“No hay lenguas puras”

El destacado filólogo, y hasta hace poco director de la Real Academia Española (RAE), sostiene que los académicos son jueces y no maestros. Cree que el libro no desaparecerá y que el uso de celulares no atenta contra la sintaxis. “La lengua española es extraordinariamente rica debido a la variación que se manifiesta en todos sus territorios y en sus diferentes registros de uso”, afirma

RECONOCIMIENTO. En 2006, José Manuel Blecua ingresó en la Real Academia Española de la Lengua, donde ocuparía el sillón “h”. informador.com.mx RECONOCIMIENTO. En 2006, José Manuel Blecua ingresó en la Real Academia Española de la Lengua, donde ocuparía el sillón “h”. informador.com.mx
15 Marzo 2015

Por Asher Benatar - Para LA GACETA - Buenos Aires

- ¿Qué opina de la creciente participación del idioma español en los Estados Unidos?

- Creo que es un fenómeno extraordinariamente interesante. Tuve la fortuna de poder asistir al congreso que celebró la Academia de la Lengua Española de EEUU en la Biblioteca del Congreso y viví los primeros datos del análisis del censo del año 2010. Estos procesos de crecimiento de la lengua española en los Estados Unidos van a tener una importancia decisiva en los aspectos sociolingüísticos del idioma y, también, en la vida política futura.

-Si se llegó con tanta prisa a elegir un presidente negro, bien podría ocurrir lo mismo con un hispano. ¿No cree?

-A ese tipo de procesos me refería en la respuesta anterior.

-Aparte de sus frases sobre el esplendor y a pureza, cuáles son las funciones de la RAE. ¿Qué entraba dentro de su competencia hasta hace poco tiempo?

-Se trata de dos tópicos mal entendidos y reiterados hasta la saciedad. No hay lenguas puras, ni mucho menos. El “esplendor” parece proceder de la lengua poética del Barroco. Y está presente en el primer lema. Yo traté de ambos problemas en mi discurso de ingreso en la RAE.

-¿La RAE decide con fuerza de ley o sugiere?

-Desde 1726 quedó muy claro que los académicos son jueces y no maestros; analizan los problemas, examinan las pruebas, hoy en día estudian la bibliografía, consultan a los organismos competentes y suelen decidir con gran prudencia científica.

-¿La RAE ha entrado en controversia alguna vez sobre sus decisiones?

-Como todos los organismos la controversia ha sido frecuente y también ha sido frecuente el cambio de criterio. Piénsese en los numerosos cambios a través de su historia de la normas ortográficas, por ejemplo.

-¿Se han acostumbrado a las críticas sobre tal o cual inclusión? Porque algunas objeciones son bastante duras.

-A todo se acostumbra uno. Si las críticas son razonables se debe cambiar la visión del problema y si no lo son, se debe explicar el razonamiento con todo cuidado y procurando que los argumentos sean claros y convincentes.

-¿Le molesta cuando los escritores no aceptan algunas de las decisiones de la RAE?

-No, en modo alguno. Pienso en Juan Ramón Jiménez, por ejemplo.

-¿Qué requisitos tiene que cumplir una palabra para ser aceptada por la RAE?

-Fundamentalmente deben cumplir los criterios de vigencia y de difusión. Hoy, la existencia de bases de datos extraordinariamente complejas permite estudiar con todo cuidado la aparición de nuevas unidades léxicas o su desaparición. Basta pensar que las bases de datos actuales contienen más de 500 millones de palabras distribuidas en el espacio y en el tiempo de la lengua española. A través de ASALE se consulta a todas las Academias cada caso concreto.

-¿Piensa que la lengua castellana está enriqueciéndose en la teoría pero empobreciéndose en su uso? Porque cada vez se usan menos palabras en las conversaciones.

-Es bastante difícil asegurar que hoy se utilizan menos palabras en las conversaciones diarias de más de 400 millones de hablantes, no conozco ningún trabajo. La lengua española es extraordinariamente rica debido a la variación que se manifiesta en todos sus territorios y en sus diferentes registros de uso.

-¿El masculino comprende a toda la raza humana? “El destino del hombre…” por ejemplo. Las feministas no se sienten felices por ello.

-El problema lingüístico es históricamente muy complejo y nada fácil de explicar. El indoeuropeo parece que distinguió entre género animado e inanimado, no entre masculino y femenino. Hay muchísimas lenguas en el mundo cuyo valor genérico está encomendado al femenino y no al masculino. Esta es una crítica nueva, procedente del mundo del inglés y que se ha extendido entre unos segmentos de la sociedad que piensan que en este punto las lenguas naturales deben ser modificadas y corregidas para que se pueda construir una sociedad más justa.

-Según usted, ¿es escáner o scanner en bastardilla? En el primer caso, significaría incorporarlo al idioma castellano. ¿Está de acuerdo?

-Se trata de un préstamo que lleva años en la lengua española, adoptado de acuerdo con la estructura fónica de la lengua, como sus términos emparentados escanear, escaneo, escaneado. Ya en la edición electrónica del Diccionario 22ª edición figuraba como artículo enmendado, pero admitido como forma normal en el idioma.

-La juventud utiliza cada día menos vocablos, y para peor, los utiliza mal. El fantasma de Tarzán ¿no se cierne sobre el lenguaje? ¿Cómo se soluciona eso? Porque un buen día esa pobreza será asumida por los escritores, que también van a lucir pobres en su lenguaje.

-No conozco esos estudios sobre el uso de los vocablos en la juventud. Sí que sé que la única solución es una enseñanza competente y dedicada en los primeros años de la formación de los alumnos que cree en los hablantes el amor por el uso apropiado de su idioma.

-¿Qué opinión le merecen los autores barrocos o, mejor dicho, qué opina sobre el barroquismo literario en castellano? Lezama Lima, por ejemplo.

-Son realidades de búsquedas y de indagaciones en la lengua literaria, como lo fue el estilo de Mena, de Góngora y como lo es el de Lezama Lima. Son todas búsquedas legítimas de los creadores que se han sucedido hace siglos en la dimensión literaria de la lengua.

-¿Cuántas palabras puede calcularse que, aproximadamente tiene el idioma español?

-Es imposible realizar este cómputo y, además, saberlo no serviría para nada. El Diccionario en su edición actual tiene 93.111 lemas, pero muchos de ellos poseen varias acepciones. Además, como advierte su prólogo, las reglas de la morfología léxica construyen continuamente nuevas voces (como ha ocurrido con palabras nuevas como escanear y escaneo, por ejemplo). Palabras nuevas que son perfectamente entendidas por los hablantes.

-Desde chico me enseñaron que mi lengua era la castellana. Desde hace unos años se tiende a decir español. Existiendo en la península ibérica la lengua catalana, la gallega, la vasca, ¿no es equivocar, denominarla española, no es una ausencia de rigor?

-No tiene nada que ver con el rigor porque no es el mismo valor de la palabra “español”. Este es un problema antiguo, que tiene preferencias personales, regionales y sociales. Hace muchos años, precisamente en la Argentina, el profesor Amado Alonso dedicó páginas luminosas a esta cuestión, y después el profesor Mondéjar ha escrito un grueso libro sobre estos usos idiomáticos.

-Nuestro idioma es hablado por 500 millones de personas que día a día van agregando modismos. ¿La RAE cuida de que con tantos “autores” el idioma no se desmadre?

-No sé si somos 500 millones todavía, aunque somos muchos. La creatividad es constante en todos los aspectos de la lengua, y por lo tanto en los modismos. La RAE no dispone de mecanismos capaces de controlar la creatividad, que es propia de todas las lenguas.

-¿En ese caso, el DRAE vendría a ser el cuerpo de leyes?

-El Diccionario solo es un registro de algunas de las unidades léxicas de la lengua que se encuentran documentadas en el uso del idioma.

-En los llamados “foros” de lectores se advierte pobreza en la utilización de las palabras y una pauperización en el uso de los signos de puntuación. Todo eso descorazona. ¿Se llega entonces a la conclusión de que pocos saben escribir correctamente lo elemental?

-No lo sé, no conozco los “foros” de lectores. Vuelvo a señalar la importancia de la enseñanza reglada en la formación de los ciudadanos.

-Cortázar, en su célebre Rayuela, utiliza el glíglico. ¿Puede asimilarse a las jitanjáforas?

-Se trata de dos problemas completamente diferentes desde el punto de vista lingüístico. Alfonso Reyes ya señaló el origen de las jitanjáforas, mientras que el uso del glíglico en Cortázar se debe a la explotación de los recursos lingüísticos de organización de la lengua, fundamentalmente de la organización de la sílaba en la organización de la palabra y de los procedimientos de la analogía gramatical.

-¿Desaparece el libro impreso?

-No, como tampoco han desaparecido los manuscritos desde la invención de la imprenta.

-En la televisión, además de un lenguaje día a día más soez, se lo utiliza mal. ¿No debería haber una junta que reparta premios y castigos (monetarios, que son los que más duelen) para ir encarrilando las cosas?

-Se trata de saber quién le pone el cascabel al gato.

-En el caso de diferencias irreconciliables entre la RAE y las 21 academias que existen, ¿hay un voto “privilegiado” de la RAE?

-No, de ninguna manera. Las reuniones de Asale son muy interesantes por la libertad y la autonomía con que cada Academia expone sus opiniones. Normalmente el clima es de total respeto y cordialidad. Y no hay votos “privilegiados”, lo que existe es una exposición científica de los problemas y se discute la forma más apropiada de enfocarlos.

-Los periódicos, sobre todo en su versión on line (aquí tenemos un caso del que hablábamos) incurren en equivocaciones gravísimas. ¿No está justificando eso la presencia de un corrector de estilo para ese formato? Yo leo cosas que me indignan.

-A finales de los años 90 existían más de 1.000 periódicos en español en versión digital, ahora no sé cuántos habrá. Supongo que su organización editorial depende de las empresas propietarias en los diferentes países. Estas empresas son las que tendrían que preocuparse por estos problemas y por sus posibles soluciones. Las quejas de los lectores sí que pueden provocar los cambios en la estructura editorial.

-¿Cuál es la diferencia entre la filología y la lingüística?

-Es una diferencia básicamente histórica y también de objetivos. La filología es una ciencia antiquísima de interpretación de los textos desde todos los puntos de vista. Basta pensar en la filología clásica y en modelos como la filología alejandrina o la de los humanistas de la época renacentista. La lingüística es muy moderna, nace en el siglo XIX y se ocupa básicamente de los problemas teóricos del análisis de las lenguas. La lingüística ha sido muy importante en las últimas décadas como ciencia piloto en las investigaciones de las Humanidades. De hecho, hoy se confunden ambas disciplinas.

-¿Cree que un escritor debe estar al día con lo que se publica?

-Me parece fundamental, aunque es muy difícil estar al día de todo lo que se publica.

-¿Cree posible que el uso de los celulares empobrezca la sintaxis y el patrimonio lingüístico del idioma?

-En nada; lo mismo se decía de la sintaxis de los telegramas. Las gentes siguen hablando como siempre.

-Los ingleses niegan raíces románicas en su idioma. Sin embargo yo advierto numerosísimas palabras que sí la tienen. ¿Qué opina?

-No es una opinión, es una realidad archiconocida. Hay ingleses que niegan las raíces románicas y hay otros, mucho más cultos, que estudian este tipo de palabras.

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(C) LA GACETA

PERFIL

José Manuel Blecua nació en Zaragoza, en 1939. Ingresó en la Real Academia Española (RAE) en 2006 y fue su director entre diciembre de 2010 y diciembre de 2014.  Es autor de Atlas de la literatura española, Qué es hablar y Lingüística y significación, entre otros libros. 

Asher Benatar - Ensayista, novelista, dramaturgo y fotógrafo.

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