Desde que se cortó el puente, Lules vive partido en dos

Quienes viven al norte del puente hacen un viaje de dos horas para llegar al centro de Lules.

PELIGRO. Con ayuda de la Municipalidad y de los vecinos se armó una escalera para subir y bajar del puente ferroviario, que también colapsó. la gaceta / fotos de antonio ferroni PELIGRO. Con ayuda de la Municipalidad y de los vecinos se armó una escalera para subir y bajar del puente ferroviario, que también colapsó. la gaceta / fotos de antonio ferroni
25 Marzo 2015
Son apenas 20 metros, pero se han convertido en la distancia más larga que hayan visto los pobladores de Lules. Son 20 metros que, para sortearlos, se necesitan al menos dos horas en ómnibus, 40 minutos en auto, o tomar riesgos extremos como atravesar el puente ferroviario o meterse al río con el agua hasta la cintura. Desde el día en que la crecida arrasó con el puente construido sobre el río, en la ruta 301, Lules ha quedado dividido en dos.

Los más complicados son los vecinos de las Colonias 2, 3 y los de Ingenio Lules, en el sector norte de este abismo que se ha abierto el 11 de marzo. Para hacer compras de comida, llevar los chicos a la escuela o ir a trabajar al centro de Lules deben emprender una odisea obligada, que rompe la rutina, agota el tiempo y quebranta la paciencia. Algunos de ellos, incluso, optan por salir a la mañana temprano y volver a su casa a la noche.

Si bien la Municipalidad de Lules ha puesto a disposición ómnibus en horarios fijos (a las 6, a las 12 y a las 17) para ir al distrito principal, algunos de ellos se ven obligados a gastar $40 en colectivos de línea para trasladarse desde el sector norte del puente hasta San Pablo, luego a la Terminal de Ómnibus y desde ahí hasta el centro de Lules. Ese trámite puede llevar hasta dos horas, porque no todos se animan a atravesar el río con el agua hasta la cintura o cruzar el también colapsado puente ferroviario. En auto, el viaje se puede acortar hasta 40 minutos, con poco tránsito: desde la ruta 301 toman la avenida Independencia, luego Jujuy, la ruta 38 y luego la 321 para llegar al centro de la ciudad. Los luleños piden una sola cosa: que habiliten un paso provisorio por el río, al menos para motos y bicicletas, pero las soluciones no aparecen.

El fin de semana largo trajo el terror y el llanto. A la madrugada del lunes, un motociclista cayó al río tras intentar cruzar el puente y falleció a los pocos minutos. Nadie comprende qué sucedió, ni por qué el joven accedió al puente. Algunos vecinos aseguran que en ese momento no había guardia policial y que apenas había una cinta que advertía el peligro. Ayer, en la recorrida que hizo LA GACETA, había dos policías apostados uno en cada extremo del puente, además de conos de seguridad y montículos de ripio que impedían el paso.

EVACUADOS
Evacuados en el complejo Malvinas Argentinas, esperan su traslado a Manantial Sur

El mediodía olía a tallarines con carne en el complejo Malvinas Argentinas. Allí, las 48 familias que vivían en el barrio 2 de Abril, a orillas del río Lules, se las arreglan para cocinar y vivir de prestado hasta que se concrete la promesa oficial: como es un peligro que vuelvan a sus casas, porque quedaron al borde del barranco, el Gobierno le dijo que serán trasladados a El Manantial Sur, donde fueron reubicados en casas los principales asentamientos de la capital. Los sentimientos al respecto van desde el entusiasmo a la preocupación. Gustavo Rocha (en la foto con uno de sus cuatro hijos en brazos), resumió el pensamiento de los vecinos: “por un lado queremos el traslado, porque es una casa propia y porque no tenemos dónde ir. Pero por otro lado nos preocupa la inseguridad en ese barrio”, explicó. Los evacuados del 2 de Abril fueron los que acudieron inmediatamente a socorrer al motociclista que el lunes a la madrugada se cayó del puente y perdió la vida. Es un trago amargo que todavía no pueden superar.

MIEDO A CRUZAR
Con el puente, llegar a la escuela de la hija le toma 10 minutos; sin el puente, dos horas

Mónica Acevedo hizo dos intentos para hacer los caminos cortos hacia el centro de Lules. Primero lo hizo por el río, con el agua hasta arriba de la cintura. Después probó cruzar por el paso que armaron los vecinos en el puente ferroviario. “No lo hago más. Me da muchísimo miedo. Además el agua arrastra cosas, piedras, fierros...”, contó. Desde que cayó el puente, Mónica acompaña todos los días a su hija de 14 años a la Escuela Técnica de Lules, que está del otro lado del puente. El horario de entrada es a las 14 y, hasta antes del derrumbe, la demora para llegar era de 10 minutos en ómnibus. Ahora llegar le insume al menos dos horas. “A veces agarramos el colectivo que ha puesto la Municipalidad, pero otras pago el que va hasta la Terminal y desde ahí viene al centro de Lules. Es mucho viaje, no me quedo tranquila si la dejo ir sola”, confesó la mamá. Esta semana van a cambiar de planes: el padre de la nena la hará cruzar el puente ferroviario y se instalará hasta el viernes en la casa de sus abuelos.

ESCUELA "PRESTADA"
Algunos chicos de la escuela media de Lules están tomando clases en la de San Pablo

Cuatro días estuvo sin poder ir a la escuela la hija de Amalia Peñaflor, la almacenera de Colonia 2. “Es que yo en el ómnibus no la iba a mandar, porque la distancia es mucha, tienen que salir a la autopista... me da mucho miedo el tránsito”, afirma la mamá. Pero a los pocos días de que se derrumbó el puente, apareció la solución: la escuela de San Pablo “adoptó” a los alumnos de la Escuela Media de Lules que no podrán llegar por un buen tiempo a tomar clases, por estar desconectados. “Al principio ella no quería, porque tenía que ir a una escuela nueva, con otros compañeros. Pero ahora está contenta. A mí eso me deja tranquila porque, en verdad, pienso que este año tendrá que terminar ahí. Acá no tenemos ni idea cuándo se va a solucionar esto”, confesó la mamá. Su trabajo también se ha visto complicado: para comprar mercadería tiene que hacer un viaje de dos horas en ómnibus, porque todos sus proveedores están en el centro de Lules.

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