17 Marzo 2015
Sólo se escuchaban susurros, emitidos por los feligreses que se habían reunido para orar en la Iglesia, cuando fueron testigos de un espectáculo impensado en un templo. Dos hombres, que aparentemente perseguían a un ladrón, irrumpieron en la Parroquia y le propinaron una paliza frente al altar, mientras volaban billetes por los aires.
El hecho, digno de una escena teatral, ocurrió el sábado dentro de la Parroquia Nuestra Señora de las Gracias, situada en el barrio Jardín. “Estábamos en la hora santa (momento en que los católicos conmemoran la muerte de Jesús y rezan en su memoria, a las 15) cuando entró un muchacho alto”, contó una fuente que pertenece a esa Iglesia.
Primero el joven -la fuente estimó que tendría unos 25 o 26 años- intentó entrar a la Sacristía. Inmediatamente después dio media vuelta y se ubicó detrás del altar, donde se puso de rodillas. “Todos creíamos que estaba rezando. Hacía como que se acomodaba algo debajo de la remera”, agregó la fuente.
Según ese relato, tres o cuatro minutos después ingresaron dos personas más al templo. “Entró un hombre bien vestido con otro que parecía un patovica. Cuando el muchacho salió de atrás del altar, lo agarraron en medio de los bancos”, indicó esta persona.
Allí comenzó la golpiza. “¿Dónde está el dinero?”, le preguntaba a los gritos y reiteradas veces el hombre que entró al último y que parecía ser la víctima de un robo. El joven, por su parte, suplicaba: “no me peguen, soy pobre, tengo mujer, tengo hijos”.
Mientras los dos hombres golpeaban al joven, comenzó a caer una lluvia de billetes que provenían de abajo de su remera. “Se hizo un desparramo de dinero y todos quedamos shockeados”, siguió contando la fuente.
El sacerdote de la Iglesia, Domingo Atonur, pidió que se llame al 911. “Lo sacaron afuera y le siguieron pegando”, recordó la fuente. Poco después llegaron los policías y se llevaron al joven agredido. También subieron al patrullero los otros dos hombres.
Esa noche, durante la misa, el cura hizo un acto de desagravio por lo ocurrido. El sacerdote se mostró arrepentido por no haber reaccionado a tiempo e impedido que golpearan al presunto delincuente.
Indefensos
Al día siguiente, pudo haberse repetido la escena. Mientras celebraban la misa del domingo, una persona se acercó al sacerdote para avisarle que dos hombres armados habían saltado las rejas que cierran el jardín delantero del templo. El padre Atonur ordenó que volvieran a llamar al 911 y los intrusos huyeron al ver a los policías.
Todo indica que los delincuentes están al acecho en la zona donde se encuentra la Parroquia (avenida Belgrano y Azcuénaga). La preocupación y el miedo de los feligreses llegaron a los oídos del sacerdote. A partir de los robos que sufren cuando salen de la Iglesia, le solicitaron al cura que modifique el horario de las misas. Por esa razón, cuando hayan pasado las Pascuas, las misas pasarán de celebrarse a las 20.30 a las 19.30.
Hace dos años, el mismo sacerdote fue víctima de un robo cuando ladrones forzaron las rejas de su casa y le robaron una computadora. Anteriormente, ya le habían violentado la caja fuerte, llevándose 4.000 euros que estaban destinados a reformas edilicias.
El hecho, digno de una escena teatral, ocurrió el sábado dentro de la Parroquia Nuestra Señora de las Gracias, situada en el barrio Jardín. “Estábamos en la hora santa (momento en que los católicos conmemoran la muerte de Jesús y rezan en su memoria, a las 15) cuando entró un muchacho alto”, contó una fuente que pertenece a esa Iglesia.
Primero el joven -la fuente estimó que tendría unos 25 o 26 años- intentó entrar a la Sacristía. Inmediatamente después dio media vuelta y se ubicó detrás del altar, donde se puso de rodillas. “Todos creíamos que estaba rezando. Hacía como que se acomodaba algo debajo de la remera”, agregó la fuente.
Según ese relato, tres o cuatro minutos después ingresaron dos personas más al templo. “Entró un hombre bien vestido con otro que parecía un patovica. Cuando el muchacho salió de atrás del altar, lo agarraron en medio de los bancos”, indicó esta persona.
Allí comenzó la golpiza. “¿Dónde está el dinero?”, le preguntaba a los gritos y reiteradas veces el hombre que entró al último y que parecía ser la víctima de un robo. El joven, por su parte, suplicaba: “no me peguen, soy pobre, tengo mujer, tengo hijos”.
Mientras los dos hombres golpeaban al joven, comenzó a caer una lluvia de billetes que provenían de abajo de su remera. “Se hizo un desparramo de dinero y todos quedamos shockeados”, siguió contando la fuente.
El sacerdote de la Iglesia, Domingo Atonur, pidió que se llame al 911. “Lo sacaron afuera y le siguieron pegando”, recordó la fuente. Poco después llegaron los policías y se llevaron al joven agredido. También subieron al patrullero los otros dos hombres.
Esa noche, durante la misa, el cura hizo un acto de desagravio por lo ocurrido. El sacerdote se mostró arrepentido por no haber reaccionado a tiempo e impedido que golpearan al presunto delincuente.
Indefensos
Al día siguiente, pudo haberse repetido la escena. Mientras celebraban la misa del domingo, una persona se acercó al sacerdote para avisarle que dos hombres armados habían saltado las rejas que cierran el jardín delantero del templo. El padre Atonur ordenó que volvieran a llamar al 911 y los intrusos huyeron al ver a los policías.
Todo indica que los delincuentes están al acecho en la zona donde se encuentra la Parroquia (avenida Belgrano y Azcuénaga). La preocupación y el miedo de los feligreses llegaron a los oídos del sacerdote. A partir de los robos que sufren cuando salen de la Iglesia, le solicitaron al cura que modifique el horario de las misas. Por esa razón, cuando hayan pasado las Pascuas, las misas pasarán de celebrarse a las 20.30 a las 19.30.
Hace dos años, el mismo sacerdote fue víctima de un robo cuando ladrones forzaron las rejas de su casa y le robaron una computadora. Anteriormente, ya le habían violentado la caja fuerte, llevándose 4.000 euros que estaban destinados a reformas edilicias.
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Barrio Jardín