05 Abril 2015
la gaceta / foto de hector peralta (archivo)
El aullido del viento empuja a la lluvia a convertirse en el percusionista de fondo de una charla distendida. Franco Quiroga es el actor de turno, hoy devenido en uno de los tantos empleados del mes que dispone el gerente Azconzábal en esa empresa llamada Atlético.
Nacido a la par del lateral derecho, Quiroga encontró en el mediocampo del “decano” un viejo estilo de vida cuyas raíces se remontan a su estadía en Santiago Wanderers, de Chile. No es un improvisado en la función de volante central que lo tiene asociado a Pablo Garnier. “Quizás hacía tiempo que no jugaba en ese sector (2010/11) pero conozco el puesto, más que nada; es una posición que me gusta”, explica el Quiroga que se ríe cuando se le consulta si él es el atrevido de la aduana albiceleste y Garnier el serio, el temerario.
“Ja, ja, no. No sé si decirlo así, pero creo yo soy el que quizás trata de acompañar un poco más a los muchachos de arriba. Igual eso no quiere decir que Pablo no pueda desprenderse y yo quedarme. La idea es mantener un equilibrio, si uno sube, el otro se queda”, dice, y continúa. “Tratamos de complementarnos. Que uno suba, en este caso yo, y que él haga la cobertura”. No vale esa de todos a la carga y dejar demasiados filtros a la suerte de Dios.
Y ante la idea de jugar un poco con las chicanas, LG Deportiva picanea un poquito a Quiroga y le regala el cumplido de que tira mejores centros que “Peca”. Pero el hombre, sabiendo igual que es una broma, no se la cree en absoluto. Atlético es un todo, no un puñado de piernas, y el neuquino busca reflejar esa idea base.
“Hay que saber entender que no solo somos los 11 que entramos a la cancha. Este es un plantel importante y siempre le va tocar jugar al que mejor esté o al que el técnico disponga”.
Buenos muchachos
Dicen, los grandes planteles que cosechan grandes resultados solo los consiguen si en el vestuario existe una real comunión entre sus integrantes. En el “decano” todo es paz, amor y, claro, pura risa cuando se puede, afirma un Quiroga que se tira atrás en la función de bromista. “Eso se lo dejamos al ‘pola’ Menéndez y al ‘Laucha’ (Lucchetti). Después, uno trata de ponerle buen humor al vestuario, más que nada para que la convivencia sea alegre”.
¿Qué se dice de Chacarita, el rival de hoy a las 19.15, en el Monumental? “Que es un equipo que viene haciendo las cosas bien, que tiene jugadores de jerarquía, en fin. Nosotros tenemos que pensar en nosotros y en repetir lo que hicimos contra Instituto, Dálmine, Brown de Madryn, partidos en el que hemos sabido controlar la pelota y crear situaciones. Necesitamos volver a eso”, entiende Quiroga lo que debería ser el espejo de rendimiento donde el equipo debe reflejarse de acá al final.
Y si de buenos muchachos se trata, a veces hasta los más santos tienen un poco de demonio. Los asados a pagar son todo un tema. “A mí todavía no me tocó, ja; hay algunas deudas antes, pero cuando me toque habrá que pagar. Por ahora sigamos calladitos sin levantar la perdiz, ja, ja, ja”.
Nacido a la par del lateral derecho, Quiroga encontró en el mediocampo del “decano” un viejo estilo de vida cuyas raíces se remontan a su estadía en Santiago Wanderers, de Chile. No es un improvisado en la función de volante central que lo tiene asociado a Pablo Garnier. “Quizás hacía tiempo que no jugaba en ese sector (2010/11) pero conozco el puesto, más que nada; es una posición que me gusta”, explica el Quiroga que se ríe cuando se le consulta si él es el atrevido de la aduana albiceleste y Garnier el serio, el temerario.
“Ja, ja, no. No sé si decirlo así, pero creo yo soy el que quizás trata de acompañar un poco más a los muchachos de arriba. Igual eso no quiere decir que Pablo no pueda desprenderse y yo quedarme. La idea es mantener un equilibrio, si uno sube, el otro se queda”, dice, y continúa. “Tratamos de complementarnos. Que uno suba, en este caso yo, y que él haga la cobertura”. No vale esa de todos a la carga y dejar demasiados filtros a la suerte de Dios.
Y ante la idea de jugar un poco con las chicanas, LG Deportiva picanea un poquito a Quiroga y le regala el cumplido de que tira mejores centros que “Peca”. Pero el hombre, sabiendo igual que es una broma, no se la cree en absoluto. Atlético es un todo, no un puñado de piernas, y el neuquino busca reflejar esa idea base.
“Hay que saber entender que no solo somos los 11 que entramos a la cancha. Este es un plantel importante y siempre le va tocar jugar al que mejor esté o al que el técnico disponga”.
Buenos muchachos
Dicen, los grandes planteles que cosechan grandes resultados solo los consiguen si en el vestuario existe una real comunión entre sus integrantes. En el “decano” todo es paz, amor y, claro, pura risa cuando se puede, afirma un Quiroga que se tira atrás en la función de bromista. “Eso se lo dejamos al ‘pola’ Menéndez y al ‘Laucha’ (Lucchetti). Después, uno trata de ponerle buen humor al vestuario, más que nada para que la convivencia sea alegre”.
¿Qué se dice de Chacarita, el rival de hoy a las 19.15, en el Monumental? “Que es un equipo que viene haciendo las cosas bien, que tiene jugadores de jerarquía, en fin. Nosotros tenemos que pensar en nosotros y en repetir lo que hicimos contra Instituto, Dálmine, Brown de Madryn, partidos en el que hemos sabido controlar la pelota y crear situaciones. Necesitamos volver a eso”, entiende Quiroga lo que debería ser el espejo de rendimiento donde el equipo debe reflejarse de acá al final.
Y si de buenos muchachos se trata, a veces hasta los más santos tienen un poco de demonio. Los asados a pagar son todo un tema. “A mí todavía no me tocó, ja; hay algunas deudas antes, pero cuando me toque habrá que pagar. Por ahora sigamos calladitos sin levantar la perdiz, ja, ja, ja”.