Los trabajadores invisibles

09 Febrero 2015

Julio Bresso - Director ejecutivo de Bresso C&M

No estamos hablando de aquellos que realizan su trabajo en sus casas o los que tienen oficinas virtuales. Estamos hablando de los que trabajan en oficinas reales, negocios, restaurantes, hospitales, estudios, organizaciones públicas, medios de comunicación… en fin, gente que trabaja con gente.

Gente que lleva sobre sí, como todos, mochilas que tampoco se ven, pero que están llenas de sentimientos, frustraciones, sueños, esperanzas, enojos, expectativas. Sus mochilas no se ven, pero ellos son de carne y hueso, están a nuestro lado; pero pareciera que no existen, están en organizaciones repletas de empleados fantasmas.

En las distintas entrevistas laborales, actividades de formación o sesiones de coaching que hacemos con nuestro equipo de trabajo, nos encontramos constantemente con este requerimiento por parte de la gente en cuanto a la terrible sensación de sentirse ignorados, especialmente por sus jefes. Paradójicamente, esto le pasa también a muchos jefes con sus gerentes, y a estos con sus directores…

La invisibilidad pareciera haberse instalado en varias empresas y muchos ejecutivos en sus distintos roles, no toman conciencia del daño que le hacen a la persona y a la propia organización no prestándole atención a este problema.

Hay jefes que no saben los datos básicos de sus empleados cercanos, como edad, hijos, estudios…

Y no se trata de invadir al otro, es sólo una cuestión de reconocimiento real del otro como tal, de alguien al que seguro le pasan cosas.

Si usted es jefe y quiere lograr cambios positivos de actitud y productividad, sin hacer inversión económica, le sugiero que haga estas simples cosas:

•Salude cuando llega, se va o pasa por los escritorios.

•Conozca datos mínimos indispensables de sus empleados directamente a cargo (edad, hijos, preferencias deportivas, musicales, entre otros.)

•Sorpréndalos con comentarios positivos vinculados con lo que a ellos como personas les gusta.

•Celebre (lo que sea) con su gente. El trabajo es muchas veces estresante, un breve recreo es reconfortante.

•Acorte distancias, esté más cerca de su gente, en todo sentido.

•Apoye el éxito de un examen, un buen trabajo concluido, un premio recibido. En las empresas todo se sabe…

•Cuando hable con su gente mírelos a los ojos.

•Finalmente, conviértase en una persona confiable.

Ser una excelente empresa no lo define una visión (el papel todo lo soporta), lo define un grupo de acciones.

Le doy mi palabra que llevando adelante estos tips, su empresa o su grupo de trabajo, al menos, cambiará para bien. Y el buen ejemplo también se esparce en las organizaciones.

Así de simple.

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