Por LA GACETA
24 Febrero 2015
El pasado 13 de febrero llegó a nuestra redacción, a través de Whatsapp, un inquietante video. Registraba a un individuo que, sin mediar palabra, atacaba a golpes al médico que estaba revisando una radiografía en el Hospital Centro de Salud. El incidente tuvo rápida repercusión en los medios, y dejó al descubierto una situación que hasta hace poco tiempo resultaba inimaginable.Nos referimos a la inseguridad que rodea, con mucha frecuencia, a los profesionales de la salud en nuestra provincia. Día a día, nuestra redacción recibe denuncias más que reveladoras en este orden de cosas.
A comienzos de año, dimos a conocer dos robos que se produjeron en los Centros de Atención Primaria de Salud (CAPS) de Villa Fiad y San Andrés. En el primero, un individuo llegó al local argumentando que sentía un malestar. Durante el mínimo descuido de la enfermera, extrajo un arma y con esa amenaza sustrajo las pertenencias de la referida empleada y de su marido, que allí se encontraba. En el segundo caso, el asaltante ingresó al CAPS de San Andrés y, a punta de pistola, se alzó con las pertenencias de la gente que aguardaba turno y también con las de los empleados administrativos.
Al iniciarse el mes en curso, nuestro diario informó sobre dos ataques con pedradas que sufrieron ambulancias del SIPROSA cuando intentaban atender un herido por arma blanca, en un caso, y cuando llevaban un paciente a bordo, en el otro. Los CAPS son, asimismo, blanco de hechos vandálicos. El pasado miércoles, un lector envió a esta redacción la foto que documenta los daños causados por anónimos vándalos en las instalaciones el CAPS Canal Norte, ubicado en Francisco de Aguirre y Siria.
Las referencias que hemos enumerado, resultan indicadoras del inaceptable cuadro que, en la temática clave de la seguridad, rodea a quienes atienden la salud pública. Uno de los gremios que los nuclea, el Sindicato de Trabajadores Autoconvocados de la Salud (Sitas), reclama hace un año, a las autoridades, una mayor presencia policial en los CAPS y hospitales, a fin de que se elimine el riesgo de robos y de agresiones.
Como respuesta oficial, el ministro de Salud aseguró que “se tomarán más medidas de control en los hospitales. Que no se enojen, que no cualquiera puede entrar a un hospital. Habrá que explicar a qué se va y dejar su documento”. Luego se explicó que cada nosocomio definirá su estrategia al respecto, considerando que la situación difiere en cada uno de ellos.
Sea como fuere, es lógico esperar, de parte de las autoridades responsables, medidas rigurosas tendientes a operar un cambio drástico en el cuadro de la referencia. Casi no es necesario recordar que la atención de la salud es algo demasiado trascendente como para estar sometido a esta índole de problemas.
En otro orden, a propósito de los CAPS, es necesario que el Estado solucione también el problema de la falta de insumos que con frecuencia los afecta. En el de Villa Fiad –el mismo que fue asaltado en enero- se ha reclamado por la carencia que tienen en ese orden. También el de Las Cejas fue blanco de críticas de los habitantes de ese punto, quienes afirman que deben comprar los insumos para poder ser atendidos.
A comienzos de año, dimos a conocer dos robos que se produjeron en los Centros de Atención Primaria de Salud (CAPS) de Villa Fiad y San Andrés. En el primero, un individuo llegó al local argumentando que sentía un malestar. Durante el mínimo descuido de la enfermera, extrajo un arma y con esa amenaza sustrajo las pertenencias de la referida empleada y de su marido, que allí se encontraba. En el segundo caso, el asaltante ingresó al CAPS de San Andrés y, a punta de pistola, se alzó con las pertenencias de la gente que aguardaba turno y también con las de los empleados administrativos.
Al iniciarse el mes en curso, nuestro diario informó sobre dos ataques con pedradas que sufrieron ambulancias del SIPROSA cuando intentaban atender un herido por arma blanca, en un caso, y cuando llevaban un paciente a bordo, en el otro. Los CAPS son, asimismo, blanco de hechos vandálicos. El pasado miércoles, un lector envió a esta redacción la foto que documenta los daños causados por anónimos vándalos en las instalaciones el CAPS Canal Norte, ubicado en Francisco de Aguirre y Siria.
Las referencias que hemos enumerado, resultan indicadoras del inaceptable cuadro que, en la temática clave de la seguridad, rodea a quienes atienden la salud pública. Uno de los gremios que los nuclea, el Sindicato de Trabajadores Autoconvocados de la Salud (Sitas), reclama hace un año, a las autoridades, una mayor presencia policial en los CAPS y hospitales, a fin de que se elimine el riesgo de robos y de agresiones.
Como respuesta oficial, el ministro de Salud aseguró que “se tomarán más medidas de control en los hospitales. Que no se enojen, que no cualquiera puede entrar a un hospital. Habrá que explicar a qué se va y dejar su documento”. Luego se explicó que cada nosocomio definirá su estrategia al respecto, considerando que la situación difiere en cada uno de ellos.
Sea como fuere, es lógico esperar, de parte de las autoridades responsables, medidas rigurosas tendientes a operar un cambio drástico en el cuadro de la referencia. Casi no es necesario recordar que la atención de la salud es algo demasiado trascendente como para estar sometido a esta índole de problemas.
En otro orden, a propósito de los CAPS, es necesario que el Estado solucione también el problema de la falta de insumos que con frecuencia los afecta. En el de Villa Fiad –el mismo que fue asaltado en enero- se ha reclamado por la carencia que tienen en ese orden. También el de Las Cejas fue blanco de críticas de los habitantes de ese punto, quienes afirman que deben comprar los insumos para poder ser atendidos.
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