en muchos países esto es muy normal”, reconoce Isabel.
El segundo viaje fue a París. Pararon en el distrito 16 en el departamento de una mujer que se dedicaba a redactar los subtitulados de las películas. “Me acuerdo que había dejado su computadora en la que estaba trabajando en los subtítulos de la película Julie & Julia”, cuenta Isabel. Mientras ellos estuvieron en París, la dueña se fue a su casa en Borgoña. Les dejó una parte del placard para que guardaran la ropa y hasta el pan del día.
“Siempre buscamos las ofertas de ‘segundas casas’, eso significa que el dueño tiene otro lugar donde vivir durante esos días y no necesita que el intercambio sea simultáneo”, comenta. En el primer caso, el neyorkino visitó primero Argentina y luego ellos fueron para Nueva York. “Luego también visitó el Norte y hasta se hospedó en nuestra casa”.
La experiencia le permite a Isabel trazar un perfil del usuario. Por lo general - explica- son jubilados, matrimonios adultos, profesionales de clase media, parejas gays y muchas personas solas. A todos les gusta viajar y esta forma resulta muy económica porque evitás pagar un hotel. “A veces no tenés pensado ir a un lugar, pero te llega a posibilidad de intercambio y comenzás a analizarlo”, reconoce Isabel que en estos días recibió un mail que le ofrece intercambiar Buenos Aires con Marruecos.
El usuario tiene la posibilidad de escribir en su perfil cuáles son sus gustos y preferencias. Por ejemplo si se puede fumar, llevar mascotas, etc. Como el intercambio es absoluto no es raro que los “inquilinos” deban regar las plantas o alimentar al gato.
Son tareas que pueden estar incluidas. En algunos casos también se puede disponer de la bicicleta o hasta del auto.
Hay para todos los gustos: desde gente que ofrece su yate hasta una casa ecológica en Tolouse, sin energía eléctrica ni servicios de telefonía o Wi Fi.
A veces no se concreta el intercambio, pero sí hay chances de viajar. “Queríamos ir a Londres, pero no conseguíamos nada. Finalmente, nos respondió una persona que tenía un departamento en Paddington y nos ofrecía alquilarlo a muy buen precio casi como un hostel”, relata. Los gestos y la solidaridad de los anfitriones no dejaban de sorprenderlos. “Se trataba de una mujer de origen indio que tenía un armario lleno de especias y que nos dijo que las usáramos para cocinar. Además nos dejó folletos turísticos con lugares dónde ir a pasear y los precios”, recuerda. Al momento de marcharse se recomienda dejarle un presente al dueño de casa.
Para Isabel y Narciso ésta es la mejor manera de viajar. Hay muchas páginas, pero en todas se comparte un código común: la confianza y las ganas infinitas de conocer otros destinos.
DATOS Y CONSEJOS PARA TENER EN CUENTA
¿El intercambio tiene que ser simultáneo?
No. Hay webs que durante la búsqueda te ofrecen la opción para que digas si quieres que sea en el mismo momento o no. Todo dependerá de la necesidad del otro viajero.
¿Debe ser equivalente el intercambio?
No siempre. A veces las ganas de conocer un sitio pueden más y el viajero no se anda fijando si el departamento es tan amplio, luminoso y con balcón como el que está ofreciendo.
¿Hay un límite de tiempo para intercambiar?
No. Otra vez, todo dependerá de ambas partes. Pueden ser días, semanas o meses. Mientras dure el hospedado deberá cumplir con ciertas obligaciones: arreglar lo que se rompa durante su estadía, los gastos que le generen al dueño, mantener en orden y limpio el lugar, la ropa de cama, etc. Alimentar a las mascotas, regar las plantas.
¿Cómo preparar la casa?
Por lo general se aconseja dejar una carpeta con números útiles por cualquier emergencia y cómo se utiliza el teléfono. Lo ideal es recibir a los huéspedes para explicarles el funcionamiento de todo. También se los puede esperar con una rica comida preparada o algún detalle. Si es posible dejarles datos de interés turístico (qué visitar, cómo llegar) y domésticos (dónde hacer las compras, cómo se llaman los vecinos, etc).
La agenda en la web
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